domingo, 25 de mayo de 2008
LA CORRUPCIÓN Y SUS CONSECUENCIAS (II)
martes, 13 de mayo de 2008
LA CORRUPCION Y SUS CONSECUENCIAS ( I )
En todo análisis es razonable partir de conceptos de carácter general, para luego incursionar en lo particular. Nuestro acercamiento a la corrupción será una excepción, a los efectos de que no la entendamos como un ejercicio de entretenimiento mediático, protagonizado por actores políticos que actuando tanto como acusadores o acusados, lo hacen bajo el acuerdo de la impunidad.
lunes, 5 de mayo de 2008
¿QUÉ SE ENTIENDE POR DEMOCRACIA?
Nótese que en éste concepto de democracia generalizadamente aceptado, no se mencionan aspectos esenciales tales como la igualdad de derechos; división de poderes y formas de elección, por ser instrumentales. Pero deben ser considerados para evaluar su funcionamiento. No basta con "proclamar" que vivimos en democracia; que somos iguales ante la ley; que fuimos elegidos por el voto, y que tenemos una equilibrada relación institucional producto de la división de poderes. Lo importante es que éstos requisitos tengan la categoría de "reales". Por lo tanto esta forma de vida exige una permanente auditoría de calidad, para que la democracia no sea convertida en una escenografía que pueda concluir en despotismo.
La inmensa mayoría de los gobernantes del mundo actual proclaman gobernar en el marco de la democracia. Incluso cuando el sistema político y social de un Estado hace irrisoria tal afirmación, el tiranuelo de turno expresa que su esfuerzo está volcado en transitar el camino hacia la democracia. Esta dualidad entre lo prometido y lo ejercitado se ve claramente hoy en la irrupción de China en el contexto mundial, donde los líderes de ese país deben flexibilizar prácticas políticas en sus intentos de inserción en el mundo, mientras occidente flexibiliza consideraciones ético-morales en sus deseos de hacer negocios.
Es evidente entonces que intentar comprender situaciones políticas a partir de principios absolutos llevará a discusiones irreconciliables, cuando no mesiánicas. Por ello nuestro análisis debe partir del hecho de que vivimos en un sistema de democrático, para determinar su nivel de imperfección. No es lo mismo el funcionamiento del gobierno democrático en Suecia, Holanda, España, Estados Unidos, Venezuela o Argentina.
En nuestro país es aceptado con distintos matices que el modelo de conducción tiene fuertes componentes autoritarios. Esta realidad se intenta disfrazarla inclusive en ámbitos intelectuales, señalando que somos un país presidencialista, con un poder convergente en la máxima autoridad del poder ejecutivo. Este concepto aparentemente inocente, y hasta anecdótico para algunos, ha llevado a una total distorsión de la estructura institucional, porque todos los actores políticos "representantes del pueblo" actúan en consecuencia, llegando a niveles de sometimiento y humillación ante el Ejecutivo.
Esto es consecuencia de la continuidad ininterrumpida de acciones encaradas por la clase política a partir del retorno de la democracia en 1983, tendientes a distorsionar la tan mentada voluntad popular. Ejemplos: reelecciones indefinidas; método electoral por ley de lemas; sistema anacrónico de votación que permite robo de boletas y desaparición de urnas; auspiciar las llamadas listas colectoras, en donde el oportunismo de los candidatos prevalece sobre los principios programáticos; no cumplimiento de la reformulación de la ley de coparticipación federal de impuestos establecida en la Constitución de 1994; modificaciones electorales que permiten mayorías legislativas oficialistas abrumadoras en detrimento de la oposición; que sea posible que un candidato elegido popularmente por un partido y para una función, alegremente pueda pasarse a otro partido o a otra función, etc. Estos son solo algunos casos, pero suficientes para demostrar que la voluntad popular interesa en cuanto no afecte privilegios y el manejo concentrado del poder.
Nuestra debilidad institucional llegó a tal extremo, que en el marco de un crecimiento económico ininterrumpido, reformulación de la deuda externa, superávit fiscal, saldo favorable de la balanza comercial, y reservas de u$s 50.000 millones en el Banco Central, se gobierna con una ley de emergencia económica, que permite obviar los mecanismos que hacen al equilibrio de poderes. Con un agregado no menor: la emergencia fué promovida por un gobierno que tiene mayoría absoluta legislativa, y la mayoría de las gobernaciones e intendencias.
Una observación final: éste cuadro crítico no es imputable al oficialismo de turno o a una agrupación política en particular. A tal situación no es posible llegar sin contar con el acuerdo de un amplio espectro de la clase dirigente, incluída la oposición. Por eso no fué casual la reacción de la sociedad en el 2001, resumida en el reclamo de "que se vayan todos", y que tuvo expresiones tragicómicas. En las elecciones de abril del 2003, un candidato apellidado Arcagni, se presentó con un afiche publicitario que afirmaba: no soy político.