miércoles, 28 de diciembre de 2016

JUEGO ELECTORAL PLAYERO

En el siglo XVIII, Jean-Jaques Rousseau expresaba: “El pueblo inglés solo es libre mientras dura la elección de los miembros del parlamento. En cuanto esos miembros son elegidos, el pueblo vuelve a convertirse en nada”. 270 años más tarde, la vida política evolucionó acorde al desarrollo industrial, tecnológico, y la aparición de las sociedades de masas. Pero las pugnas y ambiciones humanas para alcanzar y mantener escaños de poder, se mantuvieron inmutables.

Las elecciones legislativas nacionales del 2017 nos permitirá ese momento de libertad, pero con limitantes: un sistema electoral restrictivo y manipulable que facilita asombrosas continuidades dirigenciales, y alternativas partidarias atomizadas y oscilantes. Pero como la política y el sistema democrático son los instrumentos más adecuados para el progreso de las sociedades, proponemos un juego playero que además de colaborar con unas relajadas vacaciones,  cumpla un rol formativo para afrontar los próximos bombardeos de campaña. Consiste en acertar los nombres de quienes encabezarán las listas de las principales agrupaciones para alcanzar o renovar bancas legislativas en las Cámaras de diputados y senadores de la Nación. Como en todo juego, es necesario conocer previamente sus reglas.

Se priorizarán historias electorales de los candidatos, por sobre proclamas oportunistas tales como derecha, izquierda, peronista, radical o progresista. Los objetivos serán individuales y terrenales, con mutaciones de personalidad. El fenómeno se transparentó en las fórmulas presidenciales De la Rúa-Carlos Alvarez en 1999; Cristina Fernández-Julio Cobos y Roberto Lavagna-Gerardo Morales, ambas en el 2007. Las contradicciones se incrementan en las elecciones legislativas. Felipe Solá alcanzó sus diputaciones en listas encabezadas sucesivamente por Kirchner, De Narváez y Massa. El caso de la diputada Mónica López en el 2015 es inolvidable. Tras embanderarse con el Frente Renovador durante toda la campaña del 2015, y criticar duramente a la gestión Scioli por la inundación de la provincia de Buenos Aires, a días de la primera vuelta electoral anunció su apoyo a Scioli. Recientemente, el caudillo conservador puntano “el Alberto”, hermano “del Adolfo”, decidió militar en defensa de Milagro Sala. Las siglas partidarias como PJ, UCR, PRO, FR, FAP, GEN y otras, no son determinantes. Ni siquiera existe certeza que el FPV participe con esta sigla en la próxima elección. Otro factor a considerar son los llamados “heridos”, como se denominan a quienes quedan fuera de las negociaciones del armado de listas, que usualmente se realizan en quinchos familiares. Se deberá especular con sus eventuales traspasos curativos de último momento, justificados bajo el pomposo paraguas de haber acordado “denominadores comunes”, o sea, “conseguí ubicarme”.

Vayamos ahora a las piezas del juego. Se deberán completar dos colectivos. Uno de 127 plazas para diputados, y otro de 24 plazas para senadores. Por la sobreabundancia de candidatos en adquirir pasajes, el juego se dividirá en distritos. El más complejo está en la caja denominada Ciudad y provincia de Buenos Aires. En este caso, se deberá acertar los nombres de los primeros seis lugares para diputados, y los dos correspondientes a senadores.

Como base previa de análisis, se tomará en cuenta que en diputados terminan mandatos entre otros, Alfonsín, Argumedo, Barletta, Binner, Brizuela del Moral, Cabandié, Carrió, Carrizo Carla, Ciciliani, Conti, Costa Eduardo, Daer, De mendiguren, Di Tullio, Giustozzi, Heller, Kunkel, Laspina, Massa, Mendoza Sandra, Plaini, Recalde, Sánchez Fernando, Sola y Stolbizer. En el Senado, finalizan Abal Medina, Fellner Liliana, García Virginia, Linares, Menem, Negre de Alonso, Naidenoff y Rodríguez Saa Adolfo. Será fundamental considerar a quienes ansiosamente pretenden acceder desde el llano, como Kirchner Cristina, Scioli, Yoma Jorge, Fernández Alberto, Randazo, Lozano, Filmus y Artaza Nito.  

Cada jugador enviará sus predicciones en sobre cerrado a la Cámara Nacional Electoral, cinco días hábiles antes del cierre de listas o de pases, según se prefiera. Días más tarde se realizará apertura de sobres ante escribano público. El ganador encabezará una importante lista sábana en la elección nacional del 2019.


Buenos Aires, 28 de diciembre de 2016

miércoles, 21 de diciembre de 2016

ÚLTIMA CENA POLÍTICA

A través de la historia, las imágenes exigen al espectador, además de una evaluación de calidad artística y técnica empleada, conocimiento de los contextos históricos o significados simbólicos representados. Este ejercicio es válido para obras clásicas como “La última cena” de Leonardo, en donde el gesto de cada apóstol no es casual, o en las viejas fotos de familia, en las que los “nonos” van sentados al centro, los niños en primera fila, y los más jóvenes al fondo de pie.

La foto del “histórico” acuerdo multipartidario opositor que aprobó un proyecto mal llamado de ganancias (corresponde decir ingresos), si bien es irrelevante desde lo estético, permite múltiples reflexiones desde lo político. Sobresalían justicialistas puros, renovadores y kirchneristas. A fin de balancear la presencia de personajes “duros” y aportar rasgos más sensibles, se incluyeron a las diputadas Alicia Ciciliani; Victoria Donda y Alcira Argumedo, pertenecientes a la agencia de colocaciones cuya híbrida razón social es “progresismo”. La representación de la “Última cena política” no careció de elementos místicos. Fuera de escena sobrevolaban los diputeólogos Sergio, Máximo y Margarita (esta última, como es habitual entre legisladores, de gira por el exterior). El toque final, a manera de ángel de la anunciación posado en una nube, lo protagonizó la vicepresidente Michetti profetizando: “si el proyecto sale así, Macri lo vetará”. Provocó el alborozo de opositores (ganancia política), y gobernadores (sin pérdida económica).

Pero publicada la ya famosa foto, se produjo un hecho no menos religioso. Un ángel protector se le apareció en sueños a Macri, aconsejándole: “No vetarás”. Macri, reconfortado por esa señal, anunció que no vetaría. Comenzó entonces otra historia mucho más dinámica y enriquecedora, que si bien muestra los enormes esfuerzos que deberá afrontar la sociedad para cambiar paradigmas políticos que explican el atraso y pobreza del país, abren también una luz de esperanza.

El portavoz del acuerdo “en bien de los trabajadores” fue el diputado Kiciloff, quien anunció con enjundia que el mínimo no imponible de 15 mil pesos que él dejara un año antes como ministro de Economía, subiría a 45 mil pesos. El costo fiscal fue avalado entre otros por Marcos Lavagna, desoyendo el consejo de su padre Roberto, quien semanas antes había expresado su preocupación por el aumento del déficit fiscal y el endeudamiento. Gioja, presidente del PJ y fervoroso defensor de la megaminería, nada dijo de la reinstalación de impuestos a la actividad minera. Los supuestos nuevos ingresos que pagarían los que “más tienen”, no incluían al sistema judicial exento de ganancias, sino solo a los  jueces que se incorporen a futuro, lo que es inconstitucional. El declamado impuesto al juego era 15 veces menor que el previsto en el proyecto del Poder Ejecutivo. El indefinido concepto de “inmuebles improductivos” recaudaba solo 60 millones de pesos. Paralelamente, el Senado tiene paralizada la ley de Extinción de Dominio aprobada en Diputados, que en lo inmediato permitiría que entre José López, Florencia Kirchner y Lázaro Báez se recauden como mínimo 30 millones de dólares, o sea, más de 480 millones de pesos.

El debate de ganancias dejó expuestos arcaicos vicios políticos, que en un año electoral cuyo resultado no modificará sustancialmente las mayorías y minorías legislativas vigentes, expondrá claramente intereses personales. Pero visto positivamente, lo sucedido rescata una dinámica legislativa y política que desconocíamos desde hace más de una década. La atomización partidaria, según evolucione, puede ser una oportunidad. A la sociedad ya no se la arrastra tras etiquetas absolutas como peronismo, radicalismo, izquierda, derecha. La divisoria de aguas empieza a ser entre legisladores capaces u oportunistas; entre políticos honestos o deshonestos; entre sistemas de gobierno modernos o arcaicos caudillajes conservadores; entre trabajadores o patoteros; entre renovaciones periódicas democráticas naturales o amenazas fascistas de golpismo.  

Quizás en el año que finaliza pueda haber una nueva foto llamada “Última cena política II”, con gobernadores, gremialistas y funcionarios anteriormente ausentes. En ese caso, tener presente ubicar en el ángulo superior derecho, al ángel protector que aconsejara a Macri no vetar el proyecto inicial de la oposición.

Buenos Aires, 21 de diciembre de 2016


viernes, 16 de diciembre de 2016

ENTRE ERRATAS Y OPORTUNISMOS

Las opiniones pretendidamente asépticas no existen, por lo que las diversas posturas debieran evitar análisis centrados en gobiernos, partidos o personas puntuales, excluyendo contextos. Nuestra patología institucional reside en la persistencia y agravamiento de vicios políticos en los últimos 25 años, que impide todo desarrollo sustentable del país. Tras la crisis de los años 2001-2002, el hartazgo popular expresado en el reclamo “que se vayan todos”, pulverizó a los ya desgastados radicalismo y justicialismo. Pese a ello y transcurridos 14 años, asombra la longevidad de innumerables dirigentes que sorteando el cimbronazo, “se quedaron todos”. Para ello se mimetizaron en diversas agrupaciones políticas identificadas más por sus nombres de fantasía, que por conductas y posturas personales coherentes. De las tres “colectivos” que compitieron en la última elección presidencial (FPV, Cambiemos y FR), ninguno alcanza dos décadas de existencia.

Esta persistente matriz política conservadora (en el sentido de permanecer), tuvo su primer síntoma en el reciente rechazo en el Senado de la reforma electoral. Días más tarde, el 6 de diciembre, se transparentó en el debate y aprobación en Diputados del proyecto de ley del impuesto a las ganancias sobre los salarios. Para evaluar consecuencias, no caeremos en la trampa de distinguir entre oficialismo u oposición, o si se prefiere, entre impericia y malicia. Pero es necesario clarificar diferencias conceptuales. “Derecho” es el que tiene cualquier ciudadano a opinar, sean cual fueren sus antecedentes. “Autoridad”, es cuando sus opiniones están refrendadas por sus antecedentes. “Oportunismo” califica a una opinión que encubre un interés especulativo, carente de veracidad, razonabilidad e implementabilidad. Puede suceder que en campañas electorales, reconocidos corruptos prometan combatir la corrupción. Pero una vez asumidas las responsabilidades políticas ejecutivas, legislativas y judiciales, la práctica del oportunismo, con independencia de circunstanciales favorecidos, inevitablemente afectará al país en su conjunto. Con el oportunismo, hemos vivido la incautación de los ahorros de vastos sectores de clase media, someter a la población a una hiperdevalación, y simultáneamente estatizar deudas privadas de grandes grupos empresarios nacionales y extranjeros, para “cuidar las fuentes de trabajo”. Dar gobernabilidad no es una gracia consistente en que se es bueno por no voltear a un gobierno. Es una obligación democrática.

En el atolondrado debate sobre ganancias, si el ciudadano común pretendió informarse a través de las múltiples polémicas y opiniones de tributaristas y economistas de distinta extracción política, debió sentirse no solo defraudado, sino muy preocupado. Tanta locuacidad, incluidos los opinólogos políticos habituales asistentes a programas periodísticos, transparentaron que nadie tenía integral idea de alcance de la ley, en cuanto a beneficiarios, recursos fiscales y cumplimientos presupuestarios. Las diferencias del déficit fiscal no fueron sutiles: oscilaron entre los 30 mil y 150 mil millones de pesos. Este último monto se alcanzó tras la “fe de erratas” de Kicillof. Tanta liviandad nos recuerda al viejo juego de mesa “Monopolio”, en el que funcionarios, legisladores y gremialistas hacían sus jugadas: saco este impuesto; subo un poco éste otro;  vuelvo a poner el que saqué en el juego anterior, e implemento nuevos impuestos. Esta descripción no es irónica; es real.  

Maquiavelo hubiera sido un excelente cronista de estos sucesos. Señalaba que en los ámbitos de poder hay tres clases de cerebros: “el primero discierne por sí; el segundo entiende lo que otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que otros disciernen. El primero es excelente; el segundo es bueno y el tercero inútil.”

En este caso no le resultaría fácil a Maquiavelo identificar a los cerebros excelentes y buenos, con economistas incluidos. Pero es interesante analizar las consecuencias políticas del dislate. En la próxima reflexión intentaremos identificar los roles de quienes consensuaron y aprobaron el proyecto, con conferencia de prensa y foto incluida. Y no menos difícil, interpretar a la vicepresidente Michetti, cuando en un reportaje consideró que si el Senado aprobaba la ley sin cambios, sería vetada por el presidente Macri. Lo que provocó el alborozo de los gobernadores, incluidos Alicia Kirchner, Insfrán y los de Cambiemos.

Buenos Aires, 16 de diciembre de 2016

miércoles, 14 de diciembre de 2016

MI MAMÁ, TU PAPÁ Y SUS HIJOS

Recientemente se denunció que el Correo Argentino fue defraudado en 61 millones de pesos entre el 2011 y 2015, como resultado del convenio suscrito entre dicha empresa estatal y la cooperativa El Aldabón, de La Plata, para que ésta repartiera correspondencia de la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (ARBA). La denuncia está bajo investigación del juez federal Torres y el fiscal Di Lello. Lo que parecía un caso más en la desenfrenada corrupción en el Estado, la airada reacción de la ex presidente Cristina Kirchner por redes sociales, lo transformó en un admirable paradigma de la política argentina en las tres últimas décadas.

El motivo de tal enojo se debió a que su madre Ofelia Wilhelm (84 años), integraba dicha cooperativa como síndico. Como argumento exculpatorio, la ex presidente atacó airadamente al actual presidente Macri, enrostrándole la participación de su padre Franco (86 años),  en el manejo del Correo entre 1997 y 2003, privatizado por el entonces “justicialismo modernizador”. Como esta breve crónica atraviesa en principio dos generaciones (Ofelia/Franco y Cristina/Mauricio), resumiremos biografías y contextos. Ofelia fue empleada estatal y gremialista, hasta su jubilación. Franco, nacido en Italia, arribó a nuestro país en la posguerra, y se dedicó a la construcción. En pocos años conformó un grupo económico integrado por diversas empresas, actuando en varias ocasiones como contratistas del Estado. Por ejemplo, en la privatización del Correo Argentino.

Pasemos a la siguiente generación: los hijos. Cristina fue elegida en 1989 diputada provincial en Santa Cruz. Dos años antes, su fallecido esposo Néstor asumía como intendente de Río Gallegos. Desde esa época el matrimonio ocupó importantes cargos públicos a tiempo completo, incluidas las presidencias del país entre 2003 y 2015. Mauricio por su parte, defraudando las expectativas de su padre Franco para convertirlo en su sucesor, decidió abrir su propio camino, ayudado por el bagaje de recursos y educación brindados por la familia.  Se inició en la política como diputado en el 2005, fue Jefe de Gobierno de la Ciudad entre 2007-2015, y es actual presidente de la Nación. Según las diatribas de la hija Cristina, a Ofelia y Franco los une el Correo, señalando que convenios entre empresa y cooperativas similares al denunciado, ya se firmaban cuando Franco manejaba el Correo. Considerando que las privatizaciones provocaron retiros voluntarios y/o despidos de miles de empleados, contratar innecesariamente ente la pasividad de los dirigentes gremiales a una cooperativa para distribuir correspondencia, podría explicarse como una táctica de “triangulación” para pagar los retornos o coimas a los funcionarios públicos. Vale decir, nada distinto a lo que sucede hoy.

Si bien la presencia de Ofelia otorga al caso mayor impacto mediático, ello no justifica buscar impunidad desprestigiando la denuncia escudándose en un ensañamiento contra una indefensa anciana de 86 años. Esta estrategia se usó en el recordado intento de José López de ocultar 9 millones de dólares “de la política” en un Convento. Las crónicas resaltaron a la nonagenaria hermana Alba, pero jamás dieron a conocer los nombres de los integrantes de la asociación civil que maneja dicho Convento. El problema entonces no es la señora Ofelia, sino el habitual esquema de corrupción llevado a cabo a través de cooperativas utilizadas para triangular fondos públicos. Si bien cabe preguntarnos: conocía la ex presidente el uso que se hacía de su madre para firmar estos convenios? No debió haberla protegido de estos negociados?

Esta duda alcanza finalmente a la tercera generación de ésta historia: los hijos de Cristina y Mauricio. No debió haber cuidado la ex presidente a su hija Florencia, en lugar de involucrarla depositándole más de 5 millones de dólares en sus cajas de seguridad?. A su hijo Máximo, al menos lo ubicó como diputado nacional por Santa Cruz, protegiéndolo de eventuales arrestos a través de los democráticos fueros parlamentarios. En cuanto a los hijos de Mauricio, por su corta edad Antonia carece de capacidad legal para integrar cooperativas o abrir cajas de seguridad. Sus hijos mayores, aparecen hasta el momento alejados de la política. Como conclusión, es de esperar que el sistema político acabe con nepotismos y permanencias electivas hereditarias, que mezclan lo familiar, los negocios y lo público.

                                                                                                 Alberto Landau