El reciente acuerdo UCR-PRO-Coalición Cívica para conformar
una alternativa de gobierno nacional, provocó una inmediata campaña de
desprestigio, asimilándolo al acuerdo entre la UCR y el Frepaso bajo el rótulo
de Alianza, que asumiera el gobierno en 1999. Esta amenaza no puede dejarse
pasar por alto sin ser analizada, por la simple razón que habrá muchos
interesados en que a partir del 10 de diciembre de 2015, el “golpe duro” se
repita. Los afectados, tanto en el pasado como en el futuro, no serán los
eternos políticos y grandes sectores económicos asociados, sino los ciudadanos
comunes, con independencia de sus afinidades partidarias o ideológicas.
El análisis debe realizarse basado en dos contextos
fuertemente interrelacionados e igualmente importantes: 1) el político; 2) el económico. En esta nota resumiremos el
político. El presidente De la Rúa, que encabezara la Alianza, asumió el 10 de
diciembre de 1999, tras 10 años de gobierno de Caelos Menem, del Partido
Justicialista. No juzgaremos la herencia económica, que profundizaremos en la
próxima nota. Políticamente, el nivel de sustentación del gobierno de la
Alianza era el siguiente:
Gobernaciones.- El PJ trece (entre ellas Buenos Aires; Córdoba y Santa
Fe); UCR siete (se destaca Mendoza); Frente Grande en la ciudad de Bs. As.;
Movimiento Popular en Neuquén, y Cruzada Renovadora en San Juan.
Senadores.- El PJ cuarenta; UCR veinte; Frepaso uno; Bloques provinciales nueve.
Diputados.- El PJ cien; UCR ochenta y
cinco; Frepaso treinta y seis; Bloques provinciales diecinueve; Bloques
unipersonales (que nadie votó) cuatro.
Intendentes del conurbano.- Salvo Posse en San Isidro, y Enrique García en
Vicente López, en ese entonces ambos en la UCR, todos los principales
municipios estaban en manos del PJ. Doce de los llamados “barones del
conurbano”, a la fecha llevan más de 12 años en el cargo. Alejandro Granados,
con licencia para ser Ministro de Seguridad de Daniel Scioli, lleva 19 años
como intendente de Ezeiza. En los casos de Posse (San Isidro) y Mussi
(Berazategui), las intendencias pasaron de padres a hijos.
Actitud del Frepaso.- Su vicepresidente y máxima autoridad, Carlos Alvarez,
insólitamente renunció al cargo a los 272 días de asumido, dando comienzo al
“golpe duro”. Más grave aún, gran parte de sus treinta y seis diputados votaban
contrariamente a la reestructuración de deuda pública de su propio gobierno. Carlos
Alvarez y la plana mayor del Frepaso son desde hace años altos funcionarios del
gobierno justicialista kirchnerista.
Emisión de cuasi monedas provinciales.- Ante la falta de disciplina fiscal
de distintos gobiernos provinciales, con los consecuentes déficits acumulados
durante el gobierno de Menem (promovido como una exitosa modernización del
país), los gobernadores tuvieron un inédito rapto de independencia federalista.
Quince provincias emitieron sus propios bonos que actuaban como sustitutos de
la moneda de curso legal, para pagar parcialmente sueldos y servicios al Estado.
Se llegó a acumular cerca de 8.400 millones de pesos, equivalente en ese
entonces, a casi el 50 % de la circulación monetaria. La provincia de BS. As.,
conducida por Carlos Ruckauf, actual diputado nacional, emitió el recordado
Patacón, con vencimiento en julio de 2002.
20 de diciembre de 2001.- Cae el gobierno de la Alianza, con la renuncia de
De la Rúa. Un párrafo de la misma expresa: "Mi
mensaje de hoy para asegurar la gobernabilidad y constituir un gobierno de
unidad fue rechazado por líderes parlamentarios”.
Elecciones presidenciales del 2003. Ante el temor que provocó en la clase
política el reclamo social “que se vayan todos”, los partidos políticos se
mimetizaron tras diversas etiquetas. El PJ inauguró el método de trasladar sus
internas a la elección general. Se presentaron Menem (24,45 %), Kirchner (22,24
%), y Rodríguez Saa (14,11 %). El radicalismo sufrió un desbande que se tradujo
en nuevos partidos: López Murphy (16,37 %) y Carrió (14,05 %). La UCR, con
Moreau a la cabeza, alcanzó el 2,34 %.
Lo descripto se sustenta en “información dura”, intentando
soslayar en lo posible adjetivaciones y subjetividades. Constituye una buena
base comparativa con el contexto actual, y fundamentalmente con el que surja tras
la próxima elección. Queda claro que para superar al Partido Único y no repetir
la historia, se deberán consolidar acuerdos y estrategias electorales serias y
coherentes, en todo el ámbito nacional. Para concluir, un dato no menor: casi
todos los políticos intervinientes en la crisis 2001-2002, se encuentran hoy en
altos cargos públicos.
En la próxima reflexión analizaremos también con “datos
duros” preferentemente oficiales, el contexto económico desde diciembre 1999 a
diciembre 2014.