miércoles, 26 de diciembre de 2018

CONFIRMADO: CRISTINA CANDIDATA


Analizados los contextos discursivos-ideológicos, partidarios y sistema electoral, es momento de indagar en el aspecto más áspero y terrenal de la presente fase preelectoral que se desarrollará hasta el cierre de listas: las candidaturas. Durante el armado a dedo de las listas sábana, el discurso declamatorio vacío de contenido coexistirá con ambiciones personales y fidelidades circunstanciales, en busca de poder y las mieles de los cargos electivos. Encabezarán estas pujas políticos que han hecho de la permanencia en el usufructo de los privilegios estatales una forma de vida, habitualmente extendida a sus ámbitos familiares. Sus perfiles fueron descriptos con precisión por Maquiavelo hace más de 500 años: “Son ingratos, volubles, simuladores y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son completamente tuyos; pero cuando la necesidad se presenta, se rebelan”.

Para arribar a una conclusión consistente respecto a la incógnita “si Cristina será candidata”, se apelará a antecedentes verificables y nombres propios con base en la provincia de Buenos Aires, que cuenta con el 37% del padrón electoral del país, y es plaza fuerte de Cristina. En este ámbito Cristina deberá negociar cargos ejecutivos solo con intendentes, mientras que en el resto de las provincias deberá acordar según conveniencias de los gobernadores. Como todo vehículo de transporte, el avión político cuenta con un número determinado de plazas: Presidencia (pilotea y decide); gobernación (copiloto), intendencias (tripulación de cabina), y candidatos a legisladores que intentarán ocupar una de las 14 a 16 plazas “business” obtenibles, del total de 35 a renovar. Las plazas sin posibilidad de acceso a una banca son clase turista “low cost”. Para el listado “bussines” se excluyen a los candidatos a intendencias, que en campaña se mueven solo por transporte terrestre; pero no así sus familiares, que pasan a ser prenda de negociación para ubicarlos en una butaca “bussines”. Primer conflicto: exceso de demanda para la categoría “business”, léase cargo legislativo asegurado.

Quienes pujarán por categoría “bussines” presentan cuatro situaciones: 1) quienes vencen su mandato en 2019 y desean renovarlo (los otrora opositores Solanas y Donda, que vencidos sus mandatos en la ciudad le realizan “guiños” a Cristina en la esperanza de obtener butaca con su bendición; Pablo Moyano, De Pedro, Graciela Caamaño en provincia, entre otros. Se incluyen integrantes del Frente Renovador, porque hasta el cierre de listas todo es posible (caso Solá); 2) quienes tienen más años de mandato, pero con dieta legislativa asegurada juegan a ser candidatos a gobernador y/o presidente (Solá y Scioli); 3) quienes perdieron su butaca en el Jumbo político y desean recuperarla (Massa, Alfonsín, Stolbizer, Alberto Fernández, entre otros); 4) Quienes pretenden su primer vuelo bautismal (dirigentes de organizaciones sociales y piqueteras, autoproclamados amigos del Papa y algún gremialista pobre). 

En el avión kirchnerista se discute quién será el piloto? No; a lo sumo se especula cínicamente con su no presentación, y soñar con ser designado delfín, lo que da lugar al segundo interrogante: puede un piloto avezado que pretenda seguir comandando designar un delfín? La experiencia justicialista a nivel nacional y provincial indica que no, salvo experiencias matrimoniales que en el caso Perón-Perón y Kirchner-Kirchner quedaron truncas, y recientemente forzado por impedimento constitucional del líder, Zamora-Zamora. Esta alternancia acordada en la cúpula del poder, reconoce un único caso exitoso de fidelidad: De la Sota-Schiaretti. Lo expuesto no deja margen para especulaciones: Cristina Fernández de Kirchner será candidata en 2019.

Instalada como piloto indiscutible de su espacio político, se le presenta a Cristina un nuevo desafío. Necesita forzosamente sumar (todos unidos triunfaremos), pero a su vez tener personal de cabina de confianza. Las plazas “business” del avión kirchnerista son escasas para ser distribuidas no solo entre sus fieles, sino también entre recientes oportunistas arrepentidos y reconvertidos. Maquiavelo da respuesta a este dilema: “el príncipe cuyo gobierno descanse en soldados mercenarios nunca estará tranquilo, porque son ambiciosos, desleales…”

Finalmente emerge un interrogante final. A tres años del gobierno Cambiemos, puede adjudicarse exclusiva influencia a Macri, Durán Barba o quien fuere, para mantener a Cristina Kirchner en el centro de la oposición? Rosana Bertone, gobernadora de Tierra del Fuego, dio una pista en un reportaje publicado en Clarín del pasado 25 de noviembre, al declarar: “Que Cristina vuelva a ser presidenta depende más de Macri que de ella”. Explicitó una triste resignación por no haber sabido el justicialismo generar en estos años una oposición coherente, renovada, moderna, no manchada de corrupción y sin añejos caudillajes políticos, gremiales y empresarios. Triste para la democracia.

Buenos Aires, 26 de diciembre 2018

Próxima newsletter el miércoles 23 de enero 2019

miércoles, 19 de diciembre de 2018

CRISTINA SERÀ CANDIDATA

El título es una noticia falsa (“fake news”), pues al no existir confirmación oficial, no puede ser afirmativo. Le falta el signo de interrogación final. La realidad indica un contexto especulativo, en el que políticos, analistas, periodistas y opinólogos varios, entrecruzarán en los medios de comunicación reflexión, racionalidad, falacias, deseos, intereses y estéticas disfrazadas de ética. 

En nuestra condición de ciudadanos receptores pasivos de dichos mensajes, carentes de contactos políticos y fuentes informativas privilegiadas, deberíamos intentar formular nuestras propias hipótesis en base a lo que nos provee la diversidad informativa democrática, para luego seleccionar e interrelacionar a voluntad dicha multiplicidad de opiniones, datos y antecedentes, sean reales o ficticios. Es aconsejable que el interesado en encarar este entretenido desafío, realice previamente una autoevaluación basada en una consideración que formulara Nicolás Maquiavelo hace más de 500 años: “Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí mismo; el segundo entiende lo que otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que otros disciernen. El primero es excelente, el segundo bueno y el tercero inútil”. Por no ser profesionales de la política o de la comunicación, deberíamos esforzarnos en integrar al menos el grupo de cerebros buenos. Si ello no fuera posible y se cae en el grupo de inútiles, no es un drama. Alberga a cientos de dirigentes, que además son millonarios.

Pasado este filtro, iniciaremos este entretenido desafío con la especulación que paraliza toda organización opositora: será Cristina candidata?. Recolectada la información preliminar, que ineludiblemente incluirá mensajes “enlatados” y grandilocuencias discursivas, comienza la tarea de responsabilidad personal, con la elaboración de una hoja de ruta que parta de lo general (contexto), a lo particular (Cristina). El contexto podría subdividirse en cuatro áreas de análisis: 1) ideológica y retórica; 2) Partidaria; 3) Sistema electoral; 4) Actores intervinientes. 

1) Ideológica y retórica.- El discurso político continuará apoyándose en categorizaciones abstractas y simplistas: derecha / izquierda; neoliberalismo / populismo; peronista / radical. Para no incrementar la confusión argumentativa aún no se incluyó la distinción honesto / deshonesto. Esta superficialidad discursiva puede ser constatada por cualquier entrevistador periodístico, con solo preguntar a los entrevistados que señalen cinco acciones de gobierno que identifiquen a cada una de las opciones. No sabrán responder, o bien se limitarán a una retórica elemental y engañosa, como por ejemplo “defender a los ricos” o “defender a los pobres”. 

2) Partidaria.- En contraposición a la desaparición de los partidos tradicionales como contenedores de diversidades que acuerdan políticas básicas de gobierno, pululan cada dos años supuestos nuevos partidos, o “envases” disfrazados de partidos no reconocidos por la Cámara Nacional Electoral como tales. Identificarse como peronista, radical o socialista para traspolarlo a la arena partidaria carece de significado. Todos los partidos exhiben en sus vitrinas peronistas, radicales, socialistas y variados polirubros ideológicos. Sirva como ejemplo que ningún peronista quiere ir a elecciones como Partido Justicialista.

3) Sistema electoral.- Es un factor clave para entender la licuación partidaria y los oportunistas juegos de reposicionamientos. Está diseñado para limitar el derecho más valioso del ciudadano en una democracia: elegir y ser representado. Se legalizan reelecciones indefinidas, candidaturas testimoniales, y recientemente, la Corte Suprema avaló la aplicación de la ley de lemas, que permite que sea elegido gobernador quien no haya sacado la mayor cantidad de votos. Pero la clave para interpretar el devenir preelectoral reside en las inmutables listas sábana, que obligan al ciudadano elegir a “sus representantes” a través de listas cerradas, como si fueran ventas de candidatos al por mayor. Brasil, con un padrón electoral de 147 millones de electores (Argentina tiene 33 millones), permite a los ciudadanos elegir individualmente a sus legisladores. Más de veinte candidatos de distintos partidos relacionados con el Lava Jato no fueron elegidos. El caso icónico fue el de la ex presidente Dilma Roussef. 

4) Actores intervinientes.- Partiendo de lo expuesto, en la próxima newsletter se detallarán elementos de análisis matemàticos: cargos electivos disponibles en relación a la postulación de candidatos, con toques de cinismo, para formular luego una hipótesis consistente sobre si Cristina será o no candidata.  

Buenos Aires, 19 de diciembre 2018

miércoles, 5 de diciembre de 2018

PERORATAS, RELATOS Y FALACIAS

Recurrentemente cada dos años en épocas preelectorales, se producen realineamientos, oportunismos y cinismos de conocidos políticos, convirtiendo a la invocada “grieta” en una suma “fisuras”, pese a lo cual, intentan enmascarar sus nuevas adhesiones y asociaciones manteniendo el discurso de la “grieta”. Posiblemente ignoren que el concepto “amigo y enemigo” desarrollado por el filósofo y politólogo alemán Carl Schmidt a comienzo del siglo XX, se aplicaba a priorizar el poder ejecutivo de un Estado por sobre el estado deliberativo de una democracia, y no para mercadeos preelectorales. 

Lo discursivo se sustenta en peroratas propagandísticas (pretenden fijar posturas a través de eslógans); relatos (intentan justificar posicionamientos invocando personajes o hechos pasados), y falacias (formulan razonamientos aparentemente persuasivos pero falsos). Por ello, analizar la coyuntura preelectoral desde ahora hasta el cierre de listas, exige una perspectiva menos filosófica y más doméstica: en la puja por cargos ejecutivos y legislativos, muchos de quienes ayer votaron “contra Cristina”, pueden votar hoy a su favor y “contra Macri”, y viceversa. Continuando con las referencias históricas, esta realidad se vincula más con el Maquiavelo del siglo XVI, que con la “grieta” de Schmidt del siglo XX. Respecto a la costumbre de contratar mercenarios en las luchas entre Estados, Maquiavelo propuso al Príncipe una milicia propia y estable, porque “el príncipe cuyo gobierno descanse en soldados mercenarios, no estará nunca seguro y tranquilo, porque son ambiciosos, desleales, valientes entre los amigos, pero cobardes cuando se encuentran entre los enemigos”. Esta advertencia sería de plena aplicación para nuestros modernos políticos mutantes, en una etapa de amontonamientos utilitarios.

Es necesario también eludir preconceptos “enlatados” y generalmente desactualizados que pretenden posicionarnos sin mayor reflexión, tales como derecha-izquierda; neoliberal-populista; peronismo-radicalismo. Un ejemplo adecuado para desnudar lo artificial de estas generalizaciones, es recordar la añeja categorización de conservador usada en gran parte del siglo XX, muchas veces asociada a oligarca, porque existe una directa correlatividad entre la palabra y su significado: conservar; favorecer intereses constituidos; evitar cambios. Si trasladáramos este concepto a la actualidad, podríamos preguntarnos: en sus provincias, los Rodríguez Saá, los Zamora, los Insfrán y los Kirchner, son conservadores? Si lo fueran, tendría sentido establecer si son de derecha o izquierda, peronista o radical? En tal caso, sus manejos de gobierno y coptación de instituciones, se modificarían en algo? 

En esta línea de análisis, Hitler era de derecha y Stalin de izquierda, o simplemente dictadores con metodologías de concentración de poder similares? Pasando al terreno de los discursos falaces, los que acompañaron a Menem como neoliberales dejaron de serlo hoy? Que los distinguen de los presuntos neoliberales de Macri? Desaparecidos el justicialismo y el radicalismo como partidos excluyentes, esta inconsistencias se explican desde la ideología o desde el oportunismo? Hace décadas se identificaba al justicialismo con lo social, y al radicalismo con lo republicano e institucional. Ante el permanente trasvasamiento de dirigentes entre expresiones partidarias de coyuntura, cuáles son las nuevas improntas partidarias reconocibles? Esta realidad nos remite a los mercenarios que temía Maquiavelo, asociada a una variante argentina del pensamiento de Carl Schmidt, denominada “amigo-enemigo-amigo-enemigo-amigo-enemigo….”

En cuanto al uso de eslógans, quizás el más reconocido como unificador de masas sea “Todos unidos triunfaremos”. Esta estrofa de la marcha peronista fue cantada por primera vez en el año 1948, a dos años de haber asumido Perón la presidencia- Pero la estrofa posterior “Perón, Perón, que grande sos”, dejaba en claro que dicha unidad se referenciaba en un líder excluyente. La sociedad de entonces no era idílica; existían seguidores y detractores; fanáticos entre unos y otros. Tras el derrocamiento y exilio de Perón, surgieron posturas sindicales de un peronismo sin Perón, y años más tarde, otro gobierno militar intentó elecciones presidenciales sin Perón. Hábil estratega, Perón condicionó todas las alternativas políticas. En su primer regreso al país se abrazó con Balbín, pero ambos estaban desgastados. En su retorno definitivo, muchos oportunistas de entonces pensaron que el líder podía ser usado. Se produjo la masacre de Ezeiza, enfrentando a quienes decían admirarlo y defenderlo. El “todos unidos” había perdido identidad y eficacia. 

Hoy, para disimular mercadeos preelectorales y mantener la mística, el “todos unidos” exige ser complementado con el terrenal “en contra de”. 

Buenos Aires, 04 de diciembre 2018

PRÓXIMA NEWSLETTER: MIÉRCOLES 19 DE DICIEMBRE 

jueves, 29 de noviembre de 2018

ES EL LUCRO, ESTÚPIDO

Para analizar el escándalo generado por el partido trunco entre River y Boca, y considerando que los diagnósticos, personajes y consecuencias se repiten hasta el hartazgo sin soluciones, es oportuno rescatar aspectos claves dentro de la hojarasca informativa, relacionados con la patología delictiva deportiva. Para comenzar, transparentaré mis preconceptos futboleros: soy de Independiente. Ello me habilita a considerarme una de las primeras víctimas de las supuestas intervenciones del Papa Francisco en nuestros ásperos temas domésticos. En el año de su elección, sin disimulo sacó campeón a los “santos” de Boedo, y mandó al descenso a los “diablos rojos” de Avellaneda. Por ello me tranquiliza que el clan Moyano que hoy nos conduce, cuente al menos con la protección religiosa del arzobispo de Lujàn Agustín Radrizzani. 

Pasando al contexto en el que se desarrolló el escándalo, destacaremos el más esclarecedor y absurdo. La inmanejable puja de poder y negocios multimillonarios que interrelacionan a políticos, empresarios, sindicalistas, poder judicial y barras bravas criminales como apoyo logístico dentro del negocio del fútbol, se realiza bajo el paraguas de las llamadas “entidades sin fines de lucro”. Mejor fachada para blanquear ilícitos como lavar dinero, comercializar droga y ejercer aprietes de todo tipo, es imposible. En cuanto a lo discursivo, así como en política la corrupción se intenta ocultarla invocando la defensa de los más pobres, en el fútbol se apela a “la pasión popular”. Resaltar esta contradicción no pretende promover la privatización de los clubes, sino legislar, controlar y actuar para que no se utilicen a las entidades deportivas como fachadas virtuosas de escandalosos lucros. Y comprender que las barras no son difíciles de erradicar, sino por el contrario, son mantenidas y/o soportadas por políticos, sindicalistas, empresarios, jueces y fiscales corruptos o complacientes, difíciles de erradicar. Conglomerado que incluyó recientes apoyos clericales. Debemos recordar que en las clásicas mafias de mediados del siglo XX, no mataban los “capos” sino sus sicarios. 

Para sustentar lo expuesto, en primer lugar se debe efectuar un reconocimiento al periodismo. Todo lo que sabemos relacionado con entramados, maniobras delictivas, imágenes probatorias y antecedentes de cientos de barras, los aporta casi exclusivamente el periodismo. Las autoridades, jueces y fiscales no miran, no leen, no escuchan. El segundo aspecto, error en el que sí caen muchos comunicadores, es utilizar el encubridor artificio de la generalización, cuya frase paradigmática sería “la sociedad está enferma”. La enferma por dinero y poder son las dirigencias, como indican dos antecedentes recientes: 1) las olimpíadas de la juventud se desarrollaron con sorprendente éxito de público y sin incidentes. No hay que profundizar sobre las causas: no había negocios multimillonarios con rápidos retornos. 2) en la semana del escándalo, se desconcentraron más de 60.000 espectadores que asistieron al estadio de Boca para presenciar un entrenamiento, y días más tarde otros 70.000 estafados asistentes al estadio de River, tras permanecer horas hasta la suspensión del partido. En ambos casos no hubo desmanes. Sin política sucia, la sociedad no está tan enferma. 

Pasemos a lo institucional. En los desmanes del sábado hubo 16 detenidos por atentado y resistencia a la autoridad. En menos de 24 horas la jueza María Julia Correa los dejó libres porque “los soldaditos” no tenían antecedentes, sin realizar ninguna investigación preliminar. Ningún fiscal apeló. En la investigación del juez Luis Armella por asociación ilícita entre dirigentes y barras bravas en Independiente, el secretario del club “Yoyo” Maldonado declaró desconocer porque en el partido con Flamengo por la final de la Sudamericana en el 2017, se vendieron 36.000 entradas y hubo 54.000 espectadores. La causa “Fútbol para todos” a cargo de Servini de Cubría desde el 2015, fue elevada a juicio oral sin que la jueza indicara el destino de los 760 millones de pesos desaparecidos en el tránsito de fondos entre Jefatura de Gabinete y AFA. A nivel legislativo, las incapacidades, desinterés o complicidades se reflejan en un vicio que los políticos manejan a la perfección: el oportunismo. Ante los sucesos reapareció Scioli, recordando que su gobierno había presentado una propuesta de reforma del Código Penal incorporando la figura del “barra brava”. Al preguntársele por el resultado del proyecto, Scioli respondió impertérrito: perdió estado parlamentario.

Bastas de falsas promesas y discursos. En lo inmediato se puede sugerir: a) llamar a sesiones extraordinarias para implementar una seria reforma al Código Penal que incorpore la problemática delictual en el fútbol; b) que instituciones como el Colegio de Abogados, FOPEA y Usina de Justicia, elaboren un informe detallado del avance de todas las causas judiciales relacionadas con el fútbol. 

Buenos Aires, 29 de noviembre 2018

miércoles, 28 de noviembre de 2018

GUERRA ENTRE CHICHO Y TOTÓ

La presente es una historia basada en hechos reales, y sin desenlace conocido. En el año 2015 en un partido por la copa Libertadores entre Boca y River, en el entretiempo un delirante apodado “Panadero”, burló los exigentes controles arrojando a la salida del campo de juego gas pimienta a los jugadores de River. De inmediato ingresó al campo de juego el “capo” de este club, conocido como Chicho, exigiendo y logrando la suspensión el partido. Tras lo cual Chicho acordó con Totó, el capo de Boca, que la Conmebol decidiría el camino a seguir. Chicho, pícaro, en plena madrugada pidió un diagnóstico oftalmológico de sus jugadores afectados, y con el mismo en mano tomó un vuelo a Asunción para reclamar con éxito a la Conmebol que den el partido por ganado a su club. Totó quedó caliente. Hace pocos días, en un nuevo partido por la Libertadores entre ambos clubes en cancha de River, el ómnibus con los jugadores de Totó fue apedreado por hinchas del club de Chicho. Ni lerdo ni perezoso, Totó llevó a un jugador al oftamólogo, quien certificó un problema ocular. El partido fue suspendido. Ya más relajados, en medio de sonrisas y con la presencia de los “capos di tutti capis” internacionales, conocidos como “el franchute” y “el paragua”, más el argentino apodado “el Comandante”, Chicho y Toto firmaron un “pacto de caballeros” para fijar nueva fecha para el partido. Tranquilizado, “el franchute” voló en business a Europa, para regresar en esta semana a nuestro país también en business, a fin de enseñar a los líderes del G-20 como se maneja un negocio con éxito. Pero aprovechando el aflojamiento de tensiones, Totó consumó la “vendetta”. Presentó un reclamo ante la Conmebol para que den por ganado a su club el partido. Ante ello, “el paragua” citó de urgencia a Chicho y a Totó a la sede de la Conmebol, para buscar una salida a la situación. Entre las alternativas no se descarta efectuar el partido en Pekín; eso sí, sin público. Este enfrentamiento ha generado gran preocupación en los “clanes” futboleros, ante el temor que Chicho y Totó contraten sicarios y corra sangre. Aprovechando el G-20, se han detectado a varios de ellos disfrazados de diplomáticos o guardaespaldas, bajo nombres claves como Caverna, el Polaco, el Oso, Loquillo, el Animal, Patón, entre otros. El más sensible del grupo conocido como Bebote, está preso. Por las dudas, el arzobispo Radrizzani está preparando una misa. 

Buenos Aires, 28 de noviembre 2018 



miércoles, 21 de noviembre de 2018

"FAKES" DISCURSIVOS

Las noticias falsas (fake news), se presentan como un fenómeno comunicacional moderno exacerbado por las redes sociales que actúan en un espacio digital amorfo caracterizado por la inmediatez, del que participan ciudadanos comunes en un supuesto pie de igualdad con personajes reconocidos y perfiles falsos. Pero el juego mantiene principios inmutables: las opiniones no son asépticas, sino responden a preconceptos, intereses y tamices culturales. Pero las noticias/opiniones falsas no reciben la misma atención cuando de las redes sociales se pasa al concreto mundo de los medios de comunicación escritos, televisivos o radiales, a cuya misión de informar, entretener y educar, se le suma la tarea de “convencer” cuando se incursiona en el campo político. En este caso la eventual utilización de noticias falsas puede complementarse con entrevistas complacientes. 

No es una novedad, pues es sabido de políticos que aceptan ser reporteados solo por determinados periodistas. Lo interesante es detectar durante el diálogo cuando surge la falsedad, complacencia o supuesta impericia para obtener opiniones útiles y veraces por parte del entrevistado. Existen tres escenarios de ejercicio periodístico: el columnista (transmite su opinión subjetiva con o sin datos de apoyo); espacios de debate (el conductor instala temas, regula tiempos y se preseleccionan panelistas), y el reportaje (intercambio entre entrevistado y entrevistador). La actividad se desarrolla en un marco de libertad y diversidad en el que coexisten por ejemplo, Clarín, La Nación y Página 12; América 24, Crónica TV y C5N; Pagni, Majul y Víctor Morales. En este escenario se entrecruzan rigurosidad informativa, noticias falsas, puestas en escena para promover imagen o direccionar opinión. Respecto a los medios y periodistas citados, posiblemente hayamos emitido juicios de valor sobre cada uno de ellos. De ser así, “creeremos” lo que nos dicen unos, y “rechazaremos” lo que nos dicen otros, cayendo en el objetivo básico de la propaganda política: que lo emocional predomine sobre lo racional. Para ello los mensajes responderán a la regla propagandística llamada de “simplificación”, basada en que “el nivel intelectual del mensaje deberá ser tanto más bajo cuanto más grande sea la masa de personas que deba convencer”. (La propaganda política – Jean Marie Domenach – 1950).

Si a la luz de esta definición prestamos atención a los mensajes emitidos a través de WhatsApp, Facebook o Twitter por reconocidos políticos, sean oficialistas u opositores, se comprobará su pobreza argumentativa. Se remiten a emitir opinión (subjetiva) disfrazada de información (objetiva), intentando en muchos casos reafirmarla con datos numéricos aparentemente consistentes, pero inexistentes o de origen dudoso. Lo sorprendente de esta multiplicidad comunicacional, que pareciera romper con la condición monopólica característica de la propaganda política creada por los regímenes fascistas y comunistas en la primera mitad del siglo XX, es culpabilizarla por resultados electorales imprevistos, como los que erigieron a Trump y Bolsonaro presidentes. Cabe preguntarse: no es muy pobre, simplista y exculpatorio para los derrotados los que plantean este escenario? Sería posible que en realidad el bombardeo informativo que dispersa noticias falsas, esté desarrollando un espíritu crítico en los ciudadanos, en contraposición a viejos discursos que plantean viejos políticos?

Mencionemos un ejemplo habitual de complicidad o impericia periodística. El periodista de turno, asumiendo el rol de implacable, pregunta al político entrevistado: Ud. robó?. Su respuesta inevitable será: estoy sufriendo una persecución política. Jamás un periodista repreguntó: cómo explica entonces el crecimiento patrimonial durante su ejercicio en la función pública?

Otro ejemplo. En canal TN ante los periodistas Winazki y Luciana Geuna, el sindicalista de Aerolíneas Argentinas Cirielli justificó el paro que perjudicó a 30.000 pasajeros, y entre los motivos mencionó que la línea low-cost Fly Bondi tendría capitales del narcotráfico. Ninguno de los periodistas le repreguntó: que tienen que ver su denuncia con los pasajeros afectados?

Independientemente de orientaciones políticas personales, ejercitarnos en detectar omisiones, falsedades y complicidades en el discurso político, le dificultará cada vez más a la vieja política manipular a la opinión pública. Y básicamente, engañarnos.

Buenos Aires, 21 de noviembre de 2018

miércoles, 14 de noviembre de 2018

SONAJEROS PREELECTORALES

El sonajero es un juguete para bebés destinado a estimular su desarrollo y permitirles llamar la atención a través de los sonidos. Muchos de nuestros políticos en épocas preelectorales se inspiran en su función para crear nuevos “espacios” partidarios, con algunas diferencias. El sonajero lo agita quien abandonó su cuna / partido político recientemente, y el desarrollo que pretende estimular es el de sus ambiciones. Por lo que la utilidad que rescata del sonajero es la de hacer ruido para visibilizarse y perdurar. 

Esta moda bullanguera se expandió en las dos últimas décadas tras la pérdida del rol de los partidos políticos tradicionales, como naturales receptáculos de diversidades aunadas tras políticas básicas compartidas. Tamaña dilución y fragmentación hace suponer que la declamada “antipolítica” nace en el propio seno de las burocracias partidarias, y no en supuestas culpabilidades de los votantes, como avezados analistas pretenden justificar los fenómenos Trump y Bolsonaro entre otros. En nuestro país se habla de peronismo, pero los peronistas se distribuyen en diversos partidos, con excepción del justicialista. Se habla de radicales, pero muchos de ellos dispuestos a escuchar ofertas de otros partidos, incluida la variante justicialista kirchnerista. Este burdo mercadeo es apañado por un sistema electoral que permite la perpetuación de políticos a través de las listas legislativas sábana, listas colectoras, ley de lemas y otras trampas. En Brasil por ejemplo, Dilma Rousseff no pudo alcanzar los votos individuales necesarios para ser senadora en el Estado de Minas Gerais, quedando en cuarto lugar. Con nuestras listas sábana hubiera ingresado. 

Ello explica la sobreventa de sonajeros destinados a llamar la atención del dedo elector de los líderes de turno en épocas preelectorales. Su ruidoso uso no resaltará ideologías, fidelidades partidarias o coherencias programáticas, sino desnudará ambiciones, traiciones, hipocresías, amontonamientos, y como es usual, nepotismos. No sorprende ver al fluctuante Felipe Solá escapándose de la cuna Massa para adquirir el sonajero Red Argentina, intentando llamar la atención de mamá Cristina. Ver a Lischfiz, Stolbizer y Ricardo Alfonsín arrojándose de sus respectivas cunas portando el colorido sonajero Encuentro Progresista. Ver a Victoria Donda, cuyo mandato vence en la próxima elección, zafando de los barrotes de la cuna Libres del Sur, mientras agita entusiasta el simpático sonajero Somos Más. En esta puja para sobrevivir hay sonajeros más baqueteados, como los usados por los autoproclamados “líderes sociales” Grabois, Menéndez y Alderete, que hacen inexplicable la función que debieran cumplir los organismos estatales específicos de Nación, provincias y municipios. Los primeros balbuceos políticos de estos renovados bebes, mientras gatean en busca de protección maternal (Cristina), o paternal (Mauricio, Sergio), no son papá y mamá, sino más grandilocuentes: pueblo, progresismo, defensa de los pobres. Si se les critica su inconstancia para juguetear en una única cuna, repiten el sagaz balbuceo del avezado bebe Solá: “no miro el pasado; miro el futuro”. Pueden pelearse entre bebes, pero como debido a sus prolongadas lactancias no son ingenuos, la corrupción no será un límite que les impida amigarse. Retozaron en demasiadas cunas como para caer en sutilezas.

En esta descripción que fluctúa entre la ironía, el escepticismo y el reiterado oportunismo de las corporaciones políticas, debiéramos plantearnos dos interrogantes: 1) cuándo se habla de la necesidad de concretar un gran acuerdo político- social, cabe preguntarse: entre quiénes?. 2) no será momento de sustentar este reclamado y frustrado acuerdo sin el paraguas de conceptos corporativos y abstractos, como peronismo, radicalismo, sindicalismo, empresariado, para concretarlo con figuras concretas de cada uno de dichos sectores que posean cualidades de honestidad, capacidad, legitimidad representativa y voluntad de transformar los arcaicos esquemas políticos-institucionales que generaron y generan inequidad, atraso y pobreza? Para mantener privilegios, complicidades y prácticas corruptas, demasiados acuerdos multisectoriales han sido posibles y exitosos.

Contra lo que podría suponerse el momento es oportuno, pues en los próximos meses la “grieta” como recurso de poder (Carl Schmidt), hasta el cierre de listas será reemplazada por innumerables “fisuras”, producto de una especialidad de los compradores de sonajeros: el travestismo político. 

Buenos Aires, 14 de noviembre 2018

miércoles, 7 de noviembre de 2018

ALFONSÍN: HONRAR UN FRACASO

El pasado 30 de octubre se conmemoró el 35° aniversario del triunfo electoral de Raúl Alfonsín. Para asombro de muchos, el radicalismo superó al justicialismo por casi doce puntos, sumando entre ambos partidos el 92% de los votos. La sociedad había interpretado que Alfonsín y su partido eran los más confiables para afrontar la compleja reconstitución del tejido institucional, social y económico del país, sin por ello sumergirse en tramposas “grietas”. Los recientes homenajes recordaron a Alfonsín con el emblema grandilocuente de “padre de la democracia”, pero sería más oportuno destacar propuestas esenciales que no se le permitió llevar a cabo, y que los políticos aún no han tenido la capacidad y/o voluntad de resolver. 

Ya en su campaña planteó la necesidad de democratizar a dos sectores fuertemente corporativos: Fuerzas Armadas y sindicatos. Estos últimos, de clara identificación peronista, tuvieron un rol central en el armado del partido para la elección de 1983, ocupando sus representantes altos cargos partidarios y candidaturas nacionales y provinciales de peso, para obtener finalmente 35 bancas legislativas. A poco de asumir, Alfonsín envió la ley de reordenamiento sindical y electoral a fin de regularizar el funcionamiento de los gremios tras la dictadura, conocida como “ley Mucci”, en alusión al trabajador gráfico Antonio Mucci, designado Ministro de Trabajo. Entre sus puntos, se planteaba la personería gremial para el sindicato más representativo (sindicato único por rama), pero permitiendo la participación de las minorías que obtuvieran el 25 % de los votos, que los afiliados deberían emitir en forma directa, obligatoria y secreta, bajo el control de la Justicia Electoral Nacional. Los mandatos duraban tres años con una sola posibilidad de reelección inmediata. La contrapropuesta gremial fue la de retomar la ley de Asociaciones Profesionales de 1973, y encomendar la regularización de las conducciones de los gremios a comisiones designadas por los propios gremios.

Previo a ingresar al Congreso, el proyecto radical produjo un primer efecto paradójico: gremialistas enfrentados entre sí durante la dictadura, terminaron unidos ante un gobierno democrático, con una conducción colegiada de la CGT, integrada por Saúl Ubaldini, Osvaldo Borda, Ramón Baldassini y Jorge Triaca. Aprobado por la Cámara de Diputados por amplia mayoría, el proyecto fue finalmente derrotado el 14 de marzo de 1984 en Senadores, por 24 a 22 votos, con el voto decisivo de Elías Sapag, del Movimiento Popular Neuquino. El 3 de agosto de 1984, la CGT llamó al primer paro general de los trece que sufriera Alfonsín durante su mandato. El gremio docente CTERA no se adhirió.

Años más tarde, el gobierno de la Alianza encabezado por De la Rúa, consiguió en abril del 2000 la aprobación legislativa de una reforma acordada con sectores del justicialismo, que entre otros aspectos permitía sellar convenios colectivos por empresa en lugar de rama o actividad, y derogaba los convenios ultraactivos de los años 1975 y 1988 de renovación automática, aún vigentes. En mayo de ese año el sindicalista Hugo Moyano denunció que el Ministro de Trabajo Flamarique había comentado que “para los senadores tengo la Banelco”, lo que éste negó. Ello desencadenó la crisis política con la renuncia del vicepresidente Alvarez, y posterior caída de De la Rúa en diciembre de 2001. En el 2003 se derogó la ley. 

Más recientemente el gobierno de Cambiemos impulsó una reforma laboral que promueve la discusión sobre aspectos conflictivos: normas que regulan las obras sociales y el Pami; poca uniformidad en los aportes sindicales; integrar prácticas laborales al sistema educativo; definir si ciertos beneficios (celular, vehículo), son parte del salario, y muchos otros. Lo tratado con sectores gremiales que en 2017 parecía viable, hoy desapareció de la agenda. 

Una crítica recibida por Alfonsín, falencia que se repitió en los intentos posteriores, es no haber sido más explícito ante la sociedad y los trabajadores en especial, respecto a los costos y beneficios de las reformas propuestas. En contraposición, para obturar todo tipo de cambios y mantener privilegios, el mensaje de la corporación sindical se mantuvo inmutable en el tiempo: “leyes impuestas por el FMI, precarización laboral, baja de salarios, pérdida de derechos”. Es momento de debatir propuestas que no incidan en los salarios de bolsillo, sino sobre costos adicionales injustificados, como excesivos aportes, seguros, ausentismo, entre otros. El problema no puede ser obviado. A comienzos de 2017 según datos oficiales, existían 12 millones de empleados registrados; 4,5 millones informales y cerca de 1,5 millones desocupados. 

Modernizar el mercado laboral favoreciendo al trabajador y desarmando costosos privilegios, sería un excelente homenaje para Raúl Alfonsín.

Buenos Aires, 07 de noviembre 2018 

miércoles, 31 de octubre de 2018

ARENGA CLERICAL

Recientes discursos de clérigos como Lugones y Radrizzani, entrecruzando aspectos espirituales, materiales y políticos, merecen una breve reflexión preliminar que evite asociar sin más sus opiniones con las de la Iglesia, o más absurdo, con las del Papa. “Iglesia” proviene del vocablo griego que significa “asamblea”, pues la conforma un conjunto de personas que profesan la religión basada en las enseñanzas de Jesucristo. Entre las mismas se destaca “dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”, separando lo espiritual de lo material. Lo espiritual, la fe, fue lo que permitió a sus seguidores soportar sacrificios, persecuciones y martirios, posibilitando la supervivencia y consolidación del cristianismo. Transitada esta etapa y lentamente, se construyeron los templos y organizaron las jerarquías eclesiásticas, conformando un todo genéricamente llamado Iglesia. Con el devenir histórico, a lo que “es de Dios” se le incorporó también lo que “es del César”, desarrollando un poder e influencia política llamado clericalismo, basado en que el clero debe intervenir en temas políticos y profanos a fin de orientar actos de gobierno conforme postulados religiosos. 

Es así como a lo largo de la historia la “Iglesia” cumple roles espirituales y políticos, con variado éxito según épocas y actores. Maquiavelo por ejemplo, padre de la ciencia política moderna, elaboró su doctrina en una Italia fragmentada en Estados gobernados por aristócratas, que comprendía a Venecia, Milán, Pisa, Florencia, Nápoles… y el Vaticano. También sufrió ataques a su esencia doctrinaria y espiritual. El marxismo identifica a las religiones como órganos burgueses llamados a defender la explotación de la clase obrera. Esta interrelación entre roles espirituales y materiales, le permitió desarrollar una sutil capacidad universalmente reconocida: la diplomacia. 

Sirva esta breve reseña para reconocer a los clérigos su derecho a opinar no solo sobre lo espiritual y las enseñanzas de Cristo, sino también sobre los más ásperos temas materiales y políticos, en cuyo caso puede unir, proteger, pacificar, como también separar, confrontar, guerrear, e incluso cometer actos inmorales, situándose en un mismo plano con vulgares pecadores. En nuestro país el clero cobijó posturas institucionales disímiles, con posiciones firmes o complacientes según las coyunturas políticas (gobiernos constitucionales, dictaduras, conflictos diplomáticos, guerras), pero en el marco de su reconocida diplomacia. Por ello asombra que personajes intrascendentes como Gustavo Vera o Juan Grabois, diversos políticos oportunistas generadores de pobreza o gremialistas acumuladores de poder, fortunas inexplicables y patoterismos explícitos, se adjudiquen el privilegio de interpretar el pensamiento de la Iglesia y del Papa. La sutil diplomacia vaticana aconseja no entrar en el terreno de los desmentidos? Puede ser, y hasta es razonable. Pero distinto es cuando frente a la Basílica de Luján el arzobispo Agustín Radrizzani se presta concientemente a una escenografía de coacción al poder político y judicial, ofrendando una misa en cuyas primeras filas como príncipes medioevales, se ubicaron responsables activos o pasivos de una desaforada corrupción y de la pobreza de vastos sectores populares. Resulta sospechoso además, que en su homilía clamando por “pan, paz y trabajo”, Radrizzani haya omitido consolidar esta invocación recordando un mandamiento clave para políticos y gremialistas: “No robarás”. 

La inconsistencia del mitin político-religioso en Luján tardó pocos días en quedar al descubierto. Los rostros de circunspectos feligreses que exhibían justicialistas polivalentes próximos al kirchnerismo y eternos gremialistas con perfiles de derecha, sin presencia de la izquierda combativa, transmutaron tan solo cuatro días más tarde en un justicialismo kirchnerista asociado ahora sí a grupos de choque de la izquierda combativa, para producir violentos desmanes en proximidades del Congreso a fin de evitar que se tratara el presupuesto nacional. Esta manifiesta dicotomía genera recuerdos preocupantes, por lo que sería oportuno recurrir a viejas bibliografías que nos ilustren acerca de los actores y contextos del duro período político 1973-1975, inicialmente con Perón vivo, para no repetir los mismos errores. 

En relación a dicho período existen hoy dos agravantes Desde entonces el país tuvo una pobre evolución, y los conflictos actuales no son solo ideológicos como entonces, sino también para mantener patrimonios ilícitos e impunidad de muchos de sus promotores. 

Buenos Aires, 31 de octubre 2018

miércoles, 24 de octubre de 2018

PERSEGUIR Y PROTEGER COMO SINÓNIMOS

Señalar que la desaforada corrupción estatal-privada explica la degradación del país desde hace décadas, sería un lamento inconducente. A futuro, el desafío estriba en desarmar la sólida trama de complicidad e impunidad, enquistada entre quienes dicen representarnos, entre quienes vociferan cuidar a los trabajadores, entre quienes deben impartir justicia, y entre quienes aducen aportar capital propio de riesgo para el crecimiento del país. Agrava el cuadro algunos Obispos, cuando en sus sermones omiten recordarles a esos políticos, gremialistas y empresarios reconvertidos en fervorosos feligreses, el mandamiento “No robarás”. 

Sin embargo el efecto “cuadernos de Centeno”, que dejaron como nunca antes expuesto cualitativa y cuantitativamente el saqueo de recursos públicos desde hace décadas, brinda a los ciudadanos comunes ajenos al poder, una alternativa contundente para promover cambios: reelaborar críticamente el repetido discurso político o mensaje, utilizado para comunicar y/o manipular a la opinión pública. Asumiendo que en esta coyuntura las pugnas no son ideológicas o principistas, sino por poder, dinero y privilegios. Hace 2.400 años Aristóteles planteaba a la política como un concepto que no debe separarse del realismo de los objetos. Maquiavelo hace casi 500 años, en su excepcional análisis del proceder de los hombres en las luchas por el poder, señalaba que “el príncipe cuyo gobierno descansa en soldados mercenarios no estará nunca seguro ni tranquilo, porque son ambiciosos, desleales… no tienen temor de Dios ni buena fe con los hombres”. A éste perfil de quienes pujan por el poder, nuestro país como no podía ser de otro modo, le suma una peculiaridad no habitual en sistemas democráticos: desde hace décadas se mantienen los mismos dirigentes políticos y gremiales. Para lograr tal perdurabilidad, según convenga y con cargo público y/o privilegio bajo el brazo, un mismo personaje puede ser neoliberal o populista; de derecha o izquierda; racional o irracional. Y muchos de ellos, a la hora de justificar patrimonios, confiesan encarnar una trinidad casi mística: ser políticos, gremialistas y empresarios simultáneamente. 

Un primer intento de desmitificar frases clásicas del discurso político, partirá de la más usada en los procesos judiciales por los partícipes en actos de corrupción contra el Estado: denunciar “persecución política”, pretendiendo que subliminalmente, los actos delictivos se confundan con la persecución de ideas. Pero el concepto “política” implica una manera de ejercer el poder público, resolviendo entre los intereses encontrados que se producen en una sociedad. Los que lo ejercen asumen además la responsabilidad de administrar los recursos públicos en función de intereses comunes. Por ello cuando los delitos no se refieren al patrimonio privado sino al público (demagógicamente llamado de todos), ese delito además de penal es “político”, agravado por el perjuicio social que provoca. El Poder Judicial, según marca la Constitución, deberá perseguir justicia y sancionar a los culpables. Los conceptos se suelen clarifican si se los confronta con su opuesto. En este caso, persecución con protección. Si el delito cometido años y/o décadas atrás recién hoy se “persigue”, en general con los mismos jueces y fiscales de entonces, es de sospechar que antes existió “protección” para lograr impunidad. Se concluye entonces que cuando en el Estado la corrupción no es puntual sino estructural, “perseguir” y “proteger” actúan como sinónimos. Por otra parte la victimización que permite el término “persecución”, jamás es acompañada por parte del funcionario sospechado / investigado / acusado, aunque sea de modo falaz como en el caso de delincuentes comunes, por la expresión “soy inocente”. Si se presta atención, jamás. Ello debido a que decirlo, implicaría negar y/o explicar que los bienes, empresas, sociedades y cuentas en el exterior que les son adjudicadas, le pertenecen. 

Otro mensaje político de manual que la impúdica exhibición de corrupción ha mostrado como falaz, es el declamado “luchar contra los grupos económicos concentrados”. Décadas atrás, esta entusiasta invocación subliminalmente remitía a nombres paradigmáticos del empresariado: Fortabat, Bunge y Born, Rocca, Macri, Bulgheroni, Perez Companc, entre otros, con capacidad económica y de “lobby” ante el poder político. El escándalo Centeno transparentó que en las tramas de corrupción estatales de los últimos quince años, los grupos económicos dejaron de ser tan concentrados, para organizarse asociando a políticos, gremialistas, legisladores, jueces y testaferros en una misma trama. Sus fortunas injustificadas, que envidiarían apellidos emblemáticos de antaño, en lugar de representar un loable fenómeno de crecimiento social y económico, explican la pobreza de muchos. 

Buenos Aires, 24 de octubre de 2018

miércoles, 17 de octubre de 2018

COIMAS DE NOVELA (cuaderno 8)

En este último cuaderno, el 03 de noviembre del 2015 es la fecha en la que Centeno concluyó con la descripción de los circuitos recaudatorios de coimas. Diez días antes, el justicialismo había sido derrotado en la provincia de Buenos Aires, tras 25 años ininterrumpidos en el ejercicio del poder. Diecinueve días después, en la segunda vuelta para elegir presidente, la coalición Cambiemos derrotó al Frente encabezado por el justicialismo, que gobernara al país durante doce años consecutivos. Surge una primera hipótesis: una alternancia democrática evita y/o afecta las tramas delictivas público-privadas conformadas para asegurar impunidad en la sustracción de recursos públicos. Con vista a futuro, se debiera evitar análisis fundados en tramposas “grietas”, instaladas para que la insensatez y el fanatismo predomine sobre la racionalidad y reflexión. Por ello no se plantea que lo “bueno” sustituyó a lo “malo”, sino a un principio democrático esencial: los efectos saludables de alternancia política-institucional en el manejo de lo público. Requisito necesario pero no suficiente. 

En un sistema democrático de baja calidad como el argentino, desarmar la trama de corrupción tiene gran complejidad, porque muchos de sus actores partícipes directos e indirectos están enquistados en las estructuras institucionales tanto públicas como privadas, amparados por leyes y procedimientos que ellos mismos promulgan y aplican. Y que tras un barniz institucional, de ser necesario, coaccionan a través de grupos de choque de acción directa. Este sustrato se potenció con la desaparición de partidos políticos coherentes y consolidados, y con un amplio espectro de políticos que aceptan integrar cualquier espacio partidario, siempre y cuando sea con cargo asegurado. El crítico panorama cierra con lo más grave; un conjunto de figuras variopintas de supuesta opinión influyente, dedicadas a promover golpes institucionales cuya representación simbólica es el helicóptero, recordando a De la Rùa. Olvidando que esa imagen nos retrotrae también al golpe militar que eyectó del poder a la presidenta constitucional Isabel Perón. 

El mérito no deseado de los cuadernos de Centeno, hasta simbólico si se quiere, es haber barrido con rumores, supuestos, investigaciones periodísticas de corrupción con éxitos editoriales como único resultado, debates políticos estériles y sin costos, obscenas exhibiciones de riqueza impunes, para poner sobre el escenario a todos los actores cómplices de la trama, incluidos el mayordomo, el jardinero y el secretario, como en las viejas novelas policiales. Los cuadernos cierran un capítulo, y abren el más trascendente a futuro inmediato: como actuarán las fuerzas políticas, judiciales, legislativas, empresariales y laborales en esta instancia, en donde pujarán con similar peso de representación institucional probos y cómplices, justicia y encubrimiento? 

El seguimiento de los avances judiciales en las distintas causas de corrupción, en cabeza de la originada en los cuadernos de Centeno, debieran servir en paralelo para plantear interrogantes e intentar obtener respuestas, que erradiquen conceptos, leyes, léxicos, usos y costumbres, que son los que desde hace décadas, posibilitan un Estado ineficaz, débil y permeable a la corrupción. El pasado y el presente exigen castigo y resarcimiento. Pero el futuro, profundos cambios de paradigmas políticos. Citemos algunos interrogantes: 

1) Conceptual. En un sistema político presidencialista verticalista, o en organizaciones empresariales jerárquicas, qué relación existe entre las responsabilidades de conducción y/o mando, y las penales por corrupción? En estructuras delictivas permanentes y a gran escala, un Presidente puede ignorar lo que hace un Ministro, este lo que hace un Secretario, y así sucesivamente? Un presidente de empresa puede ignorar coimas pagadas por subordinados? 

2) Fàctico. En lugar de discutir por supuestos operadores judiciales que presionan a jueces y fiscales presionables, no sería más positivo que algún legislador del PRO, radical, justicialista racional o irracional, progresista y de izquierda blanda o dura, denunciara quiénes son los legisladores que están frenando fuertemente la ley de Extinción de Dominio, o intentando que se apruebe laxamente sin incluir los casos en trámite judicial? 

3) Linguistico. Puede ser que en términos de corrupción estatal, protección y persecución sean sinónimos? 

Comenzaremos a desarrollar intentos de respuesta. 

Buenos Aires, miércoles 17 de 2018 

jueves, 11 de octubre de 2018

COIMAS DE NOVELA (cuaderno 7)


Los cuadernos de Centeno no contienen denuncias, carecen de adjetivaciones, su redacción es monocorde y rutinaria. Tres circunstancias aleatorias y concordantes produjeron su repercusión: un conflicto privado familiar de Centeno; obtención de los cuadernos por un periodista que priorizó la intervención judicial por sobre la primicia, y un juez y un fiscal de la vieja corporación judicial presuntamente arrepentidos que decidieron actuar conforme a sus obligaciones constitucionales, con el necesario sigilo para evitar las usuales estrategias comunicacionales destinadas a deslegitimar pruebas y denunciantes. Coronó el circuito la aprobación en 2016 de la ley que incorporó la figura del imputado colaborador o “arrepentido”, que parecía más declamatoria que eficaz. Esta suma de factores produjo un desmadre que pareciera afectar como nunca antes la resistente trama de impunidad, transparentando en un mismo escenario a partícipes políticos, empresarios, gremiales, corporativos, judiciales y periodísticos, aunados en complicidades, montos millonarios y arrepentimientos que no son de origen religioso. 

Pero para que este hito no se diluya una vez más en lo escenográfico en lugar de lo sancionatorio y resarcitorio, es oportuno analizar recientes fallos judiciales que explican la enorme permeabilidad institucional que hizo posible los desaforados enriquecimientos ilícitos resultantes, con líderes providenciales sostenidos en malas leyes e instituciones públicas y privadas débiles. En este contexto, el “´líder” de turno para lograr supuestas y vocingleras adhesiones ideológicas y enriquecerse, debe comprar complicidades, flexibilizar controles, asociar a los poderes legislativos y judicial, e ignorar corrupciones complementarias. El procedimiento recuerda un principio económico paradójicamente liberal: dejar hacer y dejar pasar. Esta fuerte interdependencia se transparentó en tres fallos judiciales recientes. 

A comienzo de octubre, la Cámara de Casación Penal integrada por los jueces Catucci, Riggi y Mahiques, anuló la condena a 7 años del ex presidente Menem por el contrabando de armas a Croacia y Ecuador, decidida años atrás por otra Cámara de Casación. Ello no se justificó en la inocencia del ex presidente, sino en que se habían excedido todos los plazos razonables para poder administrar justicia, a 23 años de iniciada la causa. El camarista Mahiques agregó una opinión a tener presente para establecer responsabilidades de líderes políticos y empresarios, al señalar “que no estaba probado que Menem y quien fuera titular de Fabricaciones Militares hubieran sabido de los negocios que se estaban haciendo por debajo de su estructura”. Para cerrar la trama, se debe recordar que en el año 2015 la Corte Suprema de Justicia anuló la decisión de la Cámara Nacional Electoral de inhabilitar la candidatura de Menem como senador nacional por carecer de idoneidad para ejercer un cargo público según el artículo 16 de la Constituciòn Nacional, aduciendo que solo una condena firme puede impedir a un ciudadano postularse a un cargo público. En un caso, la Cámara de Casación no aclaró cuáles son los plazos legales razonables en un juicio (no hay un Código Procesal?); en el otro, la Corte nos informa que la ley electoral votada por los legisladores no impide que procesados por delitos comunes puedan ser candidatos o ejercer cargos públicos.

Casi en simultáneo la misma Cámara decretó la nulidad de la causa de escuchas telefónicas iniciada hace más de 10 años en el juzgado del juez Oyarbide por la hija de Sergio Burnstein, familiar de una de las víctimas del ataque a la AMIA, que con intervención de los fiscales Di Lello primero y el fallecido Nisman luego, dio lugar en el 2010 al procesamiento entre otros, del presidente Macri. Se fundamentó en que el expediente estuvo plagado de errores procesales desde la primera hoja, dado que por ser un delito de acción privada, la denunciante Burnstein debió haber presentado una querella ante la Cámara para designar al juez por sorteo. El cuadro se completa con la decisión el pasado 08 de octubre, de la Sala I de la Cámara Federal (jueces Llorens, Bruglia y Bertuzzi), que anuló los sobreseimientos de los funcionarios implicados en la causa de coimas de Skanska iniciada hace 10 años, por haberse rechazado como prueba las grabaciones internas de Skanska que mencionaban el pago de las coimas.

Estos sucintos antecedentes indican que mientras viejos políticos intentan entretenernos con viejas y oportunistas polémicas, los ciudadanos debemos poner foco en las inconsistencias y omisiones de las leyes penales y electorales que aprueban los legisladores, y en la ineficacia del Consejo de la Magistratura para actuar contra jueces y fiscales incapaces y/o corruptos. Parafraseando a Clinton: “El problema no son los operadores judiciales, estúpido, sino los jueces que se dejan operar”.

Buenos Aires, 11 de octubre 2018

miércoles, 3 de octubre de 2018

COIMAS DE NOVELA (cuaderno 6)

En el cuaderno 6, Centeno manifiesta que tras el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner en octubre del 2010, los traslados de dinero se reiniciaron a tan solo siete días de su deceso, si bien fueron menos frecuentes y con montos menores. En el próximo cuaderno 7, asentará que el 21 de diciembre interrumpió sus anotaciones hasta mayo del 2013, “por temor que me descubran y quede sin trabajo”. Este período en blanco es oportuno para comenzar a desentrañar la matriz político-institucional que posibilitó tamaño saqueo al Estado, partiendo de un interrogante simple: cómo es posible que en un sistema democrático la trama delictiva conformada por políticos, empresarios, sindicalistas, jueces, fiscales, fuerzas de seguridad y delincuentes comunes, haya permanecido indemne durante tantos años? 

El análisis debe comenzar por el Presidente de la Nación, quien “es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país” (artículo 99 de la Constitución Nacional). A esta definición viejas prácticas políticas adosaron al cargo la condición de ser ejercido por líderes providenciales, y de ser posible de carácter sucesorio como en las añejas monarquías. Este requisito se transparenta en provincias como San Luis, Formosa, Santiago del Estero y Santa Cruz, conducidas por anacrónicos y eternos caudillajes. Lo que genera esta condición en las democracias imperfectas, es que el presidencialismo verticalista deja de ser una condición de gobernabilidad republicana, para cobijar elites prebendarias de carácter celular pero interrelacionadas entre sí. Por ello, una continuidad delictiva temporal en perjuicio del Estado, exige igualmente una continuidad política temporal en la conducción del mismo, con perspectivas de eternización. En estas circunstancias, los actos corruptos dejan de ser puntuales y anecdóticos (Skanska, IBM, Aduana), para transformarse en “estado de corrupción” permanente, que entrecruzan nombres de distintos sectores de poder público y privado. No es casual entonces que las causas de corrupción no se agoten en los funcionarios responsables enriquecidos, sino se extiendan a los poderes judicial y legislativo, asociados a grupos empresarios, sindicales, fuerzas de seguridad y delincuencia común, que en conjunto hacen viable el saqueo y aseguran su impunidad. Esta mecánica que nace de una cúpula política, tiene un efecto multiplicador indetenible, que se extiende a secretarios privados, mayordomos, jardineros, jueces, fiscales, sindicalistas, jefes de departamentales policiales, universidades, organizaciones intermedias, periodistas y actores. El poder mesiánico del líder en un sistema corrupto no dictatorial, no puede establecer límites; debe negociar, expandir el negocio. 

Entenderlo implica establecer tres niveles de participación en la corrupción estatal-privada: 1) funcionarios públicos y actores privados activos; 2) funcionarios o legisladores pasivos que “dejan hacer” o simulan “no ver nada”, pero exigen como compensación prebendas estatales; 3) millones de ciudadanos víctimas a los que solo les resta subsistir, y muchas veces, someterse a la adhesión forzada a líderes enriquecidos. Para producir un cambio debemos evitar el debate distractivo sobre si “Cristina debe ir o no presa”. Esta trampa ya se vivió con Menem, quien hoy con dos condenas, ejerce como senador con protección política y judicial. También debemos evitar los engaños de los eternos responsables de los fracasos, cuando intentan mimetizarse tras casi místicas referencias al peronismo, radicalismo o socialismo, para terminar ofreciéndose finalmente al mejor postor para obtener cargos. Todos los volátiles espacios partidarios que se conforman cada cuatro años para presentarse a elecciones bajo siglas cuasi comerciales, están plagados de quienes se dicen peronistas, radicales o socialistas. 

Es revelador que ninguna de las principales dirigencias políticas se pronunciaran taxativamente contra los hechos de corrupción, salvo en términos genéricos, o como recurso de coacción para atacar al adversario. Por el contrario, muchos políticos penalmente “honestos”, están dedicados a ubicarse en alguna lista para la próxima elección, gestionar un privilegiado cargo judicial para su pareja, o vencido su mandato como legislador, obtener un cargo de asesor en el Consejo de la Magistratura. Los escasísimos ejemplos de persistencia contra la corrupción pertenecen exclusivamente a mujeres. Pero los acuerdos políticos existen. Resulta imposible aprobar una ley de Extinción de Dominio eficaz, que permita recuperar parte de lo sustraído al Estado. Más aún, visto sus consecuencias, muchos legisladores estarán arrepentidos de haber aprobado hace dos años la ley conocida como la del “imputado arrepentido”. 

Buenos Aires, 03 de octubre 2018 

miércoles, 26 de septiembre de 2018

COIMAS DE NOVELA (cuaderno 5)

Las anotaciones con el detalle de los recorridos que para recaudar coimas realizara el chofer del Secretario del Ministerio de Planificaciòn Roberto Baratta, comenzó el 1º de febrero del 2005. En el cuaderno 6 Centeno registrará una suspensión momentánea de la actividad recaudatoria con motivo del fallecimiento del ex presidente Kirchner en octubre del 2010, por lo que es oportuno aprovechar la cercana interrupciòn para alejarnos por un momento de la deslumbrante hojarasca de millones de dólares sustraídos al Estado a través de asociaciones entre funcionarios, empresarios y sindicalistas, y hurgar en la matriz político-institucional que hizo posible tamaño saqueo. 


La destrucción de los partidos tradicionales que produjo la crisis 2001-2002, latente ya en la segunda presidencia de Menem, hoy se observa en otras democracias, tales como Italia, España, Francia y Brasil. Muchos analistas consideran la quiebra del Banco Lehman Brothers en el 2008, con la consecuente crisis financiera mundial que empobreció a vastos sectores sociales, como desencadenante de la crisis generalizada de representatividad política. Pero esto no explica el peculiar fenómeno argentino, con crisis “terminales” recurrentes desde hace 66 años, si tomamos como referencia la segunda presidencia de Perón. Baste mencionar que desde entonces tuvimos cinco cambios en nuestra moneda de curso legal, las inflaciones anuales promedio superaron los dos dígitos, y un mismo partido pudo privatizar y reestatizar empresas en menos de una década, en ambos casos con grandes pérdidas económicas. En este contexto lo más asombroso es la continuidad de las diversas dirigencias políticas y sectoriales responsables, en un marco de exacerbada corrupción en perjuicio de los recursos del Estado. Que no se limita al campo penal (robar), sino se extiende al usufructo de privilegios (nepotismo), a conductas abusivas en el gasto público (viajes, viáticos, compras), y aprobación de leyes inequitativas o cajoneo de las que afecten intereses políticos. Por ello, más allá del seguimiento de las impactantes actuaciones judiciales en marcha, sino se explicita y comprende la conformación estructural que permitió el saqueo la trama de corrupción sobrevivirá, y el país continuará degradándose. 

Un primer síntoma a destacar, es el permanente silencio de la gran mayoría de la clase política para expedirse explícitamente contra los hechos de corrupción, sea justicialismo, radicalismo, progresismo, socialismo, dirigencias gremiales o empresarias. Ello, mientras reconocidos corruptos cínicamente convocan a paros invocando la defensa de los que menos tienen, y a un año de las elecciones nacionales, eternos políticos repiten la vieja escena de apelotonarse y empujarse para subirse a los escasos botes del Titanic para obtener cargos legislativos (los cargos en organismos o asesorías se entienden solo como salvavidas para mantenerse a flote). En medio de este aquelarre, impávidos comentaristas y analistas reiteran añejas argumentaciones basadas en melancólicos contenedores partidarios que poco o nada contienen: justicialismo (decir peronismo es involucrar injustamente a Perón); radicalismo; progresismo; socialismo, izquierdas, derechas. La realidad se transparenta cuando a los contenedores les ponemos contenidos. Cuáles son los justicialistas racionales y cuáles los irracionales? Quiénes son radicales K, Pro o impolutos? Quién le ofrecerá un cargo a Victoria Donda para que defina dónde se ubica? Solá abandonó a Massa para acercarse al kirchnerismo junto con Pino Solanas, o es agente encubierto de Massa junto con Margarita Stolbizer para crear confusión? Lousteau es radical o independiente? Moyano y Pignanelli harán con Baradel y Yaski un frente de derecha, de izquierda, o acordarán unirse bajo un amplio “frente progresista”? En San Luis gobernará el Adolfo o el Alberto? Pensemos: esta ironías son falsas o tienen sustento? 

En medio de estos oportunismos políticos y mediocridades analíticas, nadie parece haber reparado en los interrogantes que surgen del caso llamado “cuadernos de Centeno”. Visualizarlos y encontrar respuestas será imprescindible para producir cambios políticos-institucionales de fondo. El interrogante inicial es simple: cómo puede ser que en una democracia se pueda mantener activa e impune durante décadas una estructura delictiva multisectorial y polifacética, integrada por altos funcionarios, empresarios, sindicalistas, jueces, fiscales, fuerzas de seguridad y delincuentes comunes? 

En la próxima newsletter buscaremos respuestas partiendo como corresponde del vértice de nuestro sistema de gobierno, con un poder Ejecutivo que usos y costumbres exigen que sea ejercido por líderes excluyentes y manejos verticalistas, y de ser posible de carácter sucesorio, como en las viejas monarquías. 

Buenos Aires, 26 de septiembre 2018

miércoles, 29 de agosto de 2018

COIMAS DE NOVELA (cuaderno 4)

Lograr un verdadero punto de inflexión en la destrucción de la matriz de corrupción estatal-privada sólidamente instalada desde hace décadas, implica sortear las estrategias judiciales y comunicacionales con las que los sectores involucrados intentarán eludir culpabilidades, mantener libertades, salvar patrimonios mal habidos, y colateralmente, intentar mantener la trama delictiva con los menores daños posibles. Una frase literaria resume la intención: cambiar para que nada cambie. 

Para evitarlo es necesario que nuestros análisis no se detengan solo en lo rimbombante, sino incursionen en el conocimiento del armado y extensión territorial de la trama. Es inevitable la repercusión que provocan nombres como Kirchner, De Vido, Rocca, Roggio y Calcaterra, alias “el primo de Macri”, entre otros. Pero concentrarnos en las cúpulas sin desactivar los eslabones, no destruirá la trama de corrupción. Es razonable priorizarlas en términos de sanciones penales, pero en términos de “desactivación” es imprescindible desarmar cientos de estructuras ficticias conformadas con el solo fin de saquear al Estado, para que no se mantengan latentes. En estas configuraciones disfrazadas de “legales”, participaron gobernadores, intendentes, rectores de universidades, cúpulas policiales, líderes sociales, cooperativas, fundaciones, y agrupaciones políticas inexistentes. En cada caso se deberá determinar si los partícipes necesarios fueron activos, cómplices o complacientes. A este último grupo pertenecen eternos políticos oficialistas u opositores penalmente inocentes, muchos de los cuales ya se autopostulan para las elecciones legislativas del 2019 (la agrupación no importa; están abiertos a escuchar ofertas). Bajo el lema “yo no vi nada” que los cobija, muchos colaboraron en promulgar leyes penales ineficaces y sistemas electorales escandalosos, o bien aportaron a la complicidad de trabar la aprobación de leyes imprescindibles como la de extinción de dominio.

En la actualidad, como es obvio, la información se concentra casi exclusivamente en el corazón del poder político: ciudad de Buenos Aires y alrededores. Surgen cifras estimativas del “costo de la corrupción” durante el período 2003-2015, basadas en distintos indicadores, como porcentaje sobre contratos de obra pública, montos de subsidios o promedio porcentual sobre PBI. Propritkin, presidente de contadores forenses, estimó una fuga de 20.000 millones de dólares entre corrupción y despilfarro. Profesores de la UBA y del Conicet calcularon en 36.000 millones de dólares de coimas lo sumado por todas las cajas recaudatorias. O 300 millones de dólares entregados por los operadores de transporte ferroviario subsidiado. Pero estas estimaciones no atacarán las causas que facilitaron el saqueo. En la provincia de Chubut por ejemplo, antes que aparecieran Centeno y sus cuadernos y a meses del fallecimiento del gobernador Mario Das Neves en octubre pasado, una investigación por enriquecimiento ilícito de sus secretarios privados desnudó una trama de sobornos entre funcionarios y empresarios pertenecientes a la delegación de la Cámara de la Construcción, que derivó en la detención de partícipes públicos y privados. La causa judicial es conocida con el nombre de “Revelación”. Lo destacable es que no solo varios empresarios “se arrepintieron” y confesaron, sino ofrecieron a modo de “probation” o reparación, hacerse cargo del costo y construcción de obras que se acordarían con el gobierno. Interesante alternativa a considerar como una de las opciones para no interrumpir la marcha de las obras a nivel nacional, y recuperar parte de los recursos estatales sustraídos.

Como corolario vale una reflexión de cara a la reformulación del análisis político. Cuando hacen referencia a las habituales y controvertidas encuestas de opinión y se menciona a los “núcleos duros de adhesión” del justicialismo (en este caso a Cristina Kirchner), se los identifica pertenecientes a las franjas sociales más vulnerables y tolerantes con la corrupción. Al respecto se debe recordar que en la provincia de Buenos Aires el justicialismo sufrió dos derrotas consecutivas. Pero no es lo más importante. Cabe preguntarse si no es momento que los analistas evalúen de igual modo la incidencia de los “núcleos blandos” pertenecientes a clases medias altas y altas permeables a la corrupción. Caso contrario el discurso político basado en la preocupación por los pobres aparece contradictorio: no solo se los mantiene pobres, sino también se los culpabiliza por un supuesto desinterés ante la corrupción estatal- privada. Conceptualmente, este discurso pertenecería al campo del cinismo.

Buenos Aires, 29 de agosto 2018 

PRÓXIMA NEWSLETTER: 24 DE SEPTIEMBRE DE 2018

jueves, 23 de agosto de 2018

COIMAS DE NOVELA (cuaderno 3)

Desactivar la sólida trama de corrupción político-empresarial que permitió el multimillonario flujo espúreo de recursos públicos hacia funcionarios y empresarios asociados, implica clarificar las culpabilidades de cada uno de los sectores involucrados. En nuestra condición de ciudadanos comunes, las fuentes de datos provienen de los medios masivos de comunicación, nexo imprescindible entre los sucesos y la opinión pública. Un análisis serio debe evitar catalogarlos “a priori” como oficialistas u opositores, prestando atención a los mensajes que en cada uno de ellos transmiten periodistas, analistas y políticos, para luego comparar y evaluar. Para la tarea tendrán similar utilidad por ejemplo, las señales televisivas de TN y la contigua C5N. O La Nación y Página 12 en la prensa escrita. Lo valioso es observar a que temas dan relevancia cada medio; quienes los plantean y como los plantean. 

Para este ejercicio individual para formar opinión se deben tener presentes ciertos principios de comunicación política: 1) La grandilocuencia discursiva de por sí no asegura nada, pues puede ser usada tanto por corruptos como por honestos. No es un fenómeno de la llamada “posverdad”. Jean-Marie Domenach expresaba en 1950 que “con tal que la palabra cause efecto, la idea ya no cuenta”. A la palabra, el desarrollo tecnológico moderno sumó la “imagen dinámica” (ejemplo: ver a López arrojando bolsos en un convento). 2) Para lograr impacto discursivo se aplican dos reglas: la de simplificación (ejemplo: Patria; pueblo; crecer; gobierno popular; gobierno de ricos; populismo; neoliberalismo; derecha; izquierda), y la exageración (aumentar aspectos favorables o desfavorables de los hechos). 3) Para que el mensaje tenga repercusión y no se diluya en lo individual, es necesario lograr cierta simultaneidad en su propalación. 

Retomando el escándalo de las “coimas en las obras y servicios públicos”, los hechos y personajes fueron conocidos desde hace años y/o décadas. Como así también la existencia de una sólida trama política, empresaria, gremial y judicial, que asegure inmunidad ante el saqueo e impunidad en cuanto a sanciones. Cabe preguntarse entonces: porqué los cuadernos de Centeno tuvieron un impacto que no lograron siquiera los videos mostrando a López arrojando bolsos con millones de dólares en un convento; integrantes del grupo de Lázaro Báez contando millones de dólares en Puerto Madero para transportarlos en bolsos, y a una integrante del grupo de Milagro Sala retirando un bolso con millones de pesos de una sucursal del Banco Nación de Jujuy días antes del cambio de gobierno? 

La razón pareciera ser una eficaz y reservada investigación judicial previa tomando como guía los famosos cuadernos, y la reciente incorporación de la figura penal del arrepentido colaborador, con las consecuentes, incontenibles e inéditas confesiones de empresarios, funcionarios, testaferros, y un emblemático ex juez federal. Caso cerrado entonces? De ningún modo; se avecina una dura etapa de encubrimiento, o al menos de minimización de daños. Y como no podía ser de otro modo dado que lo que se sustrajeron fueron cuantiosos recursos del Estado, los principales intérpretes pertenecen a la clase política. Las mencionadas reglas de simplificación y simultaneidad de propalación, se transparentan en el mensaje de batalla inicial: “se usa el caso de los cuadernos para tapar la situación económica”. Lamentablemente el eslogan es reversible, pudiéndose plantear que tras la situación económica se pretende tapar el escándalo de corrupción. Por otra parte muestra gran desprecio por el entendimiento del ciudadano común. El hambre es hambre, y la corrupción es corrupción. 

Pero lo revelador es el amplio espectro político que acoplado al lógico justicialismo kirchnerista, hace uso de una estrategia que mezcla especulación, necedad y complicidad. Citemos entre otros al justicialismo fluctuante (Solá, Arroyo, Alberto Fernández); al progresismo (Pino Solanas); a radicales quejosos (Ricardo Alfonsín); a la izquierda dura (Del Caño, Pitrola), a amigos papales (Grabois), y a representantes de derechos humanos (Estela Carlotto). Al listado se sumó un novel dirigente invitado a mesas de debate, que se presenta como presidente de un insólito Partido Piquetero. 

Que factor común interrelaciona a ésta supuesta diversidad ideológica tras un mensaje único? Todos reciben recursos del Estado, y dicen defender a los pobres. Evidentemente, desarmar la trama de corrupción no será fácil. 

Buenos Aires, 23 de agosto 2018 

miércoles, 15 de agosto de 2018

COIMAS DE NOVELA (cuaderno 2)

En el cuaderno anterior recordamos la causa de las coimas en el Senado como un caso paradigmático para comprender el circuito de corrupción, especulación política e impunidad final, vigente desde hace décadas. Este segundo cuaderno reflexiona sobre los inéditos y masivos mal llamados arrepentimientos de importantes empresarios, políticos y jueces. Cabe recordar que existen dos clases de arrepentimientos: el religioso (dejar de pecar para volver al camino de Dios y del bien), y el penal (temor a ser castigado judicialmente). Este último adquirió eficacia a partir del año 2016 con la modificación de artículos del Código Penal que incorporó la figura del colaborador. Los últimos sucesos podrían terminar con una variante habitual de arrepentimiento más peligrosa y cínica: pregonar principios éticos y denunciar corrupciones como mero juego político, bajo el paraguas de impunidad de los culpables asegurada. 

La corrupción desaforada necesitó de una trama estructurada desde cúpulas cleptocráticas consolidadas, multifacéticas, apolíticas en lo ideológico, asociada a otros poderes constitucionales y organismos de control, y con un sinnúmero de partícipes secundarios necesarios, sea por acción o adhesión (secretarios, testaferros, periodistas, actores, policías, choferes, jardineros), o por omisión, amansando a políticos y funcionarios penalmente “honestos”, con cargos públicos bien rentados, extendidos a sus familiares de ser necesario. Por ello los antecedentes de arrepentidos con pruebas sólidas (Skanska, Siemens, IBM-Banco Nación, entre otros), o best sellers sobre la corrupción como “Robo para la corona”, se diluían como entretenimientos mediáticos, pero no mucho más. 

Es oportuno no embarcarse en prematuros entusiasmos emocionales, pese a la relevancia de los arrepentidos y contundencia de sus declaraciones. Se instalarán las clásicas estrategias legales y comunicacionales de negación, confusión y ocultamiento, que ya planteaba el psicólogo social Dunlap en 1925, cuando señalaba que ante la opinión pública se debían sustituir los argumentos por las declaraciones. No es casual que políticos o empresarios en lugar de argumentar “inocencia”, se limitaran a declarar “persecuciones políticas”, o bien, “fui obligado”. Del mismo modo se abusará del rumor, que Ludendorff definía como el medio de propaganda más peligroso de todos: ”La idea se siembra y nadie sabe de dónde ha salido”. 

Sin embargo la gran incógnita es vernácula: hasta cuándo el sistema político seguirá auto protegiéndose? Como referencia basta señalar la capciosa e inconstitucional interpretación de la ley de fueros, que permite que procesados y condenados por delitos comunes puedan ser candidatos y legisladores; la increíble resistencia a promulgar una ley eficaz de extinción de dominio de bienes de la corrupción; la permanencia de un sistema electoral absurdo que facilita cualquier despropósito para permanecer en los cargos. 

Mientras estas preguntas esperan respuestas, el seguimiento de las causas judiciales aconseja tener presente: 1) los primeros arrepentidos deberán ser los integrantes de la justicia penal; en especial jueces y fiscales federales. 2) eludir la distracción con fetiches de culpabilidad como objetivo unívoco y engañoso: Menem y los Kirchner, Oyarbide y Bonadìo, Wágner y Calcaterra, peronistas y radicales. En la propaganda política el recurso de hacer foco en lo coyuntural o anecdótico para mantener lo estructural se llama Regla de Simplificación, cuyo símbolo es el eslogan. 3) no interrelacionar reclamos ciudadanos de honestidad política con encuestas de adhesión y/o rechazo político a personajes y/o sectores. La corrupción estatal no tiene ideología. En las cúpulas favorecidas predominan los negocios y el dinero; en las franjas sociales vulnerables, el temor a perder lo poco que recibieron. 

Ocho cuadernos y una reforma en el Código Penal generaron un tifón dentro del cual giran desordenadamente políticos, empresarios, jueces, fiscales, sindicalistas y testaferros. En lo inmediato se introduce un nuevo mensaje de impunidad, que sostiene que las empresas involucradas en las coimas y sus obras entrarán en crisis, incumpliendo contratos e incrementando la recesión. Ante ello, el gobierno debiera elaborar una estrategia jurídica, técnica y presupuestaria para mantener fuentes de trabajo y obras claves de desarrollo. Recordemos que las dirigencias argentinas son muy especiales. No hay inversiones por la corrupción, pero tampoco las hay si se la combate. 

Buenos Aires, 15 de agosto 2018

miércoles, 8 de agosto de 2018

COIMAS DE NOVELA (cuaderno 1)

“Cambian los actores, se transforma el escenario, tenemos sensación de novedad, pero el libreto mantiene sus líneas cardinales. La Argentina es distinta y la misma a la vez. Posee identidad. La última década, escándalo más, escándalo menos, está prefigurada en las anteriores. Ha demostrado que el título de esta obra le calza a perfección”. Este concepto lo escribió Marcos Aguinis en su libro “Un país de novela”, publicado en 1988. Treinta años más tarde, surge un éxito rutilante de un escritor desconocido, de profesión chofer, autor de una bitácora que en ocho entregas describe la corrupción estatal-privada entre los años 2005-2015. El libreto del país de novela mantiene sus líneas cardinales, pero asombrosamente, también a muchos actores y escenarios de entonces. Presidentes, gobernadores, legisladores, gremialistas, empresarios y jueces podrán tener hoy otros cargos, o haber sido sucedidos dinásticamente por familiares, pero sus ilustres apellidos permanecen. Primera conclusión: estas continuidades dirigenciales por décadas, son esenciales para sostener las extendidas tramas de corrupción estatal-privada con impunidad. 

También se mantendrán las clásicas estrategias de encubrimiento, aplicando una de las reglas básicas de la propaganda política, llamada “contra propaganda”. Consiste en minimizar impactos en la opinión pública buscando destruir y/o diluir acusaciones, tras un alud de opiniones políticas que entrecruzan información con desinformación, profesionalidad con encubrimiento, racionalidad con delirios. Estos servicios profesionales disfrazados de opinión, son excelentemente remunerados. Un caso que ejemplifica la relación entre juegos políticos, corrupción e impunidad, es el de las coimas en el Senado. Recordarlo servirá para seguir el avance de las investigaciones actuales. En homenaje a la síntesis, lo resumiremos al estilo Centeno; cronológicamente y con descripciones escuetas. 

Año 2000.- En mayo el Senado sanciona la ley de Reforma Laboral. En agosto aparece en Sala de Periodistas un anónimo denunciando sobornos a senadores justicialistas, y La Nación comienza con una serie de artículos al respecto. Moyano declara que el Ministro Flamarique le dijo que tenía la Banelco para las coimas. Inicia una causa el juez Carlos Liporace. En octubre renuncia el vicepresidente Carlos Alvarez, mencionando la compra de leyes. 

Año 2001.- En febrero el juez Liporace es suspendido acusado por enriquecimiento ilícito (luego condenado por cohecho). Toma la causa Canicoba Corral. En diciembre renuncia De la Rúa. 

Año 2002.- Asume como presidente Duhalde en el contexto de un caos económico y político inédito. 

Año 2003.- En mayo asume la presidencia Néstor Kirchner. En junio el ex secretario legislativo radical Pontaquarto se presenta en un reportaje como arrepentido, afirmando haber participado en los sobornos transportando 5 millones de dólares entregados por la SIDE. Canicoba Corral dice que los sobornos están probados. En un reportaje televisivo, señalando una mesa de su despacho presidencial, Kirchner expresa: “acá se pagaron los sobornos”. 

Año 2004.- La Cámara Federal dispuso la nulidad de lo actuado por Canicoba Corral, que diera por acreditadas las coimas, y traslada la causa a Daniel Rafecas. 

Año 2013.- Elevada a juicio la causa y tras el desfile de más de 300 testigos, en diciembre el Tribunal Oral 3 sobreseyó a todos los acusados. En su fallo menciona que Pontaquarto “se contradijo, se desdijo y corrigió sistemáticamente”. Destacó la parcialidad de algunos jueces intervinientes, “en especial del dr. Rafecas”. El fiscal Taiano solicitó investigar al ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández y al ex Jefe de la Ciudad Aníbal Ibarra, entre otros testigos, por sus declaraciones “sospechadas de falsas y contradictorias”. Los testigos, entre ellos Alvarez, Moyano y personal de la SIDE relevado de su obligación de confidencialidad, no aportaron pruebas fehacientes. 

Porqué esta causa es emblemática para observar las investigaciones y juicios que se avecinan? Hayan existido o no los sobornos, la gravedad institucional es exactamente la misma. Los involucrados en la causa demostraron que usan la corrupción solo como recurso de desprestigio político, pero manteniendo a resguardo la impunidad de los culpables. Con respecto a lo expresado por Marcos Aguinis en 1988, hay una diferencia: los actores y escenarios de entonces, salvo razones de fuerza mayor, son los mismos de hoy. 

Buenos Aires, 08 de agosto 2018