jueves, 29 de noviembre de 2018

ES EL LUCRO, ESTÚPIDO

Para analizar el escándalo generado por el partido trunco entre River y Boca, y considerando que los diagnósticos, personajes y consecuencias se repiten hasta el hartazgo sin soluciones, es oportuno rescatar aspectos claves dentro de la hojarasca informativa, relacionados con la patología delictiva deportiva. Para comenzar, transparentaré mis preconceptos futboleros: soy de Independiente. Ello me habilita a considerarme una de las primeras víctimas de las supuestas intervenciones del Papa Francisco en nuestros ásperos temas domésticos. En el año de su elección, sin disimulo sacó campeón a los “santos” de Boedo, y mandó al descenso a los “diablos rojos” de Avellaneda. Por ello me tranquiliza que el clan Moyano que hoy nos conduce, cuente al menos con la protección religiosa del arzobispo de Lujàn Agustín Radrizzani. 

Pasando al contexto en el que se desarrolló el escándalo, destacaremos el más esclarecedor y absurdo. La inmanejable puja de poder y negocios multimillonarios que interrelacionan a políticos, empresarios, sindicalistas, poder judicial y barras bravas criminales como apoyo logístico dentro del negocio del fútbol, se realiza bajo el paraguas de las llamadas “entidades sin fines de lucro”. Mejor fachada para blanquear ilícitos como lavar dinero, comercializar droga y ejercer aprietes de todo tipo, es imposible. En cuanto a lo discursivo, así como en política la corrupción se intenta ocultarla invocando la defensa de los más pobres, en el fútbol se apela a “la pasión popular”. Resaltar esta contradicción no pretende promover la privatización de los clubes, sino legislar, controlar y actuar para que no se utilicen a las entidades deportivas como fachadas virtuosas de escandalosos lucros. Y comprender que las barras no son difíciles de erradicar, sino por el contrario, son mantenidas y/o soportadas por políticos, sindicalistas, empresarios, jueces y fiscales corruptos o complacientes, difíciles de erradicar. Conglomerado que incluyó recientes apoyos clericales. Debemos recordar que en las clásicas mafias de mediados del siglo XX, no mataban los “capos” sino sus sicarios. 

Para sustentar lo expuesto, en primer lugar se debe efectuar un reconocimiento al periodismo. Todo lo que sabemos relacionado con entramados, maniobras delictivas, imágenes probatorias y antecedentes de cientos de barras, los aporta casi exclusivamente el periodismo. Las autoridades, jueces y fiscales no miran, no leen, no escuchan. El segundo aspecto, error en el que sí caen muchos comunicadores, es utilizar el encubridor artificio de la generalización, cuya frase paradigmática sería “la sociedad está enferma”. La enferma por dinero y poder son las dirigencias, como indican dos antecedentes recientes: 1) las olimpíadas de la juventud se desarrollaron con sorprendente éxito de público y sin incidentes. No hay que profundizar sobre las causas: no había negocios multimillonarios con rápidos retornos. 2) en la semana del escándalo, se desconcentraron más de 60.000 espectadores que asistieron al estadio de Boca para presenciar un entrenamiento, y días más tarde otros 70.000 estafados asistentes al estadio de River, tras permanecer horas hasta la suspensión del partido. En ambos casos no hubo desmanes. Sin política sucia, la sociedad no está tan enferma. 

Pasemos a lo institucional. En los desmanes del sábado hubo 16 detenidos por atentado y resistencia a la autoridad. En menos de 24 horas la jueza María Julia Correa los dejó libres porque “los soldaditos” no tenían antecedentes, sin realizar ninguna investigación preliminar. Ningún fiscal apeló. En la investigación del juez Luis Armella por asociación ilícita entre dirigentes y barras bravas en Independiente, el secretario del club “Yoyo” Maldonado declaró desconocer porque en el partido con Flamengo por la final de la Sudamericana en el 2017, se vendieron 36.000 entradas y hubo 54.000 espectadores. La causa “Fútbol para todos” a cargo de Servini de Cubría desde el 2015, fue elevada a juicio oral sin que la jueza indicara el destino de los 760 millones de pesos desaparecidos en el tránsito de fondos entre Jefatura de Gabinete y AFA. A nivel legislativo, las incapacidades, desinterés o complicidades se reflejan en un vicio que los políticos manejan a la perfección: el oportunismo. Ante los sucesos reapareció Scioli, recordando que su gobierno había presentado una propuesta de reforma del Código Penal incorporando la figura del “barra brava”. Al preguntársele por el resultado del proyecto, Scioli respondió impertérrito: perdió estado parlamentario.

Bastas de falsas promesas y discursos. En lo inmediato se puede sugerir: a) llamar a sesiones extraordinarias para implementar una seria reforma al Código Penal que incorpore la problemática delictual en el fútbol; b) que instituciones como el Colegio de Abogados, FOPEA y Usina de Justicia, elaboren un informe detallado del avance de todas las causas judiciales relacionadas con el fútbol. 

Buenos Aires, 29 de noviembre 2018

miércoles, 28 de noviembre de 2018

GUERRA ENTRE CHICHO Y TOTÓ

La presente es una historia basada en hechos reales, y sin desenlace conocido. En el año 2015 en un partido por la copa Libertadores entre Boca y River, en el entretiempo un delirante apodado “Panadero”, burló los exigentes controles arrojando a la salida del campo de juego gas pimienta a los jugadores de River. De inmediato ingresó al campo de juego el “capo” de este club, conocido como Chicho, exigiendo y logrando la suspensión el partido. Tras lo cual Chicho acordó con Totó, el capo de Boca, que la Conmebol decidiría el camino a seguir. Chicho, pícaro, en plena madrugada pidió un diagnóstico oftalmológico de sus jugadores afectados, y con el mismo en mano tomó un vuelo a Asunción para reclamar con éxito a la Conmebol que den el partido por ganado a su club. Totó quedó caliente. Hace pocos días, en un nuevo partido por la Libertadores entre ambos clubes en cancha de River, el ómnibus con los jugadores de Totó fue apedreado por hinchas del club de Chicho. Ni lerdo ni perezoso, Totó llevó a un jugador al oftamólogo, quien certificó un problema ocular. El partido fue suspendido. Ya más relajados, en medio de sonrisas y con la presencia de los “capos di tutti capis” internacionales, conocidos como “el franchute” y “el paragua”, más el argentino apodado “el Comandante”, Chicho y Toto firmaron un “pacto de caballeros” para fijar nueva fecha para el partido. Tranquilizado, “el franchute” voló en business a Europa, para regresar en esta semana a nuestro país también en business, a fin de enseñar a los líderes del G-20 como se maneja un negocio con éxito. Pero aprovechando el aflojamiento de tensiones, Totó consumó la “vendetta”. Presentó un reclamo ante la Conmebol para que den por ganado a su club el partido. Ante ello, “el paragua” citó de urgencia a Chicho y a Totó a la sede de la Conmebol, para buscar una salida a la situación. Entre las alternativas no se descarta efectuar el partido en Pekín; eso sí, sin público. Este enfrentamiento ha generado gran preocupación en los “clanes” futboleros, ante el temor que Chicho y Totó contraten sicarios y corra sangre. Aprovechando el G-20, se han detectado a varios de ellos disfrazados de diplomáticos o guardaespaldas, bajo nombres claves como Caverna, el Polaco, el Oso, Loquillo, el Animal, Patón, entre otros. El más sensible del grupo conocido como Bebote, está preso. Por las dudas, el arzobispo Radrizzani está preparando una misa. 

Buenos Aires, 28 de noviembre 2018 



miércoles, 21 de noviembre de 2018

"FAKES" DISCURSIVOS

Las noticias falsas (fake news), se presentan como un fenómeno comunicacional moderno exacerbado por las redes sociales que actúan en un espacio digital amorfo caracterizado por la inmediatez, del que participan ciudadanos comunes en un supuesto pie de igualdad con personajes reconocidos y perfiles falsos. Pero el juego mantiene principios inmutables: las opiniones no son asépticas, sino responden a preconceptos, intereses y tamices culturales. Pero las noticias/opiniones falsas no reciben la misma atención cuando de las redes sociales se pasa al concreto mundo de los medios de comunicación escritos, televisivos o radiales, a cuya misión de informar, entretener y educar, se le suma la tarea de “convencer” cuando se incursiona en el campo político. En este caso la eventual utilización de noticias falsas puede complementarse con entrevistas complacientes. 

No es una novedad, pues es sabido de políticos que aceptan ser reporteados solo por determinados periodistas. Lo interesante es detectar durante el diálogo cuando surge la falsedad, complacencia o supuesta impericia para obtener opiniones útiles y veraces por parte del entrevistado. Existen tres escenarios de ejercicio periodístico: el columnista (transmite su opinión subjetiva con o sin datos de apoyo); espacios de debate (el conductor instala temas, regula tiempos y se preseleccionan panelistas), y el reportaje (intercambio entre entrevistado y entrevistador). La actividad se desarrolla en un marco de libertad y diversidad en el que coexisten por ejemplo, Clarín, La Nación y Página 12; América 24, Crónica TV y C5N; Pagni, Majul y Víctor Morales. En este escenario se entrecruzan rigurosidad informativa, noticias falsas, puestas en escena para promover imagen o direccionar opinión. Respecto a los medios y periodistas citados, posiblemente hayamos emitido juicios de valor sobre cada uno de ellos. De ser así, “creeremos” lo que nos dicen unos, y “rechazaremos” lo que nos dicen otros, cayendo en el objetivo básico de la propaganda política: que lo emocional predomine sobre lo racional. Para ello los mensajes responderán a la regla propagandística llamada de “simplificación”, basada en que “el nivel intelectual del mensaje deberá ser tanto más bajo cuanto más grande sea la masa de personas que deba convencer”. (La propaganda política – Jean Marie Domenach – 1950).

Si a la luz de esta definición prestamos atención a los mensajes emitidos a través de WhatsApp, Facebook o Twitter por reconocidos políticos, sean oficialistas u opositores, se comprobará su pobreza argumentativa. Se remiten a emitir opinión (subjetiva) disfrazada de información (objetiva), intentando en muchos casos reafirmarla con datos numéricos aparentemente consistentes, pero inexistentes o de origen dudoso. Lo sorprendente de esta multiplicidad comunicacional, que pareciera romper con la condición monopólica característica de la propaganda política creada por los regímenes fascistas y comunistas en la primera mitad del siglo XX, es culpabilizarla por resultados electorales imprevistos, como los que erigieron a Trump y Bolsonaro presidentes. Cabe preguntarse: no es muy pobre, simplista y exculpatorio para los derrotados los que plantean este escenario? Sería posible que en realidad el bombardeo informativo que dispersa noticias falsas, esté desarrollando un espíritu crítico en los ciudadanos, en contraposición a viejos discursos que plantean viejos políticos?

Mencionemos un ejemplo habitual de complicidad o impericia periodística. El periodista de turno, asumiendo el rol de implacable, pregunta al político entrevistado: Ud. robó?. Su respuesta inevitable será: estoy sufriendo una persecución política. Jamás un periodista repreguntó: cómo explica entonces el crecimiento patrimonial durante su ejercicio en la función pública?

Otro ejemplo. En canal TN ante los periodistas Winazki y Luciana Geuna, el sindicalista de Aerolíneas Argentinas Cirielli justificó el paro que perjudicó a 30.000 pasajeros, y entre los motivos mencionó que la línea low-cost Fly Bondi tendría capitales del narcotráfico. Ninguno de los periodistas le repreguntó: que tienen que ver su denuncia con los pasajeros afectados?

Independientemente de orientaciones políticas personales, ejercitarnos en detectar omisiones, falsedades y complicidades en el discurso político, le dificultará cada vez más a la vieja política manipular a la opinión pública. Y básicamente, engañarnos.

Buenos Aires, 21 de noviembre de 2018

miércoles, 14 de noviembre de 2018

SONAJEROS PREELECTORALES

El sonajero es un juguete para bebés destinado a estimular su desarrollo y permitirles llamar la atención a través de los sonidos. Muchos de nuestros políticos en épocas preelectorales se inspiran en su función para crear nuevos “espacios” partidarios, con algunas diferencias. El sonajero lo agita quien abandonó su cuna / partido político recientemente, y el desarrollo que pretende estimular es el de sus ambiciones. Por lo que la utilidad que rescata del sonajero es la de hacer ruido para visibilizarse y perdurar. 

Esta moda bullanguera se expandió en las dos últimas décadas tras la pérdida del rol de los partidos políticos tradicionales, como naturales receptáculos de diversidades aunadas tras políticas básicas compartidas. Tamaña dilución y fragmentación hace suponer que la declamada “antipolítica” nace en el propio seno de las burocracias partidarias, y no en supuestas culpabilidades de los votantes, como avezados analistas pretenden justificar los fenómenos Trump y Bolsonaro entre otros. En nuestro país se habla de peronismo, pero los peronistas se distribuyen en diversos partidos, con excepción del justicialista. Se habla de radicales, pero muchos de ellos dispuestos a escuchar ofertas de otros partidos, incluida la variante justicialista kirchnerista. Este burdo mercadeo es apañado por un sistema electoral que permite la perpetuación de políticos a través de las listas legislativas sábana, listas colectoras, ley de lemas y otras trampas. En Brasil por ejemplo, Dilma Rousseff no pudo alcanzar los votos individuales necesarios para ser senadora en el Estado de Minas Gerais, quedando en cuarto lugar. Con nuestras listas sábana hubiera ingresado. 

Ello explica la sobreventa de sonajeros destinados a llamar la atención del dedo elector de los líderes de turno en épocas preelectorales. Su ruidoso uso no resaltará ideologías, fidelidades partidarias o coherencias programáticas, sino desnudará ambiciones, traiciones, hipocresías, amontonamientos, y como es usual, nepotismos. No sorprende ver al fluctuante Felipe Solá escapándose de la cuna Massa para adquirir el sonajero Red Argentina, intentando llamar la atención de mamá Cristina. Ver a Lischfiz, Stolbizer y Ricardo Alfonsín arrojándose de sus respectivas cunas portando el colorido sonajero Encuentro Progresista. Ver a Victoria Donda, cuyo mandato vence en la próxima elección, zafando de los barrotes de la cuna Libres del Sur, mientras agita entusiasta el simpático sonajero Somos Más. En esta puja para sobrevivir hay sonajeros más baqueteados, como los usados por los autoproclamados “líderes sociales” Grabois, Menéndez y Alderete, que hacen inexplicable la función que debieran cumplir los organismos estatales específicos de Nación, provincias y municipios. Los primeros balbuceos políticos de estos renovados bebes, mientras gatean en busca de protección maternal (Cristina), o paternal (Mauricio, Sergio), no son papá y mamá, sino más grandilocuentes: pueblo, progresismo, defensa de los pobres. Si se les critica su inconstancia para juguetear en una única cuna, repiten el sagaz balbuceo del avezado bebe Solá: “no miro el pasado; miro el futuro”. Pueden pelearse entre bebes, pero como debido a sus prolongadas lactancias no son ingenuos, la corrupción no será un límite que les impida amigarse. Retozaron en demasiadas cunas como para caer en sutilezas.

En esta descripción que fluctúa entre la ironía, el escepticismo y el reiterado oportunismo de las corporaciones políticas, debiéramos plantearnos dos interrogantes: 1) cuándo se habla de la necesidad de concretar un gran acuerdo político- social, cabe preguntarse: entre quiénes?. 2) no será momento de sustentar este reclamado y frustrado acuerdo sin el paraguas de conceptos corporativos y abstractos, como peronismo, radicalismo, sindicalismo, empresariado, para concretarlo con figuras concretas de cada uno de dichos sectores que posean cualidades de honestidad, capacidad, legitimidad representativa y voluntad de transformar los arcaicos esquemas políticos-institucionales que generaron y generan inequidad, atraso y pobreza? Para mantener privilegios, complicidades y prácticas corruptas, demasiados acuerdos multisectoriales han sido posibles y exitosos.

Contra lo que podría suponerse el momento es oportuno, pues en los próximos meses la “grieta” como recurso de poder (Carl Schmidt), hasta el cierre de listas será reemplazada por innumerables “fisuras”, producto de una especialidad de los compradores de sonajeros: el travestismo político. 

Buenos Aires, 14 de noviembre 2018

miércoles, 7 de noviembre de 2018

ALFONSÍN: HONRAR UN FRACASO

El pasado 30 de octubre se conmemoró el 35° aniversario del triunfo electoral de Raúl Alfonsín. Para asombro de muchos, el radicalismo superó al justicialismo por casi doce puntos, sumando entre ambos partidos el 92% de los votos. La sociedad había interpretado que Alfonsín y su partido eran los más confiables para afrontar la compleja reconstitución del tejido institucional, social y económico del país, sin por ello sumergirse en tramposas “grietas”. Los recientes homenajes recordaron a Alfonsín con el emblema grandilocuente de “padre de la democracia”, pero sería más oportuno destacar propuestas esenciales que no se le permitió llevar a cabo, y que los políticos aún no han tenido la capacidad y/o voluntad de resolver. 

Ya en su campaña planteó la necesidad de democratizar a dos sectores fuertemente corporativos: Fuerzas Armadas y sindicatos. Estos últimos, de clara identificación peronista, tuvieron un rol central en el armado del partido para la elección de 1983, ocupando sus representantes altos cargos partidarios y candidaturas nacionales y provinciales de peso, para obtener finalmente 35 bancas legislativas. A poco de asumir, Alfonsín envió la ley de reordenamiento sindical y electoral a fin de regularizar el funcionamiento de los gremios tras la dictadura, conocida como “ley Mucci”, en alusión al trabajador gráfico Antonio Mucci, designado Ministro de Trabajo. Entre sus puntos, se planteaba la personería gremial para el sindicato más representativo (sindicato único por rama), pero permitiendo la participación de las minorías que obtuvieran el 25 % de los votos, que los afiliados deberían emitir en forma directa, obligatoria y secreta, bajo el control de la Justicia Electoral Nacional. Los mandatos duraban tres años con una sola posibilidad de reelección inmediata. La contrapropuesta gremial fue la de retomar la ley de Asociaciones Profesionales de 1973, y encomendar la regularización de las conducciones de los gremios a comisiones designadas por los propios gremios.

Previo a ingresar al Congreso, el proyecto radical produjo un primer efecto paradójico: gremialistas enfrentados entre sí durante la dictadura, terminaron unidos ante un gobierno democrático, con una conducción colegiada de la CGT, integrada por Saúl Ubaldini, Osvaldo Borda, Ramón Baldassini y Jorge Triaca. Aprobado por la Cámara de Diputados por amplia mayoría, el proyecto fue finalmente derrotado el 14 de marzo de 1984 en Senadores, por 24 a 22 votos, con el voto decisivo de Elías Sapag, del Movimiento Popular Neuquino. El 3 de agosto de 1984, la CGT llamó al primer paro general de los trece que sufriera Alfonsín durante su mandato. El gremio docente CTERA no se adhirió.

Años más tarde, el gobierno de la Alianza encabezado por De la Rúa, consiguió en abril del 2000 la aprobación legislativa de una reforma acordada con sectores del justicialismo, que entre otros aspectos permitía sellar convenios colectivos por empresa en lugar de rama o actividad, y derogaba los convenios ultraactivos de los años 1975 y 1988 de renovación automática, aún vigentes. En mayo de ese año el sindicalista Hugo Moyano denunció que el Ministro de Trabajo Flamarique había comentado que “para los senadores tengo la Banelco”, lo que éste negó. Ello desencadenó la crisis política con la renuncia del vicepresidente Alvarez, y posterior caída de De la Rúa en diciembre de 2001. En el 2003 se derogó la ley. 

Más recientemente el gobierno de Cambiemos impulsó una reforma laboral que promueve la discusión sobre aspectos conflictivos: normas que regulan las obras sociales y el Pami; poca uniformidad en los aportes sindicales; integrar prácticas laborales al sistema educativo; definir si ciertos beneficios (celular, vehículo), son parte del salario, y muchos otros. Lo tratado con sectores gremiales que en 2017 parecía viable, hoy desapareció de la agenda. 

Una crítica recibida por Alfonsín, falencia que se repitió en los intentos posteriores, es no haber sido más explícito ante la sociedad y los trabajadores en especial, respecto a los costos y beneficios de las reformas propuestas. En contraposición, para obturar todo tipo de cambios y mantener privilegios, el mensaje de la corporación sindical se mantuvo inmutable en el tiempo: “leyes impuestas por el FMI, precarización laboral, baja de salarios, pérdida de derechos”. Es momento de debatir propuestas que no incidan en los salarios de bolsillo, sino sobre costos adicionales injustificados, como excesivos aportes, seguros, ausentismo, entre otros. El problema no puede ser obviado. A comienzos de 2017 según datos oficiales, existían 12 millones de empleados registrados; 4,5 millones informales y cerca de 1,5 millones desocupados. 

Modernizar el mercado laboral favoreciendo al trabajador y desarmando costosos privilegios, sería un excelente homenaje para Raúl Alfonsín.

Buenos Aires, 07 de noviembre 2018