Último momento. A partir del
testimonio de un testigo reservado, el Senado de Estados Unidos logró el
levantamiento del secreto bancario en dicho país, logrando amplia documentación
de hechos ilícitos vinculados con lavado de dinero. Entre los investigados por
la subcomisión encabezada por el demócrata Carl Levin, figuran empresas, empresarios,
políticos, estudios jurídicos y contables de nuestro país, que utilizaron
mayoritariamente instituciones financieras con base en Uruguay y Panamá para la
fuga del dinero. Ante ello, se conformó una Comisión Investigadora integrada
por nueve legisladores, que logró que los documentos y detalles de las cuentas correspondientes,
les fueran enviados por el Senado norteamericano en 18 cajas. Esta noticia no se
refiere al caso “Panamá Papers”. Es del año 2001.
La Comisión inició su tarea en
mayo, y las conclusiones se dieron a conocer en agosto del mismo año. Tras
duros enfrentamientos entre sus integrantes, se presentaron cuatro informes
distintos, apelando a una conocida estrategia política, consistente en no
consensuar el resultado de una investigación para licuar su efectividad. Entre
los legisladores sabuesos, se encontraban Cristina Kirchner, Daniel Scioli,
Elisa Carrió, Margarita Stolbizer y Graciela Ocaña. Tras la caída de De la Rúa
meses más tarde, a muchas de las grandes empresas involucradas se les estatizó
parcialmente sus deudas en dólares, a través de la pesificación asimétrica.
La máquina del tiempo nos lleva
al año 2014. El técnico informático de la sucursal de Ginebra del HSBC, Hervé
Falciani, reveló información de más de 100.000 cuentas supuestamente no
declaradas, de las cuales 4.040 eran de argentinos. Nuevamente se apeló al
manual de los fuegos de artífico, y el 17 de diciembre se creó una Comisión
Bicameral integrada por 5 senadores y 5 diputados, encabezada por el diputado
del FPV Roberto Feletti. Políticos y funcionarios emitieron afirmaciones
grandilocuentes; cifras impactantes, y clases teóricas de mecánicas de lavado.
Como es usual, desde el oficialismo se hicieron trascender nombres de
adversarios políticos incluidos en el listado. La febril actividad investigativa
incluyó excursiones turísticas. Legisladores y funcionarios viajaron a París
para entrevistarse con Falciani, y posteriormente a Suiza. Resultado final? No
se produjo un informe con conclusiones. El oficialismo perdió las elecciones, y
Feletti trasladó su lucha por la transparencia al municipio de La Matanza. La obra
teatral “fuga de capitales” fue levantada de cartel.
La remembranza histórica pretende
que los ciudadanos no sean una vez más engañados por actores de una ficticia
honestidad. La estrategia engañosa de ubicar el foco delictual e investigativo
en el exterior, para evitar la identificación y castigo de los responsables
vernáculos del saqueo de los recursos del Estado, se repite. Ricardo Echegaray,
por ejemplo, titular de la AFIP en ese entonces, mientras anunciaba la fuga de
más de 3.500 millones de dólares a través del HSBC, paralelamente refinanciaba
con grandes facilidades deudas impositivas de fuertes empresarios, para que
pudieran incrementar sus patrimonios. Inclusive el impuesto a los combustibles
recaudados como agente de retención, y no reintegrados a la AFIP. El circuito
se cierra con el intento de “negociar” con el poder político por las buenas o
por las malas, a través de planificadas campañas mediáticas.
Desde hace décadas existen las
firmas “offshore” y cuentas no declaradas en el exterior. Su origen puede ser
legal (debidamente declaradas en el país), o ilegal. En este último caso,
pueden tener como fin la evasión (no pagar impuestos); corrupción (coimas entre
funcionarios y privados), o lavado de dinero (fondos de organizaciones delictivas
que necesitan ingresar al circuito legal). Pero para que la ilegalidad y fuga
del dinero tengan lugar, ineludiblemente se debe contar con la complicidad, y
excepcionalmente ineficacia, de autoridades políticas y organismos de control. No
es necesario viajar a París para entrevistar a Falciani. Los responsables de la
corrupción están en nuestro país: jueces, fiscales, Banco Central, AFIP, UIF,
Inspección General de Justicia, Comisión Nacional de Valores y Oficina
Anticorrupción. En el caso Panamá Papers, que concluirá sin resultados
concretos, existe una salvedad. Debe investigarse rápidamente la participación
del presidente Macri en el caso, evitándole intencionadas operaciones de desgaste.
Para presionar y negociar impunidad, los corruptos no necesitan de la verdad.
Con la sospecha les basta.
Buenos Aires, 26 de mayo de 2016