El reciente anuncio presidencial de la expropiación de acciones de la empresa Repsol para que el gobierno asuma el 51 % de las acciones de Repsol-YPF, es posiblemente el mejor ejemplo de la viabilidad de nuestras hipótesis de trabajo para reflexionar sobre la actualidad política, que son las siguientes:
1) La existencia de una continuidad de actores políticos en el manejo de los asuntos del Estado como mínimo durante las dos últimas décadas. El fenómeno se replica en los ámbitos judiciales, empresariales relacionados con el Estado y gremiales.
2) El mantenimiento de un sistema de representación electoral que hace difícil la sustitución democrática de una verdadera oligarquía política enquistada en los niveles legislativos, que se intenta disimular generando falsos debates entre supuestos oficialismos y oposiciones, o supuestos progresismos o neoliberalismos.
3) La ausencia de oposiciones coherentes y confiables, haciendo sospechosos a sus principales referentes de incapacidad o complicidad.
Siempre es aconsejable establecer y dar a conocer las hipótesis de trabajo que justifican los análisis y opiniones vertidas sobre determinados temas, dado que si no se comparten, las conclusiones a que se arriben serán seguramente divergentes.
Una frase de Maquiavelo escrita hace más de quinientos años en su clásico libro “El Príncipe”, que mantiene plena vigencia en la política mundial, expresa que … “Nunca faltaron a un príncipe razones legítimas para disfrazar la inobservancia”. Breve, genial, y una de las más criticadas, porque la verdad para un político siempre duele. Cuando a los principios de Maquiavelo para mantener el poder se le agregó la poderosa maquinaria de la propaganda política surgida en el siglo XX, no casualmente desarrollada por las dos grandes expresiones autoritarias de la derecha fascista y la izquierda bolchevique, se configuró una estructura poder-propaganda que no tendría marcha atrás.
Aplicado el concepto al caso Repsol-YPF, es sabido que los mismos actores que en 1994 aprobaron la privatización de YPF (Menem; Kirchner; Parrilli; Felipe Solá; Carlos Ruckauf; Jorge Yoma; el actual integrante de la Corte Suprema Maqueda,entre muchos otros), hoy apoyan y celebran la reestatización de la empresa española Repsol, que sin ser una petrolera reconocida en el mercado internacional, adquirió las acciones del Estado que en 1999 vendió el gobierno de Menem a precio vil. Las razones legítimas y épicas de la propaganda de hace 22 años eran “la modernización del Estado y nuestro ingreso al primer mundo”; las de hoy son “la recuperación del patrimonio y soberanía nacional”. Sin embargo resumir el actual debate a la supuesta incoherencia de la clase política, no solo sería una crítica superficial, sino falsa. Sencillamente porque no hubo un cambio de actitud política entre la privatización y la reestatización. La privatización de YPF del gobierno de Menem con el apoyo de las provincias petroleras, se debió a problemas fiscales y de corrupción; exactamente los mismos factores que llevaron a la reestatización hoy. El apoyo de Kirchner hace 22 años le significó el ingreso de 500 millones de dólares a Santa Cruz; con igual entusiasmo lo acompañaron las provincias petroleras gobernadas por radicales o partidos provinciales, que recibían sumas similares en función de sus producciones. Así como en 1994 YPF daba pérdida por corrupciones políticas; enormes sobrefacturaciones de proveedores privados y complicidad gremial, hoy se denuncia el vaciamento de Repsol-YPF por las mismas razones., en donde las sobrefacturaciones de antaño al Estado, fueron reemplazadas con la privatización por las remesas de utilidades al exterior, constatadas y consentidas por los funcionarios designados por el Gobierno nacional en los distintos directorios. Hace 22 años la privatización diluyó el castigo a los corruptos; hoy la expropiación tendrá la misma consecuencia. Ello explica porque ni oficialistas ni opositores promueven la lógica acción penal por vaciamiento, que evitaría indemnizaciones. Proteger el interés nacional no es pagar indemnizaciones a los responsables extranjeros del vaciamiento, y mantener impunes a los funcionarios argentinos que lo permitieron.
Hay un aspecto que no se puede dejar de mencionar, ante el reiterado reclamo que hacen casi con exclusividad sectores liberales críticos al gobierno: la seguridad jurídica, que es una condición de la democracia asociada al principio de igualdad. Pero lamentablemente hay que recordar a sus férreos defensores que los únicos que tienen capacidad de vulnerarla son los sectores poderosos.
Por lo tanto plantear el debate en términos de ideología es engañoso. El caso Repsol-YPF muestra que los principales referentes de nuestra clase política actúan basados en el principio de oportunidad. El concepto “ideología” se refiere genéricamente al estudio de las ideas, que aplicadas a la política actúan sobre la realidad en base a dos componentes: la representación del sistema de ideas (programa de un gobierno), y el plan de acción para implementarlas . La “oportunidad” por su parte, se relaciona con actuar en una coyuntura favorable o desfavorable determinada, aprovechando una conveniencia circunstancial de tiempo y lugar. En qué opción ubicaría el lector al caso Repsol-YPF?
En la próxima reflexión continuaremos desarrollando el caso Repsol-YPF por ser de máxima trascendencia para nuestro país. Será el turno de poner el foco de atención en el desmpeño de los sectores políticos supuestamente opositores, y de los gobernadores de las provincias petroleras.