miércoles, 24 de junio de 2015

EL CIERRE DEL LIBRO DE PASES

De acuerdo a lo previsto, el pasado sábado a las 24,00 horas cerró el libro de pases político. Para quienes piensan que la política tiene complejidades que no la hace fácilmente comprensible para el ciudadano que carezca de determinadas herramientas formativas, hemos sostenido que si conocen los manejos del fútbol a nivel clubes y AFA, poseen suficiente aval para entender los manejos políticos-partidarios.

Contra lo que se cree, el calendario electoral no tiene un máximo de tres instancias (primarias, elección cargos ejecutivos y legislativos, y eventuales ballotages). Existe una cuarta que cerró el pasado sábado, en la que la ciudadanía no vota: la conformación de listas de legisladores nacionales, provinciales y municipales. La selección (no confundir con elección), la realizan en ámbitos privados y familiares los líderes de las agrupaciones con un limitado número de confidentes. En ésta etapa no hay campañas de candidatos con promesas y sonrisas en afiches; no se discuten ideologías, árboles genealógicos peronistas o radicales, liberalismos o populismos. Priman intereses estrictamente personales, que exhiben ambiciones, travestismo político, y si es necesario, sometimiento a humillaciones.  En pocos días, los mismos personajes pasan de firmes adhesiones a fuertes repulsas; de agravios personales a cálidos abrazos.

Tanta excitación, debemos reconocer que es justificable. Según el caudal electoral de la agrupación y ubicación en la lista, basados en el sistema de proporcionalidad de votos, los primeros aseguran el mantenimiento o incorporación a la tarea más rentable y menos exigente del mercado laboral argentino: la de legislador. Si se es oficialista se votan las leyes del Ejecutivo a ojos cerrados; si se es opositor se justifican inacciones, incapacidad crítica y eventuales complicidades, bajo la banal excusa de ser minoría.  Como es habitual, en los puestos de privilegio se escalonan eternos políticos de hace más de 25 años, catalogados irónicamente por Jorge Asís como pertenecientes a la planta permanente de cargos electivos.

Este fenómeno no es casual ni imputable a la necedad del votante. Es favorecido por la ley 26.571, pomposamente llamada de Democratización de la Representación Política. La supuesta democratización evita poner límites a la superposición de funciones de legislador y candidato, no define sistemas de elección comunes, permite confundir fueros parlamentarios con protección de delitos, permite candidaturas simultáneas, no define la legitimidad de bancas (legislador que es votado por un partido, y ya en funciones se pasa a otro), entre otros vicios. Por añadidura, hace rato que la justicia electoral abandonó su obligación de verificar si la infinidad de mini partidos de propiedad casi privada, cumplen realmente con los requisitos para ser homologados.

Tampoco, salvo excepciones, candidatearse a cargos ejecutivos implica riesgos, pues la mayoría tienen funciones legislativas con vencimiento en diciembre de 2017. Ello les permite jugar a “yo quiero ser presidente” sin posibilidad de triunfo, pero con su futuro inmediato asegurado. Solo Miguel Del Sel, a quien muchos llamaron peyorativamente “el payaso”, tuvo la dignidad de renunciar a su cargo legislativo para dedicarse a la campaña.  Este año se suma la elección de 43 diputados para integrar el Parlasur, absurdo organismo parlamentario del Mercosur de mero carácter testimonial sin facultades decisorias. Los elegidos percibirán una dieta declarada de $ 60.000, para asistir a una reunión mensual de camaradería latinoamericana. Lo expresado explica parcialmente el espectáculo casi indecoroso brindado por gran número de conocidos políticos, saltando sin pudor de una a otra agrupación según beneficios ofrecidos o pretendidos. A partir de ahora, aparecerán las propuestas concretas? Propuestas, no diagnósticos.


A Maquiavelo el procaz pragmatismo de “nuestro representantes” no lo hubiera sorprendido. Le aconsejaba al príncipe: “De los hombres se puede decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de lucro. Mientras les haces el bien, son completamente tuyos: te ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos. Pero cuando la necesidad se presenta, se rebelan”.

miércoles, 17 de junio de 2015

MAQUIAVELO REVIVIÓ EN ARGENTINA

La reflexión política del próximo miércoles 24, con motivo de producirse el sábado 20 el cierre del plazo  para inscribir los candidatos de las distintas agrupaciones, ya tiene título: “El cierre del libro de pases”. Título que pretende una vez más destacar la total similitud que existe en nuestro país entre la política y el fútbol, corruptelas incluídas. Decir que las negociaciones y vaivenes para la conformación de las listas provocaron estupor sería una falsa grandilocuencia. El espectáculo brindado por acomodaticios políticos vigentes desde hace más de 25 años, ya no debería sorprender a nadie. El escepticismo sin embargo, lejos de generar abatimiento en la ciudadanía, debería exigir su espíritu crítico e indagador. Para ello hay que modificar sustancialmente parámetros de análisis político.

Lo transitado desde la crisis 2001-2002 hasta las actuales conformaciones electorales, desnuda mal que nos pese, la desaparición del peronismo y del radicalismo como contenedores de políticas diferenciadoras, con estructuras nacionales para intermediar con la sociedad sus consensos e implementaciones. Ante esta realidad, no se entiende que avezados politólogos y periodistas especializados, casi sin excepción, continúen analizando los hechos políticos bajo el paraguas de ser peronista o ser radical. 

Tal identificación puede ser aceptada para sobrevivientes generacionales de otras épocas, o para ciudadanos comunes desde el llano, pero no a nivel de cúpulas de poder, que son las que conducen. Hasta fines del siglo XX, si bien no eran verdades absolutas, tenía cierta validez señalar que el peronismo se sustentaba en políticas sociales, y el radicalismo en la salvaguarda de las instituciones. O aún establecer diferencias desde lo degradante; “los justicialistas roban”, y “los radicales no saben gobernar”.

Asumir esta pérdida de dos identificaciones históricas hoy abstractas será saludable, porque evitará que políticos genuflexos escondan sus mediocridades tras figuras señeras o fundacionales, y más grave aún, que comercialicen cargos ofreciéndose como “pata peronista” o “pata radical”. Un ejemplo entre muchos, es el de Leopoldo Moreau. Toda su carrera fue a la sombra de Raúl Alfonsín, y para justificar su pase rentado al kirchnerismo, utilizó el eslogan “si Alfonsín viviera sería kirchnerista”. Desde esta perspectiva, el desafío que nos aguarda para los próximos meses es tan exigente como atractivo, pues en política las definiciones y/o propuestas que no se obtengan de los candidatos con firmeza antes de las elecciones, no se obtendrán después. Solo tendremos hechos consumados.

Las desaforadas gestiones para conformar alianzas y listas de candidatos (recordar que ya no se realizan en unidades básicas o comités, sino en quinchos o salones privados), nos remite inevitablemente al brillante ensayo político “El príncipe”, de Nicolás Maquiavelo. Basado en que la naturaleza del hombre no varía con el transcurrir del tiempo, fue escrito en 1513 en un contexto moral donde comenzaba a imponerse el individualismo. Italia estaba dividida en ciudades-Estado de tendencia expansionista, caracterizadas por su dominio territorial: Génova; Milán; Venezia; Pisa; Toscana; Florencia; Roma papal; Siena y Nápoles. (no confundir con Formosa, San Luis o Santa Cruz, entre otras). Contra lo que se difunde sin rigor crítico, Maquiavelo no enseñó a imberbes príncipes actuar con maldad para alcanzar y/o mantener el poder, sino en un entorno de conducciones corruptas, que vivían entre alianzas, guerras y traiciones, aconsejó como protegerse de la maldad de sus enemigos. Su recordada frase “el fin justifica los medios” resulta molesta, porque confronta a los políticos con su realidad. Veamos algunas opiniones de Maquiavelo respecto del panorama electoral argentino 2015.

“El príncipe cuyo gobierno descanse en soldados mercenarios no estará nunca seguro ni tranquilo, porque están desunidos, porque son ambiciosos, desleales, valientes entre los amigos, pero cobardes cuando se encuentran ante los enemigos”. Se referiría a los intendentes barones del conurbano quizás?

“Un príncipe hábil debe hallar una manera por la cual sus ciudadanos siempre y en toda ocasión tengan necesidad del Estado y de él. Y así les serán siempre fieles”. Ya existía el populismo en la época de los príncipes renacentistas?

Finalmente, para el momento del voto, Maquiavelo nos deja una reflexión: “Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí mismo; el segundo entiende lo que otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que otros disciernen. El primero es excelente, el segundo bueno y el tercero inútil”.



miércoles, 10 de junio de 2015

SIMILITUDES ENTRE FIFA, AFA Y GOBIERNOS

El escàndalo por sobornos en los màs altos niveles de la FIFA, sin desdeñar el obvio interès que despierta conocer nombres, empresas, circunstancias y montos involucrados, debe servirnos para destacar aspectos medulares de la trama, que se replican con asombrosa semejanza en nuestra Asociaciòn del Fùtbol Argentino (AFA), y el sistema polìtico que le brinda soporte, tanto econòmico como institucional-dirigencial.

Inicialmente se debe resaltar el objeto motivo de corrupciòn: el fútbol, uno de los deportes màs populares a nivel mundial, y el màs popular entre los argentinos. El tèrmino “popular” se asocia a lo cuantitativo, o sea, cantidad de usuarios. Los servicios estatales como educación y salud, con mayor número de usuarios que el fútbol, son igualmente “populares”, pero no brindan la posibilidad de negocios, salvo por los habituales sobrecostos en carácter de obra pública para construir escuelas y hospitales, para pagar coimas a funcionarios. Se considera que el deporte en general mueve a nivel mundial unos 430.000 millones de dòlares anuales. El fútbol, con un 24 % de ese mercado, genera unos 100.000 millones, con crecimiento sostenido. Esto convierte al fútbol en un preciado objeto de deseo para empresarios y funcionarios.

Identificado el negocio, que asocia montos multimillonarios con la condiciòn de popular, se debe implementar el esquema “ganancias para muy pocos, enmascaradas en el goce de muchos”. En primer lugar se busca exclusividad en su usufructo, extendida en el tiempo. Para ello se apela al concepto de seguridad jurídica, que habitualmente se aplica a los débiles. Los más fuertes tienen el recurso de ofrecer contraprestaciones a quienes debieran legislar, controlar y aplicar las leyes, para obviarla. Pero como la FIFA debe negociar con distintos gobiernos para desarrollar y proteger sus negocios, para eludir sus legislaciones creò una poderosìsima organizaciòn “supra nacional”, a modo de cerco legal. Estas atribuciones se trasladan a cada una de las asociaciones locales, en nuestro caso la AFA, que actúan con inmunidades cuasi diplomàticas. En caso de que algún gobierno intervenga asociaciones y/o federaciones afiliadas a la FIFA, sus equipos no podrán participar en torneos internacionales organizados por el organismo. Este destierro, obviamente, no solo aterroriza a cualquier gobierno, sino impide que los dirigentes locales puedan participar de los negociados.

El siguiente desafío es lograr continuidad en los niveles de conducción de la FIFA, y en lo posible, en las Confederaciones regionales y Asociaciones nacionales. Los procedimientos corruptos necesitan de aceitadas interconexiones políticas conocidas, y esquemas rutinarios que aseguren impunidad a lo largo del tiempo. Para ello, como sucede con gobiernos nacionales, provinciales y municipales, se apela a reelecciones indefinidas, o en última instancia,  se promueven reemplazos con “delfines” de la causa. Si bien éste método es válido para fútbol y política, existe entre ambos una diferencia metodológica forzosa. En las entidades del fútbol los electores son limitados en número e identificables. Ello exige licuar el peso de los afiliados más poderosos en desarrollo y tradición (en la FIFA: Argentina, Alemania; Italia; Inglaterra; España; Francia, Brasil, etc.; en la AFA: Boca; River; Independiente, Racing, etc.). Ello se logra ampliando la base de afiliados con voto, incorporando entidades de países escasamente relevantes en fútbol a nivel internacional. A nivel nacional (AFA), se incorporó a representantes de categorías de menor jerarquìa, en donde clubes casi barriales tienen el mismo peso que clubes de raigambre internacional. No es casual entonces que entre los altos dirigentes de la FIFA detenidos, figuren representantes de Islas Caimàn, Guyana, Trinidad y Tobago; Camerún y Nicaragua.

Pero como en el campo político los votantes son millones de ciudadanos no identificables, la soluciòn en nuestro país ha sido la manipulación de la Ley Electoral hasta límites inimaginables, en donde todo vale. Legisladores que pueden competir sin renunciar o pedir licencia en sus cargos; candidatos que pueden presentarse a más de un cargo, o acoplarse simultáneamente a listas distintas; candidaturas testimoniales en las que el candidato triunfante no sume, ley de Lemas, listas sábana conformadas a dedo con familiares y amigos; y otros absurdos legalizados a fin de limitar al máximo el derecho de elección del ciudadano.

Ya consolidados los dirigentes en el poder e instrumentada su continuidad, arribamos al punto definitivo que nos sumerge ineludiblemente en la corrupción: un amplio y discrecional manejo de recursos económicos fuera de todo control. Ante el dinero, se rinden poderosos y débiles, y los apoyos al líder son ampliamente mayoritarios, cuando no unánimes. De este modo, los “secuestradores de goles” realizan negociados impensados.

Concluiremos con una tarea para el hogar. Los sobornos en la FIFA los está investigando la fiscal general de EE. UU. Loretta Lynch. El destino desconocido de 179 millones de pesos que el Estado trasladó a la AFA por el “Fútbol para Todos” está bajo investigación de la jueza federal Servini de Cubría. Cuál de las juezas nos merece más confianza para alcanzar la verdad? Si su respuesta no es nacional y popular, se lo acusará de “buitre” y retrocederá cinco casilleros.