De acuerdo a lo previsto, el
pasado sábado a las 24,00 horas cerró el libro de pases político. Para quienes
piensan que la política tiene complejidades que no la hace fácilmente
comprensible para el ciudadano que carezca de determinadas herramientas
formativas, hemos sostenido que si conocen los manejos del fútbol a nivel
clubes y AFA, poseen suficiente aval para entender los manejos políticos-partidarios.
Contra lo que se cree, el
calendario electoral no tiene un máximo de tres instancias (primarias, elección
cargos ejecutivos y legislativos, y eventuales ballotages). Existe una cuarta que
cerró el pasado sábado, en la que la ciudadanía no vota: la conformación de listas
de legisladores nacionales, provinciales y municipales. La selección (no
confundir con elección), la realizan en ámbitos privados y familiares los
líderes de las agrupaciones con un limitado número de confidentes. En ésta
etapa no hay campañas de candidatos con promesas y sonrisas en afiches; no se
discuten ideologías, árboles genealógicos peronistas o radicales, liberalismos
o populismos. Priman intereses estrictamente personales, que exhiben
ambiciones, travestismo político, y si es necesario, sometimiento a
humillaciones. En pocos días, los mismos
personajes pasan de firmes adhesiones a fuertes repulsas; de agravios
personales a cálidos abrazos.
Tanta excitación, debemos
reconocer que es justificable. Según el caudal electoral de la agrupación y
ubicación en la lista, basados en el sistema de proporcionalidad de votos, los primeros
aseguran el mantenimiento o incorporación a la tarea más rentable y menos
exigente del mercado laboral argentino: la de legislador. Si se es oficialista
se votan las leyes del Ejecutivo a ojos cerrados; si se es opositor se
justifican inacciones, incapacidad crítica y eventuales complicidades, bajo la
banal excusa de ser minoría. Como es
habitual, en los puestos de privilegio se escalonan eternos políticos de hace
más de 25 años, catalogados irónicamente por Jorge Asís como pertenecientes a
la planta permanente de cargos electivos.
Este fenómeno no es casual ni
imputable a la necedad del votante. Es favorecido por la ley 26.571,
pomposamente llamada de Democratización de la Representación Política. La
supuesta democratización evita poner límites a la superposición de funciones de
legislador y candidato, no define sistemas de elección comunes, permite confundir
fueros parlamentarios con protección de delitos, permite candidaturas
simultáneas, no define la legitimidad de bancas (legislador que es votado por
un partido, y ya en funciones se pasa a otro), entre otros vicios. Por añadidura,
hace rato que la justicia electoral abandonó su obligación de verificar si la
infinidad de mini partidos de propiedad casi privada, cumplen realmente con los
requisitos para ser homologados.
Tampoco, salvo excepciones,
candidatearse a cargos ejecutivos implica riesgos, pues la mayoría tienen funciones
legislativas con vencimiento en diciembre de 2017. Ello les permite jugar a “yo
quiero ser presidente” sin posibilidad de triunfo, pero con su futuro inmediato
asegurado. Solo Miguel Del Sel, a quien muchos llamaron peyorativamente “el
payaso”, tuvo la dignidad de renunciar a su cargo legislativo para dedicarse a
la campaña. Este año se suma la elección
de 43 diputados para integrar el Parlasur, absurdo organismo parlamentario del
Mercosur de mero carácter testimonial sin facultades decisorias. Los elegidos percibirán
una dieta declarada de $ 60.000, para asistir a una reunión mensual de
camaradería latinoamericana. Lo expresado explica parcialmente el espectáculo
casi indecoroso brindado por gran número de conocidos políticos, saltando sin
pudor de una a otra agrupación según beneficios ofrecidos o pretendidos. A
partir de ahora, aparecerán las propuestas concretas? Propuestas, no
diagnósticos.
A Maquiavelo el procaz
pragmatismo de “nuestro representantes” no lo hubiera sorprendido. Le aconsejaba
al príncipe: “De los hombres se puede
decir esto: que son ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y
ávidos de lucro. Mientras les haces el bien, son completamente tuyos: te
ofrecen su sangre, sus bienes, su vida y sus hijos. Pero cuando la necesidad se
presenta, se rebelan”.