miércoles, 26 de diciembre de 2018

CONFIRMADO: CRISTINA CANDIDATA


Analizados los contextos discursivos-ideológicos, partidarios y sistema electoral, es momento de indagar en el aspecto más áspero y terrenal de la presente fase preelectoral que se desarrollará hasta el cierre de listas: las candidaturas. Durante el armado a dedo de las listas sábana, el discurso declamatorio vacío de contenido coexistirá con ambiciones personales y fidelidades circunstanciales, en busca de poder y las mieles de los cargos electivos. Encabezarán estas pujas políticos que han hecho de la permanencia en el usufructo de los privilegios estatales una forma de vida, habitualmente extendida a sus ámbitos familiares. Sus perfiles fueron descriptos con precisión por Maquiavelo hace más de 500 años: “Son ingratos, volubles, simuladores y ávidos de lucro. Mientras les haces bien, son completamente tuyos; pero cuando la necesidad se presenta, se rebelan”.

Para arribar a una conclusión consistente respecto a la incógnita “si Cristina será candidata”, se apelará a antecedentes verificables y nombres propios con base en la provincia de Buenos Aires, que cuenta con el 37% del padrón electoral del país, y es plaza fuerte de Cristina. En este ámbito Cristina deberá negociar cargos ejecutivos solo con intendentes, mientras que en el resto de las provincias deberá acordar según conveniencias de los gobernadores. Como todo vehículo de transporte, el avión político cuenta con un número determinado de plazas: Presidencia (pilotea y decide); gobernación (copiloto), intendencias (tripulación de cabina), y candidatos a legisladores que intentarán ocupar una de las 14 a 16 plazas “business” obtenibles, del total de 35 a renovar. Las plazas sin posibilidad de acceso a una banca son clase turista “low cost”. Para el listado “bussines” se excluyen a los candidatos a intendencias, que en campaña se mueven solo por transporte terrestre; pero no así sus familiares, que pasan a ser prenda de negociación para ubicarlos en una butaca “bussines”. Primer conflicto: exceso de demanda para la categoría “business”, léase cargo legislativo asegurado.

Quienes pujarán por categoría “bussines” presentan cuatro situaciones: 1) quienes vencen su mandato en 2019 y desean renovarlo (los otrora opositores Solanas y Donda, que vencidos sus mandatos en la ciudad le realizan “guiños” a Cristina en la esperanza de obtener butaca con su bendición; Pablo Moyano, De Pedro, Graciela Caamaño en provincia, entre otros. Se incluyen integrantes del Frente Renovador, porque hasta el cierre de listas todo es posible (caso Solá); 2) quienes tienen más años de mandato, pero con dieta legislativa asegurada juegan a ser candidatos a gobernador y/o presidente (Solá y Scioli); 3) quienes perdieron su butaca en el Jumbo político y desean recuperarla (Massa, Alfonsín, Stolbizer, Alberto Fernández, entre otros); 4) Quienes pretenden su primer vuelo bautismal (dirigentes de organizaciones sociales y piqueteras, autoproclamados amigos del Papa y algún gremialista pobre). 

En el avión kirchnerista se discute quién será el piloto? No; a lo sumo se especula cínicamente con su no presentación, y soñar con ser designado delfín, lo que da lugar al segundo interrogante: puede un piloto avezado que pretenda seguir comandando designar un delfín? La experiencia justicialista a nivel nacional y provincial indica que no, salvo experiencias matrimoniales que en el caso Perón-Perón y Kirchner-Kirchner quedaron truncas, y recientemente forzado por impedimento constitucional del líder, Zamora-Zamora. Esta alternancia acordada en la cúpula del poder, reconoce un único caso exitoso de fidelidad: De la Sota-Schiaretti. Lo expuesto no deja margen para especulaciones: Cristina Fernández de Kirchner será candidata en 2019.

Instalada como piloto indiscutible de su espacio político, se le presenta a Cristina un nuevo desafío. Necesita forzosamente sumar (todos unidos triunfaremos), pero a su vez tener personal de cabina de confianza. Las plazas “business” del avión kirchnerista son escasas para ser distribuidas no solo entre sus fieles, sino también entre recientes oportunistas arrepentidos y reconvertidos. Maquiavelo da respuesta a este dilema: “el príncipe cuyo gobierno descanse en soldados mercenarios nunca estará tranquilo, porque son ambiciosos, desleales…”

Finalmente emerge un interrogante final. A tres años del gobierno Cambiemos, puede adjudicarse exclusiva influencia a Macri, Durán Barba o quien fuere, para mantener a Cristina Kirchner en el centro de la oposición? Rosana Bertone, gobernadora de Tierra del Fuego, dio una pista en un reportaje publicado en Clarín del pasado 25 de noviembre, al declarar: “Que Cristina vuelva a ser presidenta depende más de Macri que de ella”. Explicitó una triste resignación por no haber sabido el justicialismo generar en estos años una oposición coherente, renovada, moderna, no manchada de corrupción y sin añejos caudillajes políticos, gremiales y empresarios. Triste para la democracia.

Buenos Aires, 26 de diciembre 2018

Próxima newsletter el miércoles 23 de enero 2019

miércoles, 19 de diciembre de 2018

CRISTINA SERÀ CANDIDATA

El título es una noticia falsa (“fake news”), pues al no existir confirmación oficial, no puede ser afirmativo. Le falta el signo de interrogación final. La realidad indica un contexto especulativo, en el que políticos, analistas, periodistas y opinólogos varios, entrecruzarán en los medios de comunicación reflexión, racionalidad, falacias, deseos, intereses y estéticas disfrazadas de ética. 

En nuestra condición de ciudadanos receptores pasivos de dichos mensajes, carentes de contactos políticos y fuentes informativas privilegiadas, deberíamos intentar formular nuestras propias hipótesis en base a lo que nos provee la diversidad informativa democrática, para luego seleccionar e interrelacionar a voluntad dicha multiplicidad de opiniones, datos y antecedentes, sean reales o ficticios. Es aconsejable que el interesado en encarar este entretenido desafío, realice previamente una autoevaluación basada en una consideración que formulara Nicolás Maquiavelo hace más de 500 años: “Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí mismo; el segundo entiende lo que otros disciernen, y el tercero no discierne ni entiende lo que otros disciernen. El primero es excelente, el segundo bueno y el tercero inútil”. Por no ser profesionales de la política o de la comunicación, deberíamos esforzarnos en integrar al menos el grupo de cerebros buenos. Si ello no fuera posible y se cae en el grupo de inútiles, no es un drama. Alberga a cientos de dirigentes, que además son millonarios.

Pasado este filtro, iniciaremos este entretenido desafío con la especulación que paraliza toda organización opositora: será Cristina candidata?. Recolectada la información preliminar, que ineludiblemente incluirá mensajes “enlatados” y grandilocuencias discursivas, comienza la tarea de responsabilidad personal, con la elaboración de una hoja de ruta que parta de lo general (contexto), a lo particular (Cristina). El contexto podría subdividirse en cuatro áreas de análisis: 1) ideológica y retórica; 2) Partidaria; 3) Sistema electoral; 4) Actores intervinientes. 

1) Ideológica y retórica.- El discurso político continuará apoyándose en categorizaciones abstractas y simplistas: derecha / izquierda; neoliberalismo / populismo; peronista / radical. Para no incrementar la confusión argumentativa aún no se incluyó la distinción honesto / deshonesto. Esta superficialidad discursiva puede ser constatada por cualquier entrevistador periodístico, con solo preguntar a los entrevistados que señalen cinco acciones de gobierno que identifiquen a cada una de las opciones. No sabrán responder, o bien se limitarán a una retórica elemental y engañosa, como por ejemplo “defender a los ricos” o “defender a los pobres”. 

2) Partidaria.- En contraposición a la desaparición de los partidos tradicionales como contenedores de diversidades que acuerdan políticas básicas de gobierno, pululan cada dos años supuestos nuevos partidos, o “envases” disfrazados de partidos no reconocidos por la Cámara Nacional Electoral como tales. Identificarse como peronista, radical o socialista para traspolarlo a la arena partidaria carece de significado. Todos los partidos exhiben en sus vitrinas peronistas, radicales, socialistas y variados polirubros ideológicos. Sirva como ejemplo que ningún peronista quiere ir a elecciones como Partido Justicialista.

3) Sistema electoral.- Es un factor clave para entender la licuación partidaria y los oportunistas juegos de reposicionamientos. Está diseñado para limitar el derecho más valioso del ciudadano en una democracia: elegir y ser representado. Se legalizan reelecciones indefinidas, candidaturas testimoniales, y recientemente, la Corte Suprema avaló la aplicación de la ley de lemas, que permite que sea elegido gobernador quien no haya sacado la mayor cantidad de votos. Pero la clave para interpretar el devenir preelectoral reside en las inmutables listas sábana, que obligan al ciudadano elegir a “sus representantes” a través de listas cerradas, como si fueran ventas de candidatos al por mayor. Brasil, con un padrón electoral de 147 millones de electores (Argentina tiene 33 millones), permite a los ciudadanos elegir individualmente a sus legisladores. Más de veinte candidatos de distintos partidos relacionados con el Lava Jato no fueron elegidos. El caso icónico fue el de la ex presidente Dilma Roussef. 

4) Actores intervinientes.- Partiendo de lo expuesto, en la próxima newsletter se detallarán elementos de análisis matemàticos: cargos electivos disponibles en relación a la postulación de candidatos, con toques de cinismo, para formular luego una hipótesis consistente sobre si Cristina será o no candidata.  

Buenos Aires, 19 de diciembre 2018

miércoles, 5 de diciembre de 2018

PERORATAS, RELATOS Y FALACIAS

Recurrentemente cada dos años en épocas preelectorales, se producen realineamientos, oportunismos y cinismos de conocidos políticos, convirtiendo a la invocada “grieta” en una suma “fisuras”, pese a lo cual, intentan enmascarar sus nuevas adhesiones y asociaciones manteniendo el discurso de la “grieta”. Posiblemente ignoren que el concepto “amigo y enemigo” desarrollado por el filósofo y politólogo alemán Carl Schmidt a comienzo del siglo XX, se aplicaba a priorizar el poder ejecutivo de un Estado por sobre el estado deliberativo de una democracia, y no para mercadeos preelectorales. 

Lo discursivo se sustenta en peroratas propagandísticas (pretenden fijar posturas a través de eslógans); relatos (intentan justificar posicionamientos invocando personajes o hechos pasados), y falacias (formulan razonamientos aparentemente persuasivos pero falsos). Por ello, analizar la coyuntura preelectoral desde ahora hasta el cierre de listas, exige una perspectiva menos filosófica y más doméstica: en la puja por cargos ejecutivos y legislativos, muchos de quienes ayer votaron “contra Cristina”, pueden votar hoy a su favor y “contra Macri”, y viceversa. Continuando con las referencias históricas, esta realidad se vincula más con el Maquiavelo del siglo XVI, que con la “grieta” de Schmidt del siglo XX. Respecto a la costumbre de contratar mercenarios en las luchas entre Estados, Maquiavelo propuso al Príncipe una milicia propia y estable, porque “el príncipe cuyo gobierno descanse en soldados mercenarios, no estará nunca seguro y tranquilo, porque son ambiciosos, desleales, valientes entre los amigos, pero cobardes cuando se encuentran entre los enemigos”. Esta advertencia sería de plena aplicación para nuestros modernos políticos mutantes, en una etapa de amontonamientos utilitarios.

Es necesario también eludir preconceptos “enlatados” y generalmente desactualizados que pretenden posicionarnos sin mayor reflexión, tales como derecha-izquierda; neoliberal-populista; peronismo-radicalismo. Un ejemplo adecuado para desnudar lo artificial de estas generalizaciones, es recordar la añeja categorización de conservador usada en gran parte del siglo XX, muchas veces asociada a oligarca, porque existe una directa correlatividad entre la palabra y su significado: conservar; favorecer intereses constituidos; evitar cambios. Si trasladáramos este concepto a la actualidad, podríamos preguntarnos: en sus provincias, los Rodríguez Saá, los Zamora, los Insfrán y los Kirchner, son conservadores? Si lo fueran, tendría sentido establecer si son de derecha o izquierda, peronista o radical? En tal caso, sus manejos de gobierno y coptación de instituciones, se modificarían en algo? 

En esta línea de análisis, Hitler era de derecha y Stalin de izquierda, o simplemente dictadores con metodologías de concentración de poder similares? Pasando al terreno de los discursos falaces, los que acompañaron a Menem como neoliberales dejaron de serlo hoy? Que los distinguen de los presuntos neoliberales de Macri? Desaparecidos el justicialismo y el radicalismo como partidos excluyentes, esta inconsistencias se explican desde la ideología o desde el oportunismo? Hace décadas se identificaba al justicialismo con lo social, y al radicalismo con lo republicano e institucional. Ante el permanente trasvasamiento de dirigentes entre expresiones partidarias de coyuntura, cuáles son las nuevas improntas partidarias reconocibles? Esta realidad nos remite a los mercenarios que temía Maquiavelo, asociada a una variante argentina del pensamiento de Carl Schmidt, denominada “amigo-enemigo-amigo-enemigo-amigo-enemigo….”

En cuanto al uso de eslógans, quizás el más reconocido como unificador de masas sea “Todos unidos triunfaremos”. Esta estrofa de la marcha peronista fue cantada por primera vez en el año 1948, a dos años de haber asumido Perón la presidencia- Pero la estrofa posterior “Perón, Perón, que grande sos”, dejaba en claro que dicha unidad se referenciaba en un líder excluyente. La sociedad de entonces no era idílica; existían seguidores y detractores; fanáticos entre unos y otros. Tras el derrocamiento y exilio de Perón, surgieron posturas sindicales de un peronismo sin Perón, y años más tarde, otro gobierno militar intentó elecciones presidenciales sin Perón. Hábil estratega, Perón condicionó todas las alternativas políticas. En su primer regreso al país se abrazó con Balbín, pero ambos estaban desgastados. En su retorno definitivo, muchos oportunistas de entonces pensaron que el líder podía ser usado. Se produjo la masacre de Ezeiza, enfrentando a quienes decían admirarlo y defenderlo. El “todos unidos” había perdido identidad y eficacia. 

Hoy, para disimular mercadeos preelectorales y mantener la mística, el “todos unidos” exige ser complementado con el terrenal “en contra de”. 

Buenos Aires, 04 de diciembre 2018

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