miércoles, 30 de julio de 2014

JUGUEMOS A "QUIERO SER PRESIDENTE"

Todos alguna vez hemos participado en juegos de mesa. Vienen en cajas, con fichas diferenciadas por colores que identifican a cada participante, un tablero que define circuitos entre Salida y Llegada, y reglas del juego. Aplicados sus elementos al llamado “juego político”, la caja se llamará “Quiero ser presidente”; las fichas identificarán a precandidatos y sus partidos; los circuitos para arribar al objetivo marcarán la estrategia electoral, y el sistema electoral hará las veces de reglas del juego.

Abramos la caja. El primer problema surge con la distribución de fichas: hay candidatos pero no partidos. Por lo tanto los jugadores deberán acordar el agrupamiento de fichas en no más de tres colores, que podrían llamarse: 1) Siempre gobernamos (Massa; Scioli; De la Sota; Randazzo; Urribarri); 2) Queremos gobernar (Cobos; Binner; Sanz; Carrió y Solanas); 3) Soy lo nuevo (Macri).

La complejidad del juego obliga a dos prerrequisitos ineludibles. Que los participantes hagan aceptación expresa de sus deseos presidenciales. Quien manifieste “todavía no es momento para candidaturas”, o bien  “haré lo que mis compañeros de ruta me pidan”, de inmediato deberá dejar su puesto a otro jugador. También deberán definirse como oficialista u opositor, porque ello determinará premios y castigos a lo largo del juego. Por ejemplo, si un oficialista cae en el casillero Lanata, retrocederá cinco posiciones. Lo mismo sucederá si un opositor cae en el casillero Víctor Hugo Morales. No hay que preocuparse; esta identificación tendrá validez solo por un juego, por lo que los roles podrán intercambiarse en el siguiente, lo que es habitual.

El grupo “Soy lo nuevo” de Macri aparece con una sola ficha. Por esa razón, todo candidato-ficha de los grupos 1) y 2) que se enoje por no ser apoyado y/o elegido internamente, podrá pasarse a “Soy lo nuevo”. En todo juego es imprescindible el denominado “comodín”, que puede ser utilizado por cualquiera de los jugadores participantes. Se denominará De Narváez, que para esta función demostró no tener competencia. Puede estar a favor o en contra de Scioli; Macri; Massa; Alfonsín, o cualquier otra opción, con pocos meses de diferencia. Además, designarlo “comodín” neutraliza la posibilidad que en medio del juego un participante grite “La ficha o vos”. A futuro, se analiza incorporar como nuevo “comodín” a Leopoldo Moreau.

La estrategia electoral para recorrer los casilleros será libre, con una limitación. No tendrá validez utilizar la frase “combatiré la corrupción” para adelantarse 10 casilleros, porque la experiencia demostró que es falsa. Hecha la excepción, podrán usarse  encuestas; hacer mímica, y prometer acciones de gobierno aunque posteriormente no se cumplan.

Un serio inconveniente del juego, no resuelto hasta el momento, y que generara fuertes discusiones entre jugadores, ha sido establecer reglas del juego (sistema electoral) claras. Por ello se recomienda que previo al inicio del juego, los participantes acuerden si se autorizarán candidaturas testimoniales y/o ley de lemas. Las listas sábanas son inamovibles; no son materia de negociación. También es recomendable aclarar previamente si en caso de robo de fichas se retrocederán casilleros o no. Muchos infractores no aceptaron sanciones, bajo el argumento de que el tema debería resolverlo la justicia. La recurrencia de esta argumentación provocó que se esté analizando incorporar en los próximos modelos del juego “Quiero ser Presidente”, la ficha Oyarbide.

Este juego tiene un gran éxito comercial, debido a la enorme similitud con la realidad.


miércoles, 23 de julio de 2014

FÚTBOL = POLÍTICA = FÚTBOL = POLÍTICA ...

Si existe una actividad masivamente popular, que mantiene la pasión a lo largo de nuestras vidas con independencia de clases sociales, es el fútbol. Tal condición lo convierte en un campo de acción de alto interés para la política. Es inevitable entonces la existencia de fuertes entramados entre política y negocios, relegando la condición de popular a la emoción, o como dice la tribuna “al sentimiento”, y los negocios a la política.

Esta es una realidad que no admite diferencias ideológicas o geopolíticas. Pujan con igual entusiasmo por ser sedes de un mundial Estados Unidos, Sudáfrica, Brasil, Rusia, Emiratos Árabes o China. Para lograrlo, se someten sin quejas a las estrictas condiciones que establece la FIFA, ya sea de infraestructura, estadios, seguridad, comerciales y  marketing. Además aceptan otorgarle indemnidad judicial a los directivos de las Federaciones, para poder “pertenecer” a tan prestigiosa institución. Designada la sede, de inmediato comienza el marketing con base en lo popular: proyección internacional del país; creación de miles de puestos de trabajo; ingresos millonarios por turismo; obras importantes que quedarán para uso de todos los habitantes. La realidad es otra: se invierte en estadios de extrema sofisticación técnica con costos desmesurados, se aplican valores de entradas escandalosos al alcance solo de clases medias altas y barrabravas, y se dejan pesadas deudas públicas al país anfitrión. La infraestructura  popular se reduce a pantallas gigantes de televisión ubicadas al aire libre.

Datos sobre Brasil. La inversión oficial reconocida solo en estadios superó los 3.300 millones de dólares. Del total de doce sedes, seis corresponden a estadios nuevos, y las restantes a remodelaciones, superiores al 60 % respecto a lo existente. Los estadios de Natal, Manaos, Cuiaba y Curitiba, los tres primeros nuevos, albergaron tan solo cuatro partidos cada uno, correspondientes a la etapa clasificatoria por grupos. Las obras inconclusas, fueron obviamente las más necesarias: aeropuertos y rutas. Planteados estos datos, incursionemos en la publicidad y/o propaganda exhibida en nuestro país, porque se replicará en la campaña electoral. Los candidatos, a falta de compromisos serios y posibles, cada vez más son manejados como productos, buscando sugestionar antes que informar.

Casi todas las publicidades recurrieron a un clima desmesurado de euforia, con imágenes rápidas y presencias grupales, entremezclando mensajes del Papa Francisco, el himno nacional con variantes interpretativas, la bandera nacional, la famosa “mano de Dios”, las palabras Patria y Argentinos. Las estrategias se apoyaron sin excepción en IMAGEN + SÍMBOLOS + EMOCIÓN + PUEBLO. La propaganda política seguirá el mismo camino: provocar emoción y excitación descansando en el sentimiento y en el símbolo, estimulando una aceptación irreflexiva que paralice el análisis crítico.

Un detalle que no puede pasar desapercibido para diferenciar entre el envase y el contenido, como ejercicio para intentar interpretar el alud de propagandas políticas que se avecinan. La mayoría de las publicidades del mundial que exaltaban el fervor patriótico argentino y sus símbolos, pertenecían a empresas multinacionales (bancos; servicios de comunicación; ropa deportiva). Hábilmente, los protagonistas eran personas y familias comunes; nada de exhibir a empresarios, “ricos y famosos” o lujos. Vale destacar una publicidad de una compañía de telefonía celular, cuya frase final engloba el entusiasmo de todas las clases sociales, si bien los deseos y beneficios sean distintos según sus intereses: Que lindo es el fútbol, carajo !!!




miércoles, 16 de julio de 2014

EXISTIRÁN OPCIONES EN OCTUBRE 2015?

En la última reflexión destacábamos que las estructuras partidarias con extensión en todo el país, e identidad y coherencia a lo largo del tiempo, no existen. Desaparecieron los intermediarios inexcusables que permitan el acceso de los ciudadanos al gobierno, con plataformas electorales y programas de gestión consensuados tras  amplios debates internos con diversidad social-cultural. En su lugar surgieron frentes, alianzas, coaliciones o designaciones similares sin doctrina, con conducciones fuertemente concentradas, de carácter habitualmente caudillesco, familiar y demagógico, que inevitablemente concluye en mesianismo, fracaso y pobreza. Las minorías, con los mismos vicios y bajo el dudoso ropaje de opositores, se contentan con la ocupación de cargos políticos privilegiados durante el mayor tiempo posible.   

Minimizar la representatividad que exige una democracia, se logró a través de leyes retrógradas y una licuación institucional provocada, para imposibilitar a la ciudadanía renovar las clases dirigentes políticas desde hace por lo menos veinte años. Se promueven y mantienen sistemas electorales que limitan la capacidad de elección, como listas sábana, candidaturas testimoniales o ley de lemas. Se reforman constituciones para habilitar reelecciones indefinidas. Se ocupan cargos públicos de responsabilidad no política sin concursos, con familiares y amigos de oficialistas y opositores. Se difunden exitosos crecimientos económicos, bajo restricciones constitucionales y cesión de atribuciones de las provincias a la Nación, por supuestas emergencias económicas. En este contexto, la corrupción fuera de control es una consecuencia inevitable, planificada y consentida.

Por ello deberíamos estar alertas ante el intento de repetir una campaña electoral teñida de grandilocuente hibridez, para que nada cambie. Las primeras declaraciones políticas van en esa dirección, cuando precandidatos expresan como objetivo futuro relevante “ el cambio en el estilo de gobernar”, o “promover el diálogo entre todos los sectores”. Lo imprescindible es cambiar la matriz legislativa y ejecutiva, para respetar la independencia de los poderes constitucionales, facilitar la participación ciudadana de los más capaces, y transparentar las acciones de gobierno, ya sea en Nación o provincias.  Impedirlo durante tanto tiempo indica que no hubo una falta, sino por el contrario, un “exceso de diálogo” entre políticos, empresarios, gremialistas y jueces, que siempre permanecen. Claro está, usualmente contrario al interés general de los ciudadanos.

En este contexto, mal podemos hablar de opciones de gobierno a partir de diciembre de 2015. Para colmo, las encuestas de opinión y análisis políticos tanto oficialistas u opositores no ayudan. Intencionadamente o no, se sustentan en intrigas de palacio y negociación de voluntades, antes que en exigir la explicitación y debate de propuestas verdaderamente transformadoras. No es casual que la supuesta diversidad política se presente mas como un “casting” para el espectáculo “Yo quiero ser presidente”, que sobre las estructuras, proyectos y leyes presentadas, que la justifiquen. Lo que sabemos hasta ahora es que, con el debido trabajo de maquillaje previo, compiten en el inicial “casting” presidencial, entre otros, Scioli, Massa, Cobos, Macri; Binner, Carrió, Randazzo, Sanz, Urribarri, De la Sota, Solanas, y porque no, el Adolfo Rodríguez Saa. A un año de las elecciones primarias abiertas, ya es hora de ordenar los porotos, y próximamente lo intentaremos.

Previamente, en la próxima reflexión comentaremos algunos aspectos del finalizado Mundial de Fútbol, relacionados con la política. En Argentina, conocer el manejo del fútbol es saber de política y sus actores, y viceversa.



jueves, 10 de julio de 2014

VACACIONES, FÚTBOL Y BUITRES

Julio se asocia a un mes vacacional escolar y judicial, permitiendo a quienes puedan, realizar viajes de placer. Pero este año se destacan dos eventos de especial repercusión: el mundial de fútbol y la negociación con los “buitres” tenedores de bonos de deuda argentina. Al respecto existe un consenso sin especulaciones para arribar a resultados exitosos. En el fútbol desde lo emocional, con la alegría de habernos clasificado para disputar la final; y en el más imbricado mundo de la finanzas y la especulación, por el impacto en nuestro desarrollo económico-social inmediato.  

En pleno desarrollo ambos eventos, no es momento de teorizar sobre ellos. Próximamente merecerán reflexiones que servirán para ir desentrañando el accionar político, que obviando  plazos legales de campaña o preocupaciones concretas del ciudadano, se desatará a partir de agosto próximo, con miras a la elección nacional de octubre de 2015. Del fútbol destacaremos las estrategias publicitarias, que se aplicarán a la política casi como un calco. De los “buitres” recordaremos más ejemplos de aves rapaces criollas, cuyos ataques son ineludibles para que grupos financieros extra nacionales obtengan ganancias exorbitantes a costa de los despojos de los más débiles.

Emplearemos julio para comenzar a plantearnos interrogantes no resueltos, respecto a las alternativas políticas que se presentarán al ciudadano en la próxima elección presidencial. No utilizaremos la remanida frase “alternativa de cambio”, por dos razones: en lo que compete a la actual gestión, se supone pretenderá continuar con las políticas vigentes, manifestando su deseo de “profundizar el rumbo”; en este caso la agrupación gobernante se limitaría, esperemos, a explicitar al electorado las acciones que darán lugar a dicha profundización. Distinto es el caso de quienes pretendan ser opción de gobierno, vale decir, hoy supuestos opositores. Sus propuestas de cambio deberán ser explícitas, superadoras, contundentes y factibles.

Con más razón cuando la dicotomía oficialismo-oposición, que sería una obviedad en países con partidos políticos consolidados, no lo es para nuestra realidad. Como ciudadanos alejados del calor de los recursos públicos, es importante formularnos estos planteos desde ya, porque caso contrario, con independencia de quien triunfe, nuestras crisis económico-sociales serán cada vez más recurrentes, y por lo tanto, más traumáticas.

Para comenzar, existe una realidad que en la elección de octubre de 2015 no podremos torcer; en el próximo período de gobierno tendremos a la misma clase dirigente política, empresarial, gremial y judicial, ya sea con iguales roles o intercambiados,  que interactúan desde hace más de 20 años. Ello no nos debe sumir en el escepticismo, sino por el contrario, hacernos entender que, antes que asfixiarnos por las costosas campañas publicitarias y promesas que formularán los distintos candidatos/agrupaciones, será determinante evaluar los proyectos transformadores que presenten y debatan en el ámbito legislativo. De no contar con los votos necesarios para ser aprobados, se incorporarán a las plataformas partidarias, con el compromiso de su inmediata implementación, una vez legitimados por el voto directo mayoritario de la ciudadanía. Dicho esto, partiremos por lo imprescindible en democracias: las representaciones políticas. Primera necesidad; primer problema.

Los partidos justicialista, radical y socialista, como opciones de gobierno por sí mismos y con funcionamiento coherente y permanente en el tiempo, ya no existen. Fueron reemplazados por frentes, alianzas, coaliciones, o creatividades similares a modo de envases comerciales, que ofrecen dos posibilidades: 1) responder a fuertes unicatos de conducción (gobierno), basados en la utilización de ingentes recursos públicos para lograr la adhesión irrestricta al modelo de turno por parte de los beneficiarios; 2) los que no ejercen el gobierno (oposición fluctuante), se embarcan en luchas más modestas para seguir ejerciendo como legisladores u ocupando cargos en distintos organismos públicos. Circunstancialmente, para guardar las formas, se realizan recordatorios de Alem, Yrigoyen, Palacios, Lisandro de la Torre, Perón, Evita, Frondizi, Illía y Alfonsín.

Entonces, que opciones tendremos en el 2015? Lo analizaremos en la próxima reflexión.



miércoles, 2 de julio de 2014

BOUDOU: LUCHA ENTRE LA POLÍTICA Y LA JUSTICIA

El procesamiento de un vicepresidente de la Nación por corrupción es un caso inédito en nuestra historia. Pero pretender que ello signifique por sí solo un punto de inflexión, sería una ingenuidad. Lo importante es que las pruebas y testimonios que llevaron a la decisión del juez Lijo, compartida por el fiscal Di Lello, desnuda una vez más las asociaciones entre funcionarios públicos y empresarios privados para saquear recursos del Estado. Lograr cambios estructurales de fondo para que no sea tan fácil, es una tarea que compete al Poder Legislativo, a través de leyes que destruyan el andamiaje de corrupción.

Es oportuno reflexionar sobre algunos aspectos esenciales para interpretar la evolución de los acontecimientos y formar nuestra opinión, evitando en lo posible subjetividades ideológicas o partidarias. El procesamiento de varios de los involucrados en el caso Ciccone inicia un laborioso camino en donde el objetivo de justicia deberá sortear las sólidas vallas del encubrimiento. No será la primera vez. Casos resonantes como IBM-Banco Nación; Siemens y Skanska, entre otros, que tuvieron confesos de otorgar coimas a funcionarios, hoy están impunes.

En los casos de corrupción se destacan tres sectores interrelacionados: el político; el periodístico-comunicacional, y el judicial. En los dos primeros se desarrollará la clásica lucha de propaganda-contrapropaganda, e información-desinformación. En el judicial se plantearán los subterfugios dialécticos y procesales que posibiliten la impunidad. En cada uno de ellos habrá honestos, corruptos, cómplices, desinteresados, complacientes.

Es importante tener presente que, una vez más, el negociado se conoció como resultado de investigaciones periodísticas; inicialmente a través de Jorge Asís, y luego por Jorge Lanata. Es mundialmente reconocido el valor que el periodismo de investigación tiene en las democracias. Pero cabe preguntarse: no es tarea también de los legisladores de la oposición, cumplir eficazmente su tarea de control de los actos de gobierno y detectar la afectación delictiva de recursos públicos, para luego denunciarlos? Para ello tienen fueros.

El primer intento de degradar la causa, será el de “farandulizarla”. La importante vía comunicacional puede oscilar entre una habitual estrategia de captar audiencia en casos de repercusión pública, al más solapado y estudiado intento de ocultamiento y desprestigio de quienes amenazan la impunidad, transformando en este caso, la investigación periodística documentada en periodismo de voceros de mensajes enlatados. Algo similar sucederá en el campo político. Proponer el juicio político de Boudou para establecer supuestas responsabilidades que ya están siendo juzgadas, es buscar exclusivamente lo escenográfico.

Más útil para la sociedad es legislar que todo funcionario procesado, automáticamente quede apartado de su cargo, e inhabilitado para ejercer otros cargos públicos. No aceptemos la respuesta capciosa de que toda persona es inocente hasta que se demuestre su culpabilidad, de lo que no cabe duda. Pero estamos hablando de funcionarios que manejan fondos públicos, dictan leyes y controlan su aplicación. Son inocentes, pero no aptos para ejercer cargos políticos en su condición de procesados. Así de simple. De todos modos siquiera la culpabilidad se aplica a los políticos. Qué no se dijo de Menem? Hoy es senador, e insólitamente, aún condenado puede seguir legislando.


En esta línea de acciones concretas y no solo discursivas, más allá de ideologías o adhesiones partidarias, no incursionemos en expresiones entre obvias y oportunistas referidas a los  “costos políticos de la Presidente”. Los costos de la corrupción deberán absorberlos conjuntamente las dirigencias políticas, empresariales y gremiales, que desde hace más de veinte años coptaron todas las estructuras de control administrativo y judicial para asegurar su inutilidad, diluyendo las diferencias entre oficialismos y oposiciones.