La Biblia habla de una Bestia del
Apocalipsis popularmente identificada con el número 666. Pero como los
argentinos somos invariablemente distintos, para el proceso eleccionario que
concluirá el 22 de octubre próximo creamos nuestra propia Bestia llamada 624,
que corresponde a la cantidad de partidos políticos habilitados para participar
en la contienda electoral en todo el país.
En un contexto de licuación de los
partidos nacionales tradicionales competitivos, esta incongruencia que coexiste
con los híbridos mensajes de campaña, desnuda que esta supuesta diversidad está
más asociada al “negocio” que a los debates ideológicos o programáticos. Nuestra
Bestia 624 fue engendrada por leyes de partidos y electorales que buscan la
permanencia de oligarquías políticas, minimizando el poder del voto ciudadano.
Es más fácil usufructuar la pobreza en lo discursivo y denunciar fraudes, que
elaborar leyes verdaderamente democráticas. Ante tamaña Bestia, resulta evidente
que la Cámara Nacional Electoral no controla el cumplimiento de requisitos para
constituirse como partido, ni la Justicia Electoral controla gastos de campaña
en tiempo y forma. En este contexto, los manipuladores de recursos del Estado
encontraron un negocio “pyme”: armar un envase comercial disfrazado de partido
para, en beneficio de sus “dueños”, comercializarlo en una elección ante
candidatos electoralmente más fuertes. Las leyes permiten, por ejemplo, que Pino
Solanas con dos años más como senador, sin renunciar a su cargo juegue a ser
nuevamente candidato a senador en otro distrito. Para ello recibió del Estado $
1.554.390. Cuando el andamiaje “legal” para permanecer no es suficiente, sus
beneficiarios estallan en indignación. El Adolfo Rodríguez Saá no llamó al
resultado electoral de San Luis el libre juego de la democracia, sino
“traición”. Refiriéndose quizás a los votos de los peones de su estancia
(perdón, provincia).
Es necesario entonces que con la
conformación de las nuevas legislaturas, junto con los imprescindibles cambios
tecnológicos operativos como la boleta electrónica, se desactiven las trampas
laboriosamente legalizadas, como las listas colectoras, listas espejo, ley de
lemas, candidaturas testimoniales, listas sábana y demás esperpentos, producto
de enriquecedores “acuerdos políticos” y oportunistas interpretaciones
judiciales. En ambos casos sin “grietas”.
En cuanto a la corrupción, tema
aún extremadamente incómodo para plantear en
campaña (la ex presidente no la menciona y Massa debió asociarse con
Stolbizer), también los hechos superaron a los discursos, ratificando que “la
única verdad es la realidad”. En la sesión de Diputados del 26 de julio pasado,
en una votación esclarecedoramente nominal (los ausentes son igualmente
relevantes), no se alcanzaron los votos necesarios para suspender al procesado
diputado Julio De Vido. Días más tarde, tras la tenaz defensa que el juez
federal de La Rioja hiciera de la renovada candidatura a senador de Menem, la
Cámara Electoral la impugnó por tener dos condenas penales firmes. Tras el
fallo, el Partido Justicialista, que simulara criticar a Menem por neoliberal,
se abroqueló en su defensa y presentó una apelación ante la Corte. Por último, el
camarista Freiler, cuyo enriquecimiento desmesurado no pudo justificar, fue finalmente
suspendido en su cargo por el Consejo de la Magistratura para someterlo a
juicio político, provocando fuertes polémicas por las posibles “argucias”
empleadas. El enojo no residía en sus derechos de defensa (que los tendrá), sino
en perder sus votos ante casos de corrupción, que pese a ser cantados, en la
justicia no se anulan.
Tanto fervor político en favor de
tres casos emblemáticos de corrupción, indican
que la fuerte trama de funcionarios, empresarios y testaferros asociados, dará dura
lucha para mantener patrimonios y libertades. Lograr ajustes “virtuosos” que afecten
a los sectores políticos, gremiales, judiciales y empresariales privilegiados,
no será nada fácil. Mientras tanto, sus beneficiarios continúan invocando en
sus discursos falsas “legalidades”, disfrazando
a las prebendas como derechos adquiridos, y autoproclamándose representantes
hereditarios de “los que menos tienen”.
Buenos Aires, 23 de agosto 2017
La próxima newsletter se publicará el miércoles 20 de septiembre 2017