miércoles, 31 de julio de 2013

CAMPAÑA ELECTORAL CON CONTRADICCIONES

El ejercicio ininterrumpido de la democracia tiene como enorme virtud que el simple transcurso del tiempo actúa como natural esmeril de recursos propagandísticos que por repetidos e incumplidos no convencen a nadie. Las imágenes de candidatos besando a cuanto niño menor de seis años se le cruza; tomando mate con jubilados o manifestando un irrefrenable deseo de “estar al lado de la gente y escuchar sus necesidades”, antes que al engaño, se acerca a lo patético. No es casual entonces la enorme dificultad de los creativos en crear spots publicitarios de aceptable calidad. Afrontan el peor desafío en su profesión: intentar vender productos (el candidato), con cualidades que no poseen.

Sustentemos lo expresado. El proselitismo se desarrolla en un contexto preocupante para un crecimiento democrático: 1) Ausencia de partidos con presencia y consenso programático nacional (justicialismo y radicalismo); 2) Pobre sistema electoral, usualmente manipulado para responder a coyunturas especulativas (ley de lemas; candidaturas testimoniales; listas sábana);  3) Como natural consecuencia de los dos aspectos anteriores, desvirtuación de las saludables renovaciones de las representaciones políticas:  la casi totalidad de las listas con expectativas de incorporar legisladores por un período de cuatro años están encabezadas por quienes ya lo son (algunos casi vitalicios), o por quienes ya ocupan posiciones en distintos niveles ejecutivos.

Esta realidad hace más comprensible la dificultad creciente de consultoras y creativos para elaborar plataformas de marketing político convincentes. Resulta una obviedad, por ejemplo, plantearse porque quienes hoy prometen cambios no los plasmaron en los últimos años, ya sean como legisladores, intendentes o funcionarios. O peor aún, porqué quienes acusan al Gobierno de autoritario y manejar “la caja como elemento de presión a los gobernadores”,  como legisladores le otorgaron facultades extraordinarias, o aprobaron presupuestos nacionales subvaluados y reformas tributarias que por decreto o por ley permiten al Estado nacional manejar enormes montos excedentes “no previstos”, que desnivelan cada vez más la distribución de recursos  coparticipables entre Nación y Provincias. 

Es falso justificarse por una supuesta condición de minoría en relación a los legisladores oficialistas. Pongamos un solo ejemplo: no hay agrupación en campaña, incluídos los oficialismos disidentes que encabezan Massa y De Narváez,  que no prometan corregir el impuesto a las ganancias regresivamente aplicado a los salarios, por lo que una ley en ese sentido hubiese tenido una amplia mayoría en una eventual votación. Cabe preguntarse entonces porque no se hizo antes, y consecuentemente, permitirse dudar que se realice después de las elecciones. Por ello no debe sorprender que el spot oficial haya tenido el mejor impacto público; sin mayores alardes creativos, respondió en imagen y sonido a la genética del Gobierno, basada en la épica de considerarse el mejor gobierno de la historia, soslayando el exabrupto de señalar que si vivieran, Perón y Evita serían kirchneristas.

La destrucción de partidos con extensión territorial y permanencia en el tiempo producto de la crisis político-económica del 2001, hizo que el rol de intermediación que deben cumplir entre política y sociedad, fuera suplido con líderes cada vez más autoritarios, adhesiones extrapartidarias, empresarias, periodísticas y organizaciones sociales rentadas con fondos públicos, preeminencia de lo pragmático sobre lo ideológico, y gobiernos provinciales alejados de proyectos estratégicos integradores.  En estas circunstancias, en donde lo único aglutinante es el ejercicio del poder, no sorprende que sectores identificados con orígenes peronistas cada vez más diluídos, acompañados por retazos de otras expresiones minoritarias personalistas sostenidas con contraprestaciones del erario público, sean las que pretendan encabezar los gobiernos con exclusividad, bajo la sigla “somos los únicos capaces de gobernar”. Pese a lo cual, ignorando incluso la ley de “modernización del sistema electoral” que el propio Gobierno promovió, una vez más eluden dirimir sus disensos en las primarias abiertas obligatorias (Paso) dentro del Partido Justicialista, trasladando la puja al escenario nacional, como si fueran distintos. A tal punto llegan sus semejanzas, que lo único que parece diferenciarlos es el compromiso de no aceptar la reforma constitucional para posibilitar una nueva reelección presidencial, lo que al menos por vías democráticas, pareciera una obviedad.

Pero de esta solitaria competencia por el poder no son responsables quienes la usufructúan, sino quienes la posibilitan: una oposición dispersa, mediocre, y cuya única ambición de sus principales líderes es usufructuar cargos legislativos sin solución de continuidad.

Quizás como resultado del sopapo electoral que las mini oposiciones sufrieran en la elección del 2011, un grupo de agrupaciones decidió responder a la lógica de las primarias, conformando en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires una interesante interna entre políticos reconocidos, bajo la sigla UNEN. Podrá ser el inicio de cosas más importantes a futuro?  Será oportuno reflexionar sobre sus debilidades y fortalezas, en sus tres etapas: previo a la primaria del 11 de agosto; desempeño de las listas definitivas en la elección nacional en octubre, y finalmente y más importante, qué relevancia podrá tener esta experiencia para consolidar lo que todo sistema democrático necesita como el oxígeno: una oposición coherente que pueda ser alternativa cierta de gobierno.




miércoles, 24 de julio de 2013

JAIME + MILANI + CHEVRON = INCONSISTENCIAS

Tres sucesos casi simultáneos y  de gran trascendencia política, presentan un rasgo común  de inconsistencia que exhibe con crudeza vicios preocupantes para el desarrollo futuro del país. Ellos son la orden de captura de Ricardo Jaime; la designación de César Milani como jefe del Ejército, y la firma del acuerdo entre YPF y la multinacional Chevron.

Todos los casos contaron con amplia cobertura periodística y variedad de opiniones, pero no es el objetivo de la reflexión sumar una más a favor o en contra, sino destacar las contradicciones exhibidas, que ratifican una vez más que los supuestos debates ideológicos solo son instrumentos para enmascarar los verdaderos objetivos a la ciudadanía, sin importar si el receptor  es oficialista u opositor. Maquiavelo en su libro “El príncipe” ya planteaba un dilema para la comunicación del gobernante con sus súbditos, al señalar que “no hay otra manera de evitar la adulación que el hacer comprender a los hombres que no ofenden al decir la verdad; y resulta que, cuando todos pueden decir la verdad, faltan el respeto”. En las democracias modernas, cuando las opiniones son rentadas por el Estado, ya sean de políticos, periodistas, empresarios y aún supuestos defensores de derechos humanos, se hacen  irreconciliables la adulación con la verdad.

Caso 1.- El juez Claudio Bonadío ordenó la detención del multiprocesado ex Secretario de Transportes Ricardo Jaime, ante un supuesto peligro de fuga y entorpecimiento de las actuaciones judiciales, tras lo cual Jaime se constituyó en prófugo. Una semana más tarde la sala I de la Cámara Federal integrada por Jorge Ballestero y Eduardo Freiler, concedió la eximición de prisión a Jaime con argumentos durísimos contra Bonadío, señalando que “se prefirió la aplicación de una inapropiada, cuando no arcaica, interpretación del Derecho”. Tanto el juez como los integrantes de la Cámara han sido considerados afines al Gobierno en los casos sensibles para éste. Nos formulamos la primer pregunta: pueden existir fallos tan disímiles en una misma causa?  O bien la confluencia político-judicial federal en los casos de corrupción en el Estado alcanzó límites intolerables?

Caso 2.- La designación como jefe del Ejército del militar de inteligencia César Milani provocó la acusación de diversos sectores en cuanto a su comportamiento en la última dictadura militar en relación a los derechos humanos. De inmediato la señora Estela de Carlotto manifestó que “no existían pruebas que lo incrimen”, cuando meses atrás, también de inmediato y con similar liviandad, una vez designado Papa el Cardenal Bergoglio lo acusó de ser cómplice de la dictadura. Surge la segunda pregunta: puede una ciega adhesión política utilizar sesgadamente incluso a los derechos humanos?

Caso 3.- En abril de 2012 se producía la renacionalización de YPF, eyectando a la petrolera española Repsol. En el anuncio por cadena nacional la Presidente expresó que Repsol-YPF había sido vaciada. Sin embargo, pese a que el grupo argentino Esquenazzi conducía la empresa con casi el 25 % de las acciones, no se formuló ninguna denuncia penal por el vaciamiento, y a la fecha no se acordó el monto de resarcimiento a Repsol.  El anuncio provocó las consiguientes manifestaciones de júbilo en defensa del “patrimonio nacional”, y contó con el apoyo de socialistas y radicales bajo el paraguas que la estatización parcial respondía a sus principios históricos, obviando cumplir, peronistas incluídos, con la obligación como legisladores de intervenir para que la instrumentación administrativa, legal, técnica y comercial respondiera a tan loables principios, y la decisión política se enriqueciera con un consenso basado en el conocimiento y la eficacia.

En este contexto improvisado el destino estaba trazado; a poco más de un año de la reestatización parcial, mediante decreto y con cláusulas contractuales secretas, el Gobierno incorporó como principal inversor en la explotación de Vaca Muerta en Neuquén, a la multinacional norteamericana Chevron. En la elaboración del convenio no participó la provincia supuesta dueña del recurso, girándoselo al gobernador Sapag para su adhesión (no confundir con opinión), una vez firmado. Recordemos además que tanto YPF como Chevron afrontan importantes juicios internacionales con reclamos multimillonarios. Tercera pregunta: puede admitirse que un país tenga respecto del manejo de un recurso estratégico políticas de Estado tan fluctuantes, y más grave aún, en términos de pocos meses?


Estos ejemplos, en los que ni siquiera se juzga la culpabilidad o inocencia de los personajes involucrados, y menos aún la calidad de la estrategia de explotación petrolera adoptada antes o ahora, es la manifiesta degradación a la que, con el fervoroso aplauso de personajes generosamente rentados con fondos públicos, son sometidos los conceptos de derechos humanos; corrupción contra el Estado e independencia de la Justicia Federal, y soberanía nacional. 

miércoles, 17 de julio de 2013

SERÁ SCIOLI COMO CHANCE GARDINER?

El  cierre de listas para participar en la elección de legisladores nacionales como precandidatos  en las primarias de agosto, y luego en la elección nacional del 27 de octubre, permite reflexionar sobre algunos aspectos que pueden dejar enseñanzas a futuro. Uno de ellos es  el extraño caso llamado Daniel Scioli.

En primer lugar sorprende el uso que sectores políticos supuestamente enfrentados hace cada uno de ellos de la personalidad y accionar de Scioli, y la alta intención de voto que le otorgan encuestadores y analistas. Sus antecedentes políticos comienzan a partir de la quiebra de la tradicional y familiar empresa de artículos del hogar llamada “Casa Scioli”, en ese entonces a cargo de Daniel y sus hermanos. De inmediato acude en su ayuda laboral el ex presidente Carlos Menem, quien lo incorpora a su equipo de gobierno como Secretario de Turismo de la Nación. A partir de entonces no abandonó la función pública, ocupando cargos en los gobiernos de Duhalde y Kirchner; con este último como vicepresidente y gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Son recordados los retos públicos a los que lo sometió como presidente de la Cámara Alta la en ese entonces senadora Cristina Kirchner.  También sus deseos públicos de presentar candidatura como Jefe de Gobierno de la Ciudad, para luego aceptar la de la gobernación de la provincia de Buenos Aires, a requerimiento de Néstor Kirchner .   Cuando meses atrás expresó su intención de ser presidente, y cuando lo descalificaron los kirchneristas más fundamentalistas se llamó a silencio. Finalmente, en el reciente proceso de conformación de listas para legisladores nacionales, gestionó la incorporación de personas de su confianza en las alternativas peronistas no kirchneristas hasta último momento. No lo consiguió siquiera dentro del oficialismo. Pese a ello, concluída la integración de listas, todas ellas a dedo como en la mayoría de las agrupaciones, se transformó en el fervoroso promotor de la lista oficialista que encabeza Insaurralde, sobreactuando con frases rimbombantes como  “se está con el modelo o contra el modelo”, o “no hay que abandonar el caballo en medio del río”. Cabe preguntarse porque tal firmeza no la explicitó desde un principio, desactivando en tiempo y forma  las informaciones acerca del accionar de sus operadores en las reuniones con Massa y De Narváez, con el consiguiente malestar de la Presidente y sus colaboradores.

Debemos reconocerle la respetuosidad de sus expresiones y una identificación con la condición de conciliador, que en un contexto político de permanentes cruce de agravios más escenográficos que ciertos, no deja de ser una virtud destacable. Pero plantear los temas en forma educada y respetuosa del disenso, impide ser claro y firme  en las definiciones? La capacidad de soportar agravios justifica que se le adjudique invariablemente “alta imagen” entre el electorado, más en un país que ensalza liderazgos de conducción fuertes cuando no personalistas?

Para aproximarnos a un diagnóstico factible, puede sernos de utilidad la película “Desde el jardín” estrenada en 1979, basada en la novela de trama sencilla que escribió en 1971 Jerzy Kosinsky, en donde ironiza contra la superficialidad del mundo moderno, que alcanza a los mensajes políticos del más alto nivel. La trama se sustenta en Chance Gardiner, interpretado por Peter Sellers, quien es un personaje muy limitado intelectualmente que vive en Estados Unidos, y se conecta con el mundo a través del televisor en su cuarto, y su actividad de jardinero. Por un hecho fortuito, un multimillonario muy enfermo y  de gran influencia en la alta política lo emplea para cuidar su jardín. En una reunión que mantiene en su mansión con el presidente de Estados Unidos analizando los efectos de una crisis económica, el millonario pregunta a Gardiner, circunstancialmente presente, que opina al respecto. Inmutable, responde en forma lenta y monocorde, que tras la caída de las hojas en otoño y pasado el invierno, llega el florecimiento de la primavera. Se produce un silencio, el presidente y el millonario cruzan miradas, y dan a la frase de Gardiner una sofisticada interpretación relacionada con una próxima mejora de la economía. La conversación privada trasciende por ser citada su frase en un discurso nacional del presidente, y Gardiner llega a ser entrevistado en televisión como un inteligente y enigmático analista.

Ello recuerda las no comprometidas frases de Scioli ante cualquier interrogante, o las sesudas interpretaciones que sus colaboradores inmediatos hacen de sus silencios.  Es justo señalar que la hibridez en los mensajes es aplicable  a la mayoría de los mensajes de campaña, y de la propaganda política en general. Pero el caso Scioli cobra especial relevancia cuando se relaciona su hibridez con la supuesta alta imagen en la sociedad. Sería importante que  las encuestadoras más serias y analíticas intenten dilucidar e informarnos que entiende la población por “imagen” de un político con expectativas de encabezar proyectos de gobierno, y como la interrelaciona con la capacidad de gobernar. Hoy hasta podría sospecharse que la anomia de Scioli sea una estrategia que permita, con cierta dosis de cinismo, que tras su “imagen”  puedan escudarse de igual modo intereses tanto oficialistas como opositores, permitiéndole competir por la presidencia de la Nación casi sin esfuerzo.

Señalamos que “Desde el jardín” es también muy aplicable en las campañas electorales. Cuando el candidato Sergio Massa, por ejemplo, expresa que mantendrá lo bueno del kircherismo y cambiará lo malo, sin mayores detalles y compromisos, hace recordar a Chance Gardiner.


miércoles, 10 de julio de 2013

ESCASAS EXPECTATIVAS DE CAMBIOS

El cierre y oficialización de las listas “partidarias” que participarán en la internas de agosto (PASO), para definir quienes competirán  en la elección del 27 de octubre para la renovación parcial de diputados y senadores nacionales, dejó en claro que las expectativas de mejoramiento de nuestro sistema político una vez más han quedado postergadas. Sin embargo dicha circunstancia, pasado el desánimo y escepticismo inicial, debe ser capitalizada para transparentar los vicios que sustentan lo afirmado, porque la reiteración de camuflajes de la realidad llevará inevitablemente al hartazgo popular, más allá de identificaciones “partidarias” o ideológicas.

En primer lugar resalta el hecho que las internas, llamadas ahora primarias, son evitadas por la casi totalidad de los actores políticos. La honrosa excepción la presentó la interna entre la UCR, Coaliciòn Cìvica y Proyecto Sur en Capital Federal, agrupadas en UNEN. Súmese a ello la persistencia de dos reclamos de reforma electoral reiteradamente negados a la  sociedad: la lista única, que impida el caos de boletas y robos de la mismas, y el sistema de ordenamiento final de los candidatos según el voto ciudadano, quien se ve limitado a votar a paquete cerrado las incombustibles “listas sábanas”. Ello distorsiona a tal nivel el poder democrático de elegir, que la ciudadanía se acostumbró a no reaccionar ante los crecientes casos de nepotismo, en donde las listas están plagadas de esposas, ex esposas, hijos, hermanos y otros familiares de los distintos candidatos. Qué posibilidad tiene el ciudadano de reaccionar con su voto ante el nepotismo? Ninguna: se vota a paquete cerrado.

También se reitera la aparición de nuevos partidos y/o alianzas con tal velocidad de presentación en sociedad, que hace dudar que muchos de ellos cumplan con los requisitos establecidos por ley para ser considerados partidos, ante lo cual la justicia electoral, sobrepasada por tanta creatividad fundacional, omite su tarea de control. Verificar esta posibilidad sería un interesante caso de investigación periodística.

La creciente atomización partidaria, que para no degradar el concepto esencial de partido debería llamarse de “espacios polìticos”, hace falaz la supuesta existencia de proyectos que excedan lo personal, por no estar sustentados por estructuras coherentes, representativas en el tiempo, y extendidas en lo territorial. El caso del Partido Renovador de Massa es un ejemplo. Conformado a último momento bajo el repetido recurso del híbrido llamado “transversalidad”, incorporó a su lista al hasta hace poco presidente de la Coalición Cívica Adrián Pérez, quien al no conseguir ubicación expectante en su partido, con el pase en su poder se insertó en la lista de Massa. Lo mismo sucedió con el reciente presidente de la Unión Industrial Argentina, Ignacio de Mendiguren. Citamos el caso Massa por su reciente aparición en el escenario político con expectativas nacionales, pero lo expresado es aplicable para todas las agrupaciones existentes. Ante estas realidades, es evidente que hoy no pueden existir proyectos que excedan lo personal.

Por ello ya no sorprende que un candidato acceda a un cargo por determinada agrupación, y una vez elegido se incorpore a otra, o pretenda en el marco de la soberbia actuar como “bloque independiente”, burlando el voto ciudadano. Estas distorsiones al sistema democrático exigen soluciones que no intentarán implementar quienes se ven beneficiados por estos subterfugios. En una reforma política futura realmente eficaz, habrá que reactualizar el viejo debate sobre si la banca es del legislador o del partido, estableciendo los límites ante una u otra posibilidad. También será necesario reformular el calendario electoral, eliminando las elecciones cada dos años para llevarlas a cuatro años, no solo para evitar el perjuicio que implica a la tarea legislativa las prolongadas campañas electorales, sino que los candidatos a presidente sean legisladores que no renuncian a su condición y nada arriesgan, dos años más tarde renueven como legisladores, pasados dos años se presenten como candidatos a presidente, y asì hasta el infinito. Desactivar esta trampa, implica diseñar una metodologìa adecuada de renovación del Congreso.

Es evidente entonces que centrar la campaña electoral en no avalar una eventual  reforma constitucional que habilite continuas reelecciones presidenciales, no solo permite eludir compromisos legislativos para las urgencias inmediatas, sino que la volatilidad de las convicciones e identificaciones partidarias hace irrelevantes las promesas. De hecho, ya sucedió con la reforma constitucional de 1994.

Un comentario aparte merecen las externas políticas del peronismo, que suplen a las internas. Justificaciones como que el Partido Justicialista no existe o que está intervenido, rayan en el absurdo. Qué confianza pueden transmitir candidatos que se dicen peronistas y no son capaces de hacer funcionar normalmente a su propio partido? Lo cierto es que la ausencia de alternativas partidarias coherentes y consolidadas, posibilita que en un distrito clave desde lo numérico como el de la provincia de Buenos Aires, el peronismo se pueda permitir el lujo de trasladar su interna a la elección general, captando una expectativa social hábilmente sobredimensionada entre candidatos del mismo partido. La picardía fué descripta con su habitual lucidez e ironía por Perón, al expresar que cuando se pensaba que los peronistas se estaban peleando, en realidad se estaban reproduciendo.

Por ello el 27 de octubre próximo no competirán proyectos ni soluciones para la ciudadanía, sino espacios de poder con proyección al 2015 en el caso del partido gobernante, y el deseo de mantener y/o alcanzar cargos legislativos en las atomizadas y débiles oposiciones. La esperanza se funda en que una vez atravesada la elección nacional, tendremos dos años para que en el 2015 existan al menos dos alternativas de gobierno con estructuras polìticas consistentes que permitan al ciudadano elegir realmente opciones de gobierno.