martes, 31 de diciembre de 2013

REGALOS NAVIDEÑOS POLÍTICOS

Diciembre, otrora mes de balances personales, encuentros familiares, espíritus navideños festivos y planificación del período de descanso, era el mes indicado para emitir los fallos judiciales más controvertidos que permitían la impunidad de la corrupción estatal-privada; aprobar un sinnúmero de leyes sin mayores análisis, acumuladas como resultado de la ociosidad legislativa a lo largo del año, y dar el mayor ejemplo de acuerdo político sin falsos debates ideológicos: acordar el incremento de las dietas de diputados y senadores.

Sin embargo, desde hace años y de forma crecientemente violenta, diciembre mutó en receptáculo de tensiones políticas acumuladas a lo largo del año, exhibiendo lo peor de la dirigencia política y de una sociedad frustrada. El sutil accionar al estilo “que el pueblo no se entere de que se trata”, fue barrido por reacciones populares masivas coléricas, en las que confluyen necesidades sociales, aprietes, delitos, reclamos legítimos por medios ilegítimos, frustraciones en quienes dependen de su trabajo y esfuerzo diario, con el consecuente hartazgo social. Todo ello en el marco de polémicas entre los responsables directos y quienes pretenden representar opiniones opositoras de enorme frivolidad, cuando no capciosas o lisa y llanamente falsas, tales como “el Estado no tiene nada que ver; es culpa de las empresas privadas”. Gremialistas demagógicos no se quedan atrás para crear malestar: “si los empresarios no nos pagan un bono especial aparte del aguinaldo, vamos al paro” (no confundirse; esta propuesta gremial democrática no tiene como destino a los jubilados, que ganan bastante).  Observar como autoridades de distintas aéreas gubernamentales, ya sean nacionales, de la ciudad o provinciales, intercambian diagnósticos y soluciones oportunistas y de emergencia por los medios de comunicación, indigna.

Muchos dirigentes y ciudadanos poseen la información y el conocimiento necesario para detectar la mentira o la frivolidad, según el caso. Pero no sufren los efectos: solo los comentan. Por el contrario, la inmensa mayoría de la población, aquéllos que supuestamente conforman lo que las encuestadoras llaman formadores de la “imagen del político y/o candidato en la sociedad”, que ven amenazada su seguridad; su capacidad de progresar honestamente; su calidad de vida, la sufren en carne propia. Esta realidad es la que da lugar al insostenible divorcio entre la clase dirigente y la sociedad. Las víctimas de Cromagnon producto de coimas entre funcionarios y privados; las coimas que dieron lugar a los muertos de estación Once; las inundaciones que arrasaron viviendas en la ciudad y provincia de Buenos Aires a comienzo de año; los comerciantes minoristas y medianos que vieron saqueadas su fuentes de trabajo, no fueron discriminados por sus inclinaciones políticas. Las víctimas de la corrupción o la ineficacia de gestión a nivel de trabajadores sin privilegios, afecta por igual a peronistas, radicales, socialistas, neoliberales,  progresistas o independientes.

Para cerrar el año era oportuno esbozar una reflexión alejada del simplista “creo o no creo en su existencia”, relativa al sobreseimiento generalizado de los acusados en la causa conocida como “coimas en el Senado”. Pero tratar este o cualquier otro tema político cuando miles de ciudadanos no tienen agua y luz durante días o semanas, y muchos otros han perdido en los conflictos sociales a familiares, o sus fuentes de trabajo fueron saqueadas, es irrespetuoso. Solo cabe esperar que las situaciones traumáticas se superen cuanto antes, y enero nos permita disminuir tensiones. De ser así, nuestros políticos podrán retomar en los centros de veraneo su “contacto con la gente”, mediante espectáculos musicales; partiditos de fútbol con figuras conocidas, y el alegre cotillón amarillo, naranja, verde o azul y blanco, según la ocasión.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

ACCIONES DESTITUYENTES + SAQUEOS + SALARIOS

Los graves conflictos sociales que estallaron en distintos puntos del país merecieron variadas interpretaciones políticas, que como ya es habitual, oscilaron entre la obviedad y el ocultamiento de los problemas de fondo. Intentaremos establecer una matriz de los hechos, en base a los términos más utilizados para esbozar excusas antes que diagnósticos convincentes. Ellos son: acciones destituyentes; saqueos y reclamos salariales.

Acciones destituyentes.- El oficialismo una vez más relacionó las acciones violentas con acciones destituyentes. Se entiende como tales pretender debilitar a un gobierno elegido democráticamente a través de movilizaciones civiles que desafían su legitimidad. Pueden iniciarse de forma pacífica, legítima y masiva (cacerolazos), pero aprovechadas luego por los verdaderos sectores destituyentes para el golpe final, a través de acciones violentas. Si consideramos que la cúpula dirigencial justicialista cumplió un rol preponderante en eyectar con solo dos años en ejercicio del poder al gobierno a la Alianza en el 2001, que tenía minoría en el Senado, Diputados y Gobernaciones, debemos partir de la base que estas acciones existen. Avala la presunción que toda la dirigencia del Frente Grande, incluído su máximo representante y responsable del vacío de poder de la Alianza, Carlos “Chacho” Alvarez, fue adecuadamente recompensada e integra casi sin excepción el actual gobierno. Ello explica también porque las masivas protestas de ese entonces no avalaron que la Alianza fuera única responsable de una crisis terminal incubada desde varios años atrás, dando lugar a la frase más temida por la clase política aún hoy: “Que se vayan todos”. Surgen dos reflexiones: por un lado, que nunca más se interrumpan los períodos democráticos de gobierno, utilizando las crisis para proyectos sectoriales de poder. Por el otro, respetar hoy este principio permitirá una experiencia enriquecedora a futuro: por primera vez en su historia, el justicialismo deberá afrontar las consecuencias de su ejercicio ininterrumpido del poder durante diez años.

Saqueos.- Se entiende como saqueo o pillaje al apoderamiento ilegítimo e indiscriminado de bienes ajenos. Ante tan clara definición, asombra que desde siempre, y ahora en un gobierno autoproclamado progresista, nacional y popular, se llame saqueadores únicamente a pobres y/o delincuentes robando electrodomésticos, y no a funcionarios públicos y empresarios privados escandalosamente enriquecidos, asociados para vaciar presupuestos públicos a costa de la calidad de servicios y aún de vidas de ciudadanos. Desde luego, con protección judicial. Está claro entonces que urge reconstituir la obligación moral e institucional de todo Estado, de proteger a sus ciudadanos de todo tipo de saqueadores, pobres o ricos a costa del propio Estado. Empezando por estos últimos, aunque duela más.

Salarios.- El salario o sueldo es la suma de dinero y eventuales pagos en especie que recibe en forma periódica un trabajador de su empleador, como contraprestación del trabajo realizado. El salario debe ser equitativo ante trabajos similares, y posibilitar en todos los casos una vida mínimamente digna. Aplicado este concepto a los salarios del Estado, que motivaran entre otros conflictos el policial, sorprende que ningún sector político haya mencionado la enorme y creciente distorsión salarial y destrucción del principio de equidad de los salarios públicos durante los últimos veinte años, ya sean de la administración central u organismos descentralizados, falazmente denominados desde lo financiero “autárquicos”. La situación alcanzó tal descalabro, que funcionarios o representantes públicos designados, por ejemplo, en Aerolíneas, YPF, Anses, organismos de control, poder legislativo, entre muchos otros, pueden fijarse alegremente sus salarios sin seguir ningún tipo de política estructural, al punto que en general no son dados a conocimiento público, e inclusive se incrementan con fondos en negro.


Internacionalmente, el nivel de equidad salarial de un país se mide no en valores absolutos, sino de relación piramidal, o sea, el ingreso máximo es tantas veces el ingreso oficial mínimo. Un país desarrollado puede tener una relación 1/15 o 1/20. Un país pobre alcanza valores 1/50, y aún mucho más. En nuestro país, mientras no establezcamos claramente esta relación en base a sueldo presidencial y salario mínimo, por ejemplo, y que todos los salarios públicos estén dentro de la pirámide, los problemas salariales de policías, docentes, médicos, entre otros, serán insolubles. La crisis policial fue un excelente ejemplo: ante el reclamo, los gobernadores en tropel dieron irresponsablemente aumentos entre el 50 % y 100 %, que horas antes no podían dar. Son salarios justos? No se sabe, porque no hay pirámide salarial, asociada a función y formación. Hoy, cualquier funcionario designado a dedo en una empresa estatal, en donde no aporta capital, no absorbe pérdidas por su accionar, y generalmente carece de conocimientos para la tarea encomendada, juega a ser CEO de la empresa, y se fija salarios desproporcionados. Estos temas de fondo para pretender gobernar, tampoco los plantean las supuestas oposiciones.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

DE LA LEVEDAD DE LAS PALABRAS A LOS HECHOS

En esta semana se oficializa el recambio legislativo de diputados y senadores nacionales, provinciales y de la ciudad de Buenos Aires, como resultado de las elecciones del pasado mes de octubre. Es oportuno recordar las dos funciones perfectamente diferenciadas que la Constitución Nacional otorga al Poder Legislativo: la específicamente legislativa (dictar leyes), y la de naturaleza parlamentaria (control sobre los actos del Poder Ejecutivo). No se puede obviar por su parte, el pobrísimo funcionamiento legislativo de los últimos años, incluyendo el incumplimiento de muchos legisladores de las obligaciones básicas de representación y trabajo por las que fueron votados.

Sin embargo es de gran importancia destacar una circunstancia particular: desactivada la posibilidad de reelección de la Presidente, el ámbito legislativo será el vehículo que posibilitará a la ciudadanía evaluar de manera concreta la personalidad, voluntad de acción, calidad de propuestas y gestión para transformarlas en leyes, de quienes pretenden ser elegidos en el 2015 para conducir los destinos del país. Ello es aplicable tanto para las supuestas oposiciones como para el oficialismo gobernante. Incluye a Cobos, Binner, Sanz, o las variantes justicialistas Massa, Capitanich, De la Sota, Scioli, o quienes surjan a futuro. En cuanto a los gobernadores con pretensión de candidatos, será relevante la actuación de sus representantes nacionales en las Cámaras. Tanto o más importante que centrar los análisis políticos en Cristina Kirchner, será considerar la real consistencia de cada uno de los candidatos, tanto en lo personal como la de las agrupaciones que le brindan soporte. La etapa de las sonrisas marketineras, las promesas lisonjeras o análisis más propios de comentaristas que de legisladores, concluyó. Remedando a Ortega y Gasset, es momento de decir: legisladores en general, y candidatos en particular, a las cosas.

Las minorías no podrán escudarse en su condición de tal. Si bien no podrá pedírseles aprobación de leyes por no reunir los votos necesarios, si deberán cumplir con su obligación de informar con claridad a la ciudadanía sobre las virtudes de sus proyectos, y lo que considere falencias de los aprobados. También deberán informar acerca del funcionamiento de todos los sectores que constituyen la administración pública, con datos precisos. Para ello las minorías están representadas en las distintas comisiones legislativas, y su condición de legisladores les brinda instrumentos y atribuciones para estar perfectamente informados, y a su vez, informar a la sociedad. De negárseles información, deberán denunciarlo públicamente, con sustento y seriedad. No es posible que los casos de corrupción, por ejemplo, sean conocidos casi exclusivamente a través de los medios de comunicación, y no por los legisladores.

Esta etapa legislativa ofrece a partidos y candidatos que pretenden ser opción de gobierno, una invalorable oportunidad. Comenzar por un acto de transparencia que depende de sus voluntades individuales, y no de las corporativas: volcar al conocimiento público a través de la página de Internet sus estructuras administrativas y de asesores, actividades personales como viajes al exterior y sus motivos, y actividad de sus bloques políticos y de los ajenos. Modificar en lo inmediato un vicio recurrente y de complicidad unánime, mostrando que los grandes acuerdos políticos existen, como es el de ocultar incrementos y montos de las dietas, viáticos y pasajes, parcialmente conocidos por la comunidad, una vez más, solo por investigaciones periodísticas.

Este requerimiento no es superficial. Un problema cada vez más creciente y grave es la inacción, obviamente provocada, de todos los organismos de control estatal (Auditoría General de la Nación, que si bien por rango constitucional es el máximo órgano de control a cargo de la oposición, tiene mayoría oficialista; Sindicatura General de la Nación; Inspección General de Justicia; Unidad de Información Financiera; Fiscalía de Investigaciones Administrativas), en donde no solo cunde la inoperancia y ocultamiento, sino que se retacea documentación a la propia justicia, cuando le es requerida en conocidos casos de corrupción contra el Estado. Lo saben los legisladores, pero no denuncian a los responsables jerárquicos. Para quienes se dicen opositores y deben controlar al oficialismo, esta tarea es inexcusable. Pero mal puede ejercerla quien no es claro y explícito para brindar a la comunidad información sobre sí mismo en su rol público

Quiénes sean capaces de modificar paradigmas basados en que lo público es paradójicamente secreto, podrán intentar presentarse como transformador de viejas, excesivamente viejas políticas. Podrán hacerlo, por ejemplo, Cobos; Binner; Solanas; Michetti o Carrió a nivel nacional? Massa;  Stolbizer, o un real representante de la izquierda como Néstor Pitrola en la provincia de Buenos Aires? Los próximos dos años serán particularmente difíciles para los argentinos. La sociedad en general se debatirá entre la indigencia, la subsistencia o el crecimiento. Los legisladores deberán decidir si se mantendrán en el discurso halagador o protesta insustancial de campaña, o incursionarán definitivamente en la acción esforzada y fecunda para la que fueron designados. Hace ya más de 500 años, expresaba Maquiavelo: “Una cosa se dice en la plaza; otra en el palacio”.


jueves, 28 de noviembre de 2013

HABLEMOS DE FÚTBOL....O SEA, DE POLÍTICA

Descendieron por primera vez en su historia River Plate e Independiente, con deudas reales y ficticias impagables. Hace pocos días el club Colón no salió a jugar su partido contra Atlético Rafaela, por la enorme deuda salarial del club con sus jugadores. La FIFA ordenó a la AFA el descuento de puntos al mencionado Colón, y amenaza hacerlo con Independiente, por no haber cancelado ambos clubes la compra de jugadores en el exterior. Los partidos se juegan con estadios vacíos o solo con hinchas locales, pese a lo cual se deben pagar costosísimos operativos policiales para proteger negocios particulares en lugar de ciudadanos comunes. Las barras bravas, con aceitados vínculos político-judiciales, oscilan entre brutales aprietes y sofisticados negocios. Bajo el calificativo de emocionantes, el marketing intenta disfrazar la pésima calidad de los torneos.

Esta descripción, con solo cambiar las palabras “Clubes” por “Ministerios”; “Dirigentes” por “Funcionarios”; “Espectáculo” por “Política”, y “Balance” por “Presupuesto”, refleja de manera asombrosamente fidedigna el funcionamiento político de un gobierno. En nuestro país ni siquiera es necesario cambiar nombres de funcionarios, empresarios, sindicalistas y barra bravas, para diferenciarlos según actúen en ámbitos políticos o deportivos: son los mismos. Cabe recordar el envión político que significó para Macri la presidencia de Boca Juniors. El senador Aníbal Fernández preside a Quilmes. Para dirigir clubes populares, compiten políticos, empresarios, gremialistas y hasta jueces. Para continuar con la desastrosa gestión de Comparada en Independiente, se presentó una lista con Baldomero Alvarez, senador peronista, y Lascurian, que fuera presidente de la UIA, con el apoyo del sindicalista Hugo Moyano y los conspicuos barras. Para conducir a River, en diciembre pujarán los empresarios Jorge Brito (h); Matías Garfunkel y Carlos Avila, entre otros. El poder judicial también está presente: es el caso del fiscal Stornelli en la estructura de Boca; o del juez Ballestero, de River Plate, en el tribunal de disciplina de la AFA, quien como juez de Cámara, recientemente sacó al inoperante juez Oyarbide la causa de lavado de dinero y evasión impositiva en la transferencia de jugadores. Vaivenes judiciales que no hacen sino invalidar lo actuado, y hacer caer una causa con grandes intermediarios y dirigentes involucrados, según informara en conferencia el máximo responsable de la AFIP, Ricardo Echegaray.

En el área gremial del fútbol, el secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados, el ex futbolista Sergio Marchi, antes que por la falta de pago de meses a los jugadores de Colón, se mostró más preocupado porque el partido con Rafaela se jugara. En realidad, una sola vez Marchi llamó a huelga de jugadores por incumplimiento laboral, posibilitando que la transmisión de partidos pasara de la empresa privada Torneos y Competencias al sistema subsidiado estatal Fútbol para Todos. A partir de entonces los incumplimientos salariales y contractuales se agravaron, pero jamás Marchi sugirió siquiera realizar un nuevo paro. En Argentina pueden haber paros docentes, pero jamás en el fútbol.

Los dirigentes intentan justificar sus escandalosos pasivos (Independiente y River más de 300 millones cada uno); 130 millones Colón de Santa Fe; y así en casi todas las instituciones), en que la parte operativa es deficitaria. No se entiende entonces porqué acuerdan salarios impagables a directores técnicos y jugadores, y comisiones jamás conocidas a intermediarios de jugadores? Acá surge otra similitud entre política y fútbol, en este caso para los retornos: el concesionario en política, se llama intermediario en el fútbol.

Las leyes no quedan excluídas de tamaña irracionalidad. Pese a la envergadura de poder económico y repercusión social que han adquirido los clubes de fútbol en el mundo en general, en donde cada vez más el entretenimiento se entremezcla con la política y los grandes negocios y negociados económicos, en nuestro país se mantiene inalterable definirlos como asociaciones civiles sin fines de lucro, bajo control de la Inspección General de Justicia. Los clubes no cumplen los requisitos de gestión administrativa, ni el Estado los controla. A tal punto llegó la imbricación del fútbol con la política, que en el debate por la próxima reforma del Código Civil, que en lo referido a los clubes de fútbol en particular presenta enormes carencias legislativas, el tema de los clubes de fútbol fue soslayado por todas las fuerzas políticas.

Cabe formularse la pregunta: quién financia este gran descalabro con espectáculos deportivos de bajísimo nivel y riesgo de vida para los espectadores, con organizadores enriquecidos?. En un gobierno supuestamente progresista, aportan el Estado Nacional con casi 975 millones en el presente año, y grandes empresas nacionales e internacionales, especialmente financieras, de comunicaciones y vestimenta deportiva, mediante el esponsoreo y publicidad.

Todos sabemos de fútbol y suponemos conocer los más mínimos detalles del funcionamiento de nuestros clubes, pero muchos nos asustamos al intentar comprender los vericuetos de la política. Al menos en nuestro país, en personajes, metodologías y gestiones, fútbol y política es casi lo mismo.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA ATOMIZACIÓN POLÍTICA Y PARTIDARIA FRACASÓ


El análisis del resultado de las pasadas elecciones legislativas en el ámbito nacional, antes que para destacar la eventual derrota del oficialismo o el surgimiento de potenciales candidatos presidenciales para el año 2015, sirve para dejar conclusiones mucho más valederas a futuro para el ciudadano: la atomización política y partidaria alcanzó un límite insostenible.

Tanto agrupaciones como candidatos supuestamente triunfadores, no alcanzaron por sí un número de votos que los convierta hoy en una seria alternativa nacional. La primera minoría por su parte, el gobernante Frente Para la Victoria, afronta el peor escenario cuando el líder peronista de turno tiene fecha de vencimiento: duras luchas por la sucesión por fuera del partido, usufructuando la falta de una oposición no peronista consolidada.

El criticado bipartidismo otrora monopolizado por el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, que por la desvirtuación de sus aparatos partidarios en perjuicio de los afiliados derivó en la despectivamente llamada “partidocracia”, estalló en un sinnúmero de agrupaciones de efímeras existencias y variadas y creativas denominaciones, aglutinadas bajo el paraguas de Frentes, Confederaciones o Alianzas. La vieja “partidocracia” se transformó en “quinchocracia”, en donde asado mediante, las pequeñas cúpulas dirigenciales de sus mínimos partidos se ubican a la cabeza de las listas para renovar como minoría una y otra vez sus cargos legislativos. O bien, sin ningún rubor se trasladan a la agrupación que los tiente con una mejor oferta. El último ejemplo fue el diputado electo Adrián Pérez, que de la Coalición Cívica se insertó en el Frente Renovador. A tal punto llega la distorsión conceptual y de principios, que Massa exhibió esta adquisición como un logro. Pareciera ser que en la Argentina, la incoherencia política y oportunismo personal se llama “transversalidad”.

En este contexto mal pueden existir programas de gobierno serios; equipos profesionalizados y mancomunados en sus objetivos; organismos de control prestigiosos y justicia federal que sancione la corrupción del Estado, asociada a empresarios privados. No es casual que el mismo partido y con las mismas personas privatice y/o estatice livianamente y con ruinosos efectos para la sociedad argentina. Tampoco es casual que supuestas oposiciones acepten y voten pasivamente modificaciones estructurales al sistema jubilatorio; la política petrolera; expropiaciones con resarcimientos indefinidos a futuro, sin ninguna salvaguarda, bajo el irresponsable justificativo que dichas acciones están dentro de “sus principios partidarios”. 

No hay política sin partidos, y no hay partidos sin política. Una definición generalmente aceptada define a Partido como a una asociación de individuos unidos para debatir y compartir intereses, principios, proyectos y objetivos comunes. Qué diferencia esta definición a un Partido de una ONG o una Asociación cultural? En nada, porque se omitió decir “Partido político”, cuyo objetivo principal, entonces sí, es alcanzar la responsabilidad de gobernar con el consenso mayoritario de los ciudadanos.

La ausencia de Partidos provoca como efecto más visible la ausencia de plataformas electorales, entendidas como el compromiso explícito de implementar acciones concretas de gobierno. Las campañas se reducen a obviedades y  generalidades, con acompañamiento musical e imágenes de felicidad si el candidato es oficialista, o de tristeza si es opositor. Así como el oportunismo se lo disfraza con la palabra “transversalidad”, la carencia de compromisos explícitos se la disfraza con la palabra “pragmatismo”, provocando que quienes alborozados festejen haber expropiado las acciones de la petrolera española Repsol, meses más tarde deban aplaudir la asociación de YPF con la petrolera norteamericana Chevron. Y dicho sea de paso, si tienen apoyo económico del gobierno, los festejantes pueden ser marxistas, nacionales y populares o neoliberales.

En el año 1743, escribía Jean-Jacques Rousseau en su libro “El Contrato Social o principios del derecho político”: “El pueblo inglés se cree que es libre: está gravemente equivocado. Solo es libre mientras dura la elección de los miembros del parlamento; en cuanto esos miembros son elegidos, el pueblo esta esclavizado; vuelve a convertirse en nada. En el breve momento de su libertad, el pueblo inglés hace tal uso de su libertad que se merece perderla”.

Tenemos dos años para no dejarnos confundir por Frentes, Coaliciones y Alianzas, que se asemejan a verdaderas agencias de colocaciones de políticos. Promovamos la reconstitución de Partidos con principios claros y consecuentes en el tiempo, para entonces sí, debatir con entusiasmo y esperanza.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

CIFRAS Y REALIDADES EN LA ELECCIÓN LEGISLATIVA

La semana anterior se analizó la elección legislativa del pasado 27 de octubre desde lo numérico, vale decir, desde los votos. Llama la atención que analistas tanto oficialistas como opositores otorguen gran relevancia a opiniones de encuestadores cuyas predicciones cada vez más se alejan de los resultados finales, lo que hace suponer que solo cumplen el rol de crear en los votantes “sensaciones de triunfo” para sus clientes, o en el peor de los casos, expectativas de crecimiento. Quizás esto explique porque extrañamente, no se emplee el mismo entusiasmo en analizar la encuesta perfecta: el resultado de las urnas.

Del total de votos a nivel nacional, surge que si se consideran únicamente los votos de las agrupaciones a las que pertenecen los diez potenciales candidatos presidenciales, sin considerar aliados circunstanciales y especulativos, se alcanza la cifra de 16.866.150 de votos, o sea 5.723.850 menos que los emitidos. Por otra parte, las agrupaciones mayoritarias tienen más de dos candidatos posibles de perfiles distintos y a veces opuestos, por lo que los ganadores en una interna no tienen asegurados los votos obtenidos por su agrupación en la elección general.

Como es habitual, la provincia de Buenos Aires y Capital Federal, por poseer el 48 % del padrón nacional, monopolizaron la campaña en los medios de comunicación, dando a los eventuales triunfadores en dichos distritos una supuesta proyección nacional, como son los casos de Massa y Macri, y muy lejos Carrió, lo que no tiene correlato en sus votos y estructuras partidarias en el país. Los ganadores en los grandes distritos del interior (Cobos, Binner y De la Sota), tienen el mismo problema pero cuantitativamente agravado. Podrá decirse que Cobos cuenta con el apoyo de la UCR, pero este centenario partido increíblemente hace años que no se presenta como tal en la provincia de Buenos Aires. Este absurdo se refleja en Ricardo Alfonsín, que deseamos cuente con el perdón de su fallecido padre Raúl: en el 2009 encabezó la lista de diputados provinciales por el Acuerdo Cívico Social; en 2011 fue candidato a presidente por la Alianza Unión para el Desarrollo Social (UDESO), y en la reciente elección fue como segundo diputado provincial por el Frente Progresista Cívico y Social.

El ejemplo Alfonsín, que se replica en muchos otros políticos abonados a cargos legislativos, presenta dos peligrosos síntomas: 1) La velocidad con que se arman y desarman agrupaciones políticas en Argentina; 2) Muchos políticos que renuevan cargos legislativos en listas sábana, dos años más tarde y sin riesgos personales desatan sus egolatrías, y juegan a “yo quiero ser presidente”. La preocupante liviandad en la conformación de partidos, que la ley intencionadamente permite, o la justicia electoral no controla, lleva a que Sergio Massa exprese orgullosamente que derrotó con amplitud a la variante peronista kirchnerista en la provincia de Buenos Aires, con un partido formado tan solo dos meses antes del cierre de presentación para su oficialización. Más tarde, horas antes del cierre de listas, los peronistas Massa, Scioli y De Narváez  manejaban la posibilidad de un acuerdo. Delirante pero real.

Como ya es tradicional, al peronismo gobernante le surgen variantes peronistas circunstancialmente opositoras, al solo fin de reeditar la escenografía en la que al peronismo, ya sea neoliberal o progresista y popular (para el caso es lo mismo), debe  sucederlo un “nuevo” peronismo. Se desata entonces una liturgia repetida y con tristes antecedentes: la lucha interna por el poder.

Para cerrar el breve resumen de aspectos destacados con proyección de futuro que arrojó la elección nacional legislativa de octubre, no se pueden ignorar dos lamentables ejemplos que indican que la continuidad democrática no asegura por sí calidad democrática.

1.- El fallo de la Corte Suprema que rechazó  por anticonstitucional el deseo del gobernador de Santiago del Estero Gerardo Zamora de intentar una nueva reelección, revivió la imagen del viejo caudillo de esa provincia Carlos Juárez, que la gobernara directa o indirectamente durante más de 50 años, y nombrara a su esposa Mercedes “Nina” Aragonés como su sucesora en la gobernación. Zamora, ante la imposibilidad de presentarse, designó como candidata a su esposa, Claudia Ledesma Abdala.

2.- Ante el sorpresivo, al menos para los porteños, triunfo de la oposición en las PASO de La Rioja, el gobernador Beder Herrera se lanzó a una descomunal e inédita compra de votos. El descontrolado uso de los fondos públicos tuvo un moderado éxito: logró superar a la UCR por 770 votos. Herrera se inserta en la línea del caudillismo re-reeleccionista.

Está claro que el contexto político no soportará que los ciudadanos deban someterse al juego frívolo en cuanto a sus obligaciones y marketinero en cuanto a sus intenciones, de los precandidatos presidenciales. Resolver temas de economía en general e inflación en particular; corrupción en el Estado con complicidad de la justicia federal e instalación del narcotráfico;  reforma profunda del sistema electoral con implementación del voto electrónico y lista de candidatos abiertas, entre otros, no podrán esperar hasta el 2015. Las virtudes y defectos de los pretendidos candidatos deberán mensurarse según la manera que formulen proyectos, actúen para promoverlos, y finalmente los voten. A este fin, valdrán tanto los votos positivos como los negativos. En esta evaluación ciudadana, asesores de imagen abstenerse.



miércoles, 6 de noviembre de 2013

ELECCIONES LEGISLATIVAS: NÚMEROS Y ACTITUDES

La primera reacción de los ciudadanos al cierre de las elecciones legislativas en la noche del 27 de octubre, fue de sorpresa: todos festejaron como triunfadores. Pero si se reflexiona sobre las razones subyacentes, las puestas en escena tienen su justificación.

En primer lugar de carácter personal: los que saltaban en los distintos escenarios se habían asegurado una diputación o senaduría para los próximos períodos, sin haber atravesado internas partidarias (salvo el caso UNEN en Capital Federal), y puestos a dedo en listas sábana,  que impiden que el votante elija a quienes considera sus mejores candidatos. En los casos de aquéllos que pretenden erigirse como potenciales candidatos presidenciales en el 2015, tempranamente se sumergieron en el escenario visual marketinero “de los grandes triunfadores”. El círculo se cerró desde el Gobierno en su sede electoral, cuando el vicepresidente Boudou actuando como maestro de ceremonias exultante y enfervorizado, gritaba “somos la primera minoría”. Hasta acá, lo transmitido por los políticos. Ahora intentemos una visión desde el ciudadano común, independientemente de a quien haya votado.

El previsible resultado electoral tuvo como elemento determinante el cierre definitivo de una reforma constitucional que habilite una nueva reelección de la presidente Kirchner, más allá que posiblemente surjan ideólogos que intenten una reelección mediante vías alternativas antijurídicas, con interpretaciones forzadas. El escenario a futuro cambió sustancialmente: se pasó de un debate constitucional a una lucha sucesoria.  
A partir de este dato, se abre un amplio panorama con múltiples y confusas opciones para constituirse en opción de gobierno, ya sea en lo referido a las configuraciones partidarias como a los candidatos para representarlas. Estos últimos deberán ser juzgados de ahora en más a través de sus tareas legislativas y proyectos concretos, lo que obviamente incluye al oficialismo en ejercicio del gobierno, pues el país no soportará estériles discusiones y mensajes grandilocuentes respecto a la economía, corrupción, inflación e inseguridad, entre los reclamos más relevantes.

Por ello es válido centrar el análisis en aspectos concretos que dejó la última elección y su proyección a futuro, ante que dedicarnos a los infantiles listados de supuestos ganadores y perdedores. Comencemos por los resultados generales nacionales. Sobre un total de 22.590.000 votos válidos, el ordenamiento por votos obtenidos fue el siguiente, computando el vasto campo de “los aliados”:
Frente Para la Victoria   7.488.000            Unión Cívica Radical      4.830.000
Frente Renovador           3.848.000            Frente Cívico Social       2.068.575                               
PRO                                 2.034.000            Frente de Izquierda       1.155.000   
Las seis agrupaciones representan el 86 % de los votantes.      

Si el análisis se centra en los partidos de extensión nacional, comienzan las curiosidades. La UCR solo participó como tal, en las provincias de Córdoba, Chubut, Entre Ríos, Mendoza, Misiones, Río Negro y Tierra del Fuego, con un total de 1.330.611 votos . El PJ solo compitió en La Pampa, Salta, Santa Cruz y Tierra del Fuego, sumando 223.243 votos. El histórico y tradicional Partido Socialista solo se presentó en Misiones. El Frente Para la Victoria por su parte, es el único partido que se presentó en la casi totalidad de los distritos, salvo en La Pampa y Salta. Hay que reconocerle entonces no solo su lógica condición de primera minoría, sino la coherencia que debe exhibir cualquier partido que pretenda conducir al país: tener presencia efectiva en todas las provincias.

Tras el justificado halago para el FPV, se presenta un serio problema que debería resolverse en los próximos dos años: si un 67 % de ciudadanos no votaron candidatos de gobierno, se les negará el derecho de tener una opción presidencial real en el 2015, frente a las multicolores variantes peronistas?  Esa eventual opción deberá apoyarse en una estructura partidaria y programática coherente; sustentarse en un trabajo mancomunado y sostenido desde ahora;  y reflejarse en un candidato presidencial surgido en interna abierta y no en “consensos” entre pocos particulares. Hoy esa opción no existe.  Es de esperar también que para el 2015 finalmente estén derogadas las listas sábana legislativas, en la que se cuelan personajes sin méritos y familiares de dirigentes, negando al ciudadano el derecho de elegir a sus legisladores individualmente.

Retomando la realidad numérica, analicemos los votos sacados por quienes al día de hoy se presentan como candidatos presidenciales, ordenados de mayor a menor según cantidad de votos. Se considerará solo la categoría de diputados nacionales, que se votó en todas las provincias, y se sumarán solo los votos aportados a los partidos que representan,  excluyéndose a los llamados aliados, por ser circunstanciales y especulativos a favor de sus cúpulas dirigenciales.
Urribarri/Capitanich/Scioli (Frente Para la Victoria)            6.648.451                                                          Massa (Frente Renovador)                                                3.776.898  
Binner (Frente Progresista Cívico y Social)                        2.068.575 
Macri (PRO)                                                                     1.473.742  
Cobos/Sanz (UCR)                                                           1.350.940        
Frente de Izquierda (candidato desconocido)                        950.600 
Carrió (UNEN)                                                                    581.096       
De la Sota (Unión por Córdoba)                                           515.848   


En momentos que las encuestadoras una vez más fallaron ostensiblemente en sus pronósticos, sorprende que analistas y políticos no profundicen  en las conclusiones que pueden obtenerse de la encuesta más precisa e irrefutable: la suma del voto del ciudadano. Intente el lector sacar sus propias conclusiones, y la próxima semana continuaremos avanzando en el tema.

miércoles, 30 de octubre de 2013

COMIENZA UNA LARGA CAMPAÑA PRESIDENCIAL

El título, contra lo que cabe suponer, de ninguna manera pretende sumarse al coro de los diversos analistas políticos, que con mínimos matices, plantean solo dos aspectos relevantes emergentes de la reciente elección legislativa: 1) concluyó el ciclo peronista kirchnerista; 2) se largó la carrera entre supuestos “presidenciables”.

Más allá de precandidaturas, llegar de la mejor manera al recambio presidencial en diciembre de 2015 exigirá la implementación de acciones políticas y reformas estructurales de corto plazo ineludibles en diversos campos: partidario; económico; legislativo y judicial. La reciente campaña abundó en los habituales ejercicios declamatorios, propagandas vacías de contenido, cotillón más acorde a fiestas de egresados, y como es habitual, carencia total de propuestas concretas. Casi como un rezo laico, todos los candidatos, oficialistas o “supuestos opositores”, expresaron haber escuchado “los reclamos de la gente” por seguridad, inflación y corrupción, entre otros. El término “supuestos opositores” no es una ironía. La historia política de los últimos años muestra la creciente tendencia a la anomia partidaria, y traición de muchos legisladores al mandato de representación de quienes lo votaron. El arcaico término “contubernio político” usado por los radicales en las primeras décadas del siglo XX, fue reemplazado en la modernidad por el más sofisticado de “transversalidad”.

Los recientes guarismos electorales posibilitan variados análisis, no para catalogarlos como curiosidades o sorpresas, sino como indicativos de una creciente distorsión del funcionamiento del sistema político vigente, que repercutirá fundamentalmente en las estrategias confusas que puedan adoptar quienes tengan expectativas presidenciales, y más grave aún, en el nivel de conflicto político-social de los próximos dos años. Las expectativas presidenciales son monopolizadas hoy por gobernadores y Jefe del Gobierno de la Ciudad (quienes pusieron a sus candidatos al Congreso a dedo), y legisladores nacionales. El desafío que afrontan es el de abandonar sus discursos propios de comentaristas políticos, y actuar conforme a sus responsabilidades, para ser evaluados día a día por sus proyectos, difusión de los mismos para obtener consensos sociales, y finalmente, a la hora de la verdad, ver como votan en el Congreso quienes representan los diversos alineamientos políticos. A manera de ejemplo, recordemos una promesa tan unánimemente reiterada como incumplida: “lucharemos contra la corrupción”. A partir de ahora, los precandidatos deberán exhibir hechos concretos.

La inmensa mayoría  de los ciudadanos no vive de la actividad política, por lo que sus cotidianeidades, alegrías y frustraciones no discrimina entre peronistas, radicales, socialistas, izquierdas o derechas.  Los votos cautivos disminuyen aceleradamente con el tiempo, por lo que los porcentajes de adhesión fluctúan en forma considerable, incluso en breves períodos de tres meses. Lo sabe la clase política, y por ello crean sistemas electorales cada vez más limitativos de la libertad de elegir, y mantienen la lista llamada sábana. Pese al contexto, evitar que sectores mesiánicos se sientan únicos capacitados para gobernar un país y generen sus propias oposiciones para continuar en ejercicio del poder, no depende del ciudadano que circunstancialmente les da su voto, sino de quienes deben generar opciones opositoras a nivel nacional ciertas, creíbles y consistentes en lo programático y numérico, que brinden la posibilidad de alternancia de gobierno.

Plantear este cuadro de situación, servirá para evaluar el accionar político de los precandidatos y sus entornos, antes que embarcarnos en el tramposo juego de distracción basados en las veleidades de políticos más propensos a prometer el mañana, que a mostrar acciones concretas hoy. Si se comparte el diagnóstico, la ciudadanía y sus representantes deberán aunar esfuerzos para establecer una agenda de identificación de temas prioritarios y propuestas de solución, que culmine con la aprobación de las leyes necesarias para sus implementaciones durante el próximo año, considerando que en el 2015 los candidatos en campaña, emplearán su tiempo en, nuevamente, “escuchar los reclamos de la gente”, postergando las tareas legislativas.

Establecido lo realmente importante para el país en lo inmediato, en la próxima semana reflexionaremos sobre los últimos resultados eleccionarios, desde lo numérico, las alianzas presentadas, y posturas de algunos candidatos.


 


miércoles, 23 de octubre de 2013

ABÚLICA CAMPAÑA ELECTORAL

La veda de campaña obligatoria pocos días previos a los actos eleccionarios, pretende establecer un mínimo espacio de reflexión, sin que el ciudadano esté sometido a un bombardeo propagandístico sustentado en frases, imágenes y promesas carentes de sustento y credibilidad. Sin embargo serán estas promesas el punto de partida para analizar el devenir político durante los próximos dos años.

Como en democracia cada ciudadano aporta un voto, debemos considerar que para esta tarea están capacitados por igual los distintos estratos sociales. Es fácil hacer hincapié en el asistencialismo político a las clases más pobres como forma de subyugación política y subvaloración de su entendimiento, pero poco se habla del asistencialismo con fondos públicos a sectores empresariales prebendarios, que por el alto contenido de corrupción que conlleva, tienen efectos nefastos para una sociedad; entre otros, el de seguir teniendo altos índices de pobreza.
  
La elección legislativa próxima encierra una paradoja: por un lado, más allá de la derrota del gobierno, este mantendrá todos los instrumentos necesarios para gobernar en base a sus decisiones; por el otro, la nueva conformación legislativa que en nombres no será tan nueva, abre un desafío impostergable tanto para el oficialismo como para supuestos opositores: reformular el sistema de representación política; reconstruir partidos serios de extensión territorial nacional, e implementar un proyecto de desarrollo político-económico-social de mediano y largo plazo. El mediano plazo será desde el 10 de diciembre de 2013 al 10 de diciembre de 2015, fecha en que se producirá el recambio presidencial, de gobernadores  y  parcialmente legislativo.  Cada uno de estos aspectos merecerá amplios análisis en su momento.

El lunes 28 de octubre, las preocupaciones y expectativas de quienes votarán a las opciones peronistas kirchnerista, massista o desnarvaeista, radical, socialista, izquierda o centro derecha, serán exactamente las mismas. Por ello, ante la crisis de representación que causó el abandono de los partidos como intermediarios imprescindibles para el acceso del pueblo al gobierno, los ciudadanos deberán generar instrumentos creativos y pacíficos para movilizar a sus políticos por el camino del interés común, dado que usualmente les es más fácil actuar en base a personalismos, que cumplir con el rol democrático de representar reclamos legítimos de mayorías, ya no en lo dialéctico, sino en lo concreto.

Como reflejo de la abulia que rodeó la campaña, destaquemos solo algunas de las contradicciones exhibidas en el breve plazo transcurrido entre los resultados de las PASO del 11 de agosto, a la fecha.

1.- Ante el sorpresivo lanzamiento de Massa en las PASO, Scioli señaló que las internas debían resolverse dentro del Partido Justicialista. Omitió decir que él es el presidente, y que desde que lo conduce está paralizado, al punto que la justicia electoral le retiró la personería jurídica.

2.- Massa, de exitoso intendente de Tigre, pasó a ser representante del neoliberalismo. Scioli, acusado de neoliberal, se transformó en adalid del modelo nacional y popular.

3.- El candidato Insaurralde, unido firmemente a la imagen presidencial en la campaña para las PASO, pasó en esta etapa a estar firmemente adherido a la imagen de Scioli. En ambos casos, subestimando los eventuales méritos de Insaurralde.

4.- Tanto Massa como Insaurralde, y candidatos peronistas en general, descubrieron luego de más de cinco años que los índices del Indec no reflejan la realidad, y que el problema de inseguridad (sería más claro definirlo como del delito), es creciente.

5.- Como la necesidad tiene cara de hereje, los candidatos oficialistas reconocieron que volcar cuantiosos fondos públicos en medios de comunicación y periodistas complacientes no generan por  sí resultados exitosos. En consecuencia, acudieron en tropel a los medios de comunicación de “la Corpo” para ser reporteados.

No es casual centrarse en Massa e Insaurralde, pues por pertenecer ambos al mismo partido gobernante, exhiben las mayores contradicciones, o si se prefiere, cinismos en sus discursos. Sin embargo los llamados “opositores” asumen la mayor inconsistencia, al formular promesas que exceden sus posibilidades , al haber atomizado la representación partidaria al punto que hacen imposible hablar de alternancias democráticas de gobierno, sustrayéndoles a los ciudadanos la posibilidad de elegir. Solo intentan mantener sus bien remunerados cargos legislativos.

No debe extrañar entonces que las pobres propagandas electorales nos retrotraigan a una frase de Maquiavelo de hace más de 500 años, referida a la relación del príncipe con sus gobernados: “Pues los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos, porque todos pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, pero pocos ven lo que eres”.


miércoles, 16 de octubre de 2013

LA PUBLICIDAD TAMBIÉN ES UNA LISTA SÁBANA?

Ante la próxima elección nacional legislativa, resaltábamos en nuestra última reflexión que las sucesivas reformas electorales tienden a limitar cada vez más las opciones que los ciudadanos tienen de elegir, y en los casos más extremos de incumplimientos de la ley, se cuenta con la pasividad y/o complacencia de la justicia electoral. Es justo señalar que en esta limitación de la democracia, coinciden tanto oficialistas como opositores.

Ello explica parcialmente la creciente distorsión del sistema de representación, que se manifiesta en tres consecuencias interrelacionadas: 1) la permanencia de los mismos políticos a través de distintos gobiernos; 2) la disolución de los partidos con extensión territorial, o sea partidos nacionales; 3) la falta de programas de gobierno explícitos, y en el caso de los legisladores, de proyectos de ley explícitos con posibilidad de implementarlos.  Un excelente ejemplo de esta realidad es prestar atención al contenido de los mensajes publicitarios.

La llamada propaganda política como la conocemos hoy aparece en la primera mitad del siglo XX, previo a la Segunda Guerra Mundial, con el desarrollo de medios tecnológicos que permiten comunicar y formar opinión a distancia y a escala masiva. Ello obligó a los países en guerra, a desarrollar reglas de comunicación sofisticadas como elemento estratégico militar, dando lugar a una permanente lucha de propagandas y contrapropagandas, en donde la verdad no era lo sustancial, sino el impacto emotivo y psicológico en las masas.   Un excelente trabajo al respecto es un breve libro de Jean-Marie Domenach llamado “La propaganda política”, publicado en París en 1950, y reeditado en nuestro país por EUDEBA en 1962.

Pasada la guerra e ingresados en la etapa del consumismo, los principios básicos de la propaganda se mantuvieron, pero aplicados a productos comerciales y empresas, en el marco de un sinnúmero de estrategias e instrumentos de análisis de mercado resumidas en el  término “marketing”. Casi simultáneamente, inicialmente en Estados Unidos, estas metodologías fueron trasladas al campo de la política bajo la denominación de “marketing político”,  contando los candidatos en sus equipos con costosos especialistas en esta actividad, muchos de ellos extranjeros. El fenómeno es de carácter mundial e inevitable, por lo que deberemos interrogarnos acerca de cómo analizar las propagandas desde el punto de vista del votante, quien deberá optar por la propuesta  electoral que entienda más favorable para su futuro y el del país, soslayando el deslumbramiento visual.

Todo publicista dirá que una excelente campaña no podrá sostener en el tiempo a un mal producto. Eventualmente promoverá su consumo, pero si al usuario no le satisface dejará de comprarlo, y consecuentemente provocará su fracaso. Lamentablemente en política el desarrollo no es tan lineal, básicamente por la ausencia o limitación de información del producto (candidatos - programas), y restringidas opciones de compra en el supermercado político (listas sábana).

Un excelente ejemplo de esta distorsión es el reciente spot publicitario del candidato del Frente Para la Victoria,  Martín Insaurralde, elaborado por el prestigioso creativo Ernesto Savaglio, recordado entre otras, por la publicidad gráfica de hace más de veinte años bajo el título “Carrefour tiene los huevos por el suelo”, en relación al muy bajo precio de los huevos.  La propaganda causó revuelo y fue rápidamente levantada, pero cumplió ampliamente con el objetivo de dar visibilidad al supermercado. Obviamente esta frase no hubiese sido adecuada para aplicarla al votante el próximo 27 de octubre.

En el spot de Savaglio se presenta un álbum fotográfico familiar de Insaurralde, mostrando a sus padres e hijos. Claro está que ninguno de ellos es candidato a legislador, por lo que cabe preguntarse si no es más importante destacar ante el ciudadano que en su lista intentan renovar banca Recalde, Carlotto, Kunkel y Diana Conti. Tampoco los ímpetus renovadores de Massa  clarifican la razón que tenga en posición expectante en su lista a Felipe Solá, De Mendiguren y un nuevo converso, Adrián Pérez. O que en los primeros puestos de la lista de De Narváez intenten renovar Plaini, Rucci y Ferrari. O que Unen la encabecen nuevamente Stolbizer y Alfonsín. Menos aún se aclara cómo es posible que quienes ya estuvieron con destacadas responsabilidades políticas en el pasado, se presenten ahora como adalides de un cambio a futuro. Estas dudas no tendrán respuesta por parte de los ciudadanos el 27 de octubre, porque con el sistema intocable de lista sábana no tienen ninguna posibilidad de rearmar las listas de legisladores según sus preferencias.

Tampoco los candidatos presentan programas y compromisos concretos ante la sociedad, que haga realidad el denominado contrato social entre legisladores y sus representados. Todos coinciden en expresar que “mantendrán lo bueno y cambiarán lo malo”, sin clarificar que es “lo bueno y lo malo”. Por ello en lo inmediato, nuestras expectativas una vez más, será conocer las medidas que adoptará el gobierno luego de la elección, que por sus implicancias no se atreve anunciar previamente.  

Pese a las limitaciones intencionadamente creadas por una clase política casi hereditaria, el voto es el instrumento más poderoso que tiene un pueblo para expresarse. Se deberá concurrir el próximo 27 a las urnas con entusiasmo, pero alertados  que habrá un arduo trabajo ciudadano en los próximos dos años, para llegar de la mejor manera al recambio presidencial en el 2015. Mientras tanto, los pobres publicistas solo podrán intentar crear climas simpáticos, con colores vivos en los afiches, apelando a frases permanentemente incumplidas: “Combatiremos la corrupción”; “ Queremos vivir sin miedo”; “Vamos todos juntos”. Sin embargo, la mediocridad no es culpa de los publicistas.



miércoles, 9 de octubre de 2013

A QUIÉNES PERTENECEN LAS BANCAS LEGISLATIVAS'

La caída del gobierno de la Alianza en el año 2001, produjo una crisis institucional y eclosión de la representación política que no solo perdura, sino exhibe al amparo de leyes electorales que limitan cada vez más la posibilidad de elegir, signos de creciente deterioro de los partidos políticos, y en la actuación de los legisladores como expresión de la “voluntad popular”.   

No debe sorprender entonces la permanencia de métodos anacrónicos de elección, como boletas dispersas en los cuartos oscuros que repiten nombres de candidatos, llamadas colectoras; ley de lemas que permiten que el voto a determinado candidato pueda ser sumado a otro candidato; candidaturas testimoniales en las que quienes encabezan las listas anuncian que no asumirán la banca; reserva de cargos a futuro, como la presentación a senador por el Chaco del gobernador Capitanich, para asumir dentro de dos años; y la incombustibilidad de las “listas sábana”, que permite que los jefes de las agrupaciones armen las listas según intereses personales, que entre otros efectos genera la integración cada vez mayor de familiares directos de candidatos en las listas, sin que el afiliado participe internamente ni el votante pueda modificar en la urna el “paquete cerrado”. Todo ello, bajo el silencio absoluto de la Justicia Electoral en caso de  transgresiones (partidos que no cumplen con los requisitos para ser considerados como tales; domicilios falseados para poder presentarse en distritos en los que el candidato no tiene la residencia necesaria, entre otros incumplimientos).

Pero lo grave por ser cada vez más recurrente, es que legisladores que acceden al cargo por un partido, transcurrido un tiempo lo abandonan, utilizando su banca para apoyar de manera sistemática otras opciones, habitualmente del oficialismo, dando por tierra el principio democrático de que el legislador debe responder al mandato popular de quienes lo votaron. Eludiremos en esta reflexión las corruptelas que encierran estos travestismos políticos, popularmente conocidos como “borocotización”, para incursionar en los justificativos esgrimidos por los conversos, porque es imprescindible que se legisle al respecto en los próximos dos años, para desterrar definitivamente éste engaño.

Para ello es oportuno tomar como base de análisis una opinión del actual senador Samuel Cabanchick, publicada en enero de 2012 en el diario Clarín, titulada “Las bancas son de los representantes”. Valoriza la opinión de Cabanchik que sea un ejemplo del problema a tratar, por haber sido elegido en representación de la Coalición Cívica, y una vez asumida la banca creó un bloque unipersonal, votando habitualmente en consonancia con el oficialismo. Además su condición de filósofo, hace suponer un sólido sustento intelectual en su argumentación.

Pretende el senador Cabancich esclarecer a la opinión pública acerca de la interpretación del artículo 54 de la Constitución Nacional, que establece que en la distribución de las bancas de senadores electos dos pertenecen “al partido” político más votado, y la restante al segundo más votado. Pese a lo taxativo de lo enunciado, Cabancich afirma que como integró una alianza electoral de partidos e independientes, no se define quienes son, dentro de la lista,  los verdaderos partidos representantes de la propuesta electoral presentada en sociedad. Tan absurda interpretación lo lleva a concluir que en una alianza, cada uno de los sectores que la integran responden “a su propuesta”, y no necesariamente a la plataforma oficializada. Continuando con esta línea de pensamiento, Cabancich afirma que “no hay tribunal posible que pueda determinar, como si se tratase la resolución de un algoritmo, el grado de fidelidad a una plataforma electoral”. Concluye el senador Cabancich con un intento de justificación ètica a su postura, afirmando que…”pretender que los representantes sean meros ejecutores de mandatos generales contenidos en las plataformas políticas, a menudo inevitablemente de significado vago, es antidemocrático y reñido con el sistema representativo de gobierno”.

Elude el senador Cabancich plantear la alternativa más razonable y digna,  en caso que el legislador no se considere contenido o no concuerde con la lìnea política seguida por el Partido que le permitió acceder a una banca: presentar la renuncia, y dar lugar al suplente. Por otra parte existe una evidente contradicción entre la libertad de criterio individual a la que alude Cabancich, con la permanencia férrea de las listas llamadas “sábana”, que conspira contra la libertad individual de elegir del votante, y que ningún sector político propuso modificar.

Sin embargo debemos valorar que Cabancich haya planteado  su opinión en forma pública, más allá de su pretensión de justificar el usufructo de la banca tras el abandono de la Coalición Cívica, pues instaló un debate que la clase política  elude. Debate no menor por otra parte. Si hacemos lugar a la fundamentación de Cabancich, los ciudadanos, independientemente de su ideología política, deberían preguntarse acerca del valor de su voto el próximo 27 de octubre: servirá para elegir a quienes deberán delinear y aprobar en los próximos dos años leyes que mejoren su calidad de vida, o testear posibles candidatos a presidente en el año 2015? Una respuesta la puede brindar los spots publicitarios, que analizaremos en la próxima reflexión. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

EL AÑO 2015 COMIENZA EN EL 2013

El 27 de octubre se realizarán las elecciones nacionales legislativas que esbozarán el escenario político hasta arribar a la elección de un nuevo presidente en el año 2015. Pese a la grandilocuencia épica habitual de una campaña electoral empleada por el oficialismo y supuestas oposiciones, el contexto no difiere de los reiterados vicios electorales exhibidos en elecciones pasadas.

El peronismo elude la selección de sus candidatos en internas partidarias, trasladando su puja a la sociedad en su conjunto, con la conformación de un sector no bendecido por el gobierno que pretende exhibirse como una versión nueva y superadora del propio gobierno que los cobija. La conformación de listas sábana reitera el engaño de intentar exhibir una amplia pluralidad de sectores sociales y políticos, cuando en realidad las integran figuras desgastadas en el tiempo por sus fluctuantes conductas, guiadas mas por intereses personales o sectoriales, que por avalar proyectos políticos serios y con voluntad de implementarlos. Entre muchos ejemplos, cabe mencionar a Felipe Solá, Ignacio de Mendiguren o Adrián Pérez. A este último su inclusión en la lista de diputados de Massa lo convenció que esta alternativa superaba a la de la Coalición Cívica, de la que fue una de las caras más visibles en la última década.

Tampoco se reniega de utilizar figuras populares como deportistas, artistas, árbitros de fútbol, para que sus carismas disimulen la falta de proyectos de leyes concretos y de trabajo de base permanente en los ámbitos sociales en los que las agrupaciones que representan intentan obtener votos.

El oficialismo por su parte, mantiene férreamente la metodología que las listas de legisladores en todo el ámbito nacional deban contar ineludiblemente con la conformidad presidencial. El resultado está a la vista. La reciente aprobación del presupuesto nacional del año 2014, se complementó con la injustificable prórroga de emergencia económica votada por la mayoría de los diputados provinciales, pese a que resta recursos y capacidad de decisión a cada una de sus provincias. Una vez más queda demostrado que la desigual distribución de fondos coparticipables entre la Nación y las provincias no es responsabilidad del Ejecutivo, sino de los legisladores provinciales que lo posibilitan.

La circunstancial oposición no peronista (Perón afirmaba socarronamente que en el fondo todos somos peronistas), mostró un caso que abre un interrogante a futuro: la conformación de UNEN en Capital Federal, posibilitando que la sociedad explicite con su voto las preferencias para la integración final de listas de diputados y senadores, entre un conjunto de reconocidos políticos. En un sistema tan cerrado y sectario de candidaturas por parte de las agrupaciones, el ejemplo es alentador. Sin embargo debemos tener los pies sobre la tierra, y no creer en la zalamera frase de que la unión se realizó en respuesta “al reclamo de la gente” en sus masivas autoconvocatorias. En lo inmediato, la estrategia fue motivada para incrementar la posibilidad de acceso a bancas, antes que por ratificar este espacio a futuro. Tal el caso de Pino Solanas y Elisa Carrió, mutuamente críticos ayer, y en etapa de “noviazgo” hoy. Pero quedó plantada la semilla de que políticos interesantes y sin prontuario, puedan aportar a futuro con su conocimiento propuestas legislativas trascendentes, y un programa de gobierno para el 2015. Ilusiona la integración de figuras jóvenes y de sólida formación profesional, como Prat Gay y Loustau.

Sistemas electorales cada vez más limitantes de la voluntad popular, cada dos años nos hace pensar que en realidad votamos a quienes ya nos demostraron que no van a cumplir con lo que prometen, repitiendo un dilema que se agrava con el tiempo, y que la clase política se niega a resolver, aumentando el divorcio entre ellos y la sociedad argentina. Ya en 1762, en su obra “El contrato social”, Rosseau planteaba el concepto de “voluntad popular”, en donde el pueblo es representado por el legislador como delegado de dicha voluntad. Para ello se presentan en el marco de partidos con compromisos programáticos concretos.

Pero los reiterados casos de travestimos políticos una vez obtenida la banca, basados en beneficios personales, cuando no lisa y llanamente en acuerdos inmorales, y burlando a quienes lo votaron cambian de agrupación, conforman mini bloques sin sustentos legales, o tienen permanentes ausentismos al Congreso, entre otros vicios, cabe preguntarse: a quiénes pertenecen las bancas? A los legisladores o a los partidos? En uno u otro supuesto, cuáles deberían ser los marcos legales que protejan la independencia de un legislador, pero a su vez sancionen el engaño a quienes los votaron y representan?

De no legislarse de manera urgente al respecto, la actividad política continuará degradándose, al punto que para ser escuchado solo quedará el recurso de sumarse a las marchas de ciudadanos autoconvocados, que careciendo de institucionalidad, crecen en legitimidad. En la próxima reflexión ahondaremos el debate acerca de a quién pertenece una banca legislativa.

Lo que queda claro, es que para llegar de la mejor manera al recambio presidencial en el año 2015, hay muchas transformaciones estructurales a realizar, y los comportamientos de quienes hoy en campaña prometen, deberán ser minuciosamente analizados día tras día, ya sean oficialistas u opositores.



jueves, 29 de agosto de 2013

PUEDE SER EL PERONISMO OPOSICIÓN?

Más importante que el resultado final de las elecciones legislativas de octubre próximo, que no variará sustancialmente el cuadro de situación emergente de las primarias, es asumir que en los próximos dos años, antes que embarcarnos en prematuros debates acerca de posibles sucesiones presidenciales o reformas que intenten continuidades monárquicas antes que republicanas, se deberán implementar sustanciales  avances en el sistema institucional y económico desde lo jurídico e instrumental, para llegar de la mejor forma posible al cambio de gobierno en el 2015.

Por ejemplo reestructurar la estructura administrativa del Estado y empresas mixtas, lograr equidad salarial entre los salarios máximos y mínimos, y brindar posibilidades de acceso de los ciudadanos a los cargos públicos,  evitando la permanente aparición de organismos elefantiásicos e intencionadamente inoperantes , ajenos a la voluntad de sus empleados, porque las reglas del juego se basan en asumir que las decisiones son adoptadas con exclusividad en los más altos niveles del Poder Ejecutivo. Señalemos a modo de ejemplo  cuatro organismos: Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas; Inspección General de Justicia; Unidad de Información Financiera y Auditoría General de la Nación.

Si a ello sumamos la relación de poder entre gobernadores provinciales y Ejecutivo, es evidente que estamos ante una matriz de conducción política basada en el “unicato”, consistente en que el poder de decisión concentrado a nivel presidencial abarca no solo al Ejecutivo, sino también al Legislativo, y parcialmente al Judicial, en especial el fuero Penal Federal, que investiga la corrupción contra el patrimonio público.  Para esta realidad no podemos desconocer que existe un consenso en niveles políticos e intelectuales que se traslada a gran parte de la ciudadanía, basado en que “los argentinos necesitamos gobiernos con líderes excluyentes”, y ante crisis extremas, “es necesario de inmediato reconstituir ese principio de autoridad”. Como colofón de esta línea de pensamiento, surge la ampliamente aceptada muletilla, de que “los únicos que pueden gobernar son los peronistas”.

Para mantener este criterio lindante en lo antidemocrático, en forma rutinaria y con especial intensidad durante la campaña electoral, son los mismos peronistas quienes instalan términos que se creían desterrados tras casi 35 años ininterrumpidos de democracia: conspiración; golpe institucional; intenciones destituyentes. El gobernador Scioli por ejemplo, se mostró preocupado “por cosas que se escuchan” (obviamente no aclaró cuales ni de quienes), y expresó sus deseos para que el Gobierno “termine de la mejor manera posible”, lo que es una obviedad. Estas expresiones en los máximos niveles de responsabilidad política instala una inquietud nociva para la posibilidad cierta de alternancia política. Pero cuando quien difunde versiones de golpes destituyentes es un gobierno que cuenta con mayoría en Diputados y Senadores; amplia mayoría de gobernadores adictos; manejo de todos los organismos que deberían ejercer el control del Ejecutivo; el monopolio lógico de servicios de inteligencia; complacencia de todas las Cámaras empresariales salvo la rural; militares totalmente sometidos al poder político, y finalmente un estado de beatitud religiosa con motivo de que el Papa es argentino, cabe preguntarse que le queda a cualquier oposición no peronista, que seguramente no contará con esta simultaneidad de mayorías y consensos.  La preocupación se incrementa cuando los depositarios de sospechas de golpes  son integrantes del mismo Gobierno y del mismo partido. Porque nadie podrá pensar que una oposición dispersa y con dirigentes en general anodinos, pueda tener un atisbo de poder destituyente.

El cinismo aplicado a la política del miedo para mantener el poder tiene ejemplos notables. Ante el apresurado debate de una eventual designación de un presidente opositor en la Cámara de Diputados, en el supuesto que el oficialismo pierda su mayoría parlamentaria en octubre próximo, cabe recordar que en el  2001, luego de las elecciones legislativas que perdió el Gobierno de la Alianza, la oposición triunfante, con el voto a favor de la en ese entonces senadora Kirchner, eligió al peronista Ramón Puerta como presidente del Senado. En esa instancia ya había renunciado el peronista “Chacho” Alvarez, hoy funcionario del gobierno. Como es conocido, pocos días después el radical De la Rúa renunció, y en sucesión directa, Puerta debió hacerse cargo del Ejecutivo.

Siguiendo el razonamiento de muchos funcionarios hoy: se produjo en ese entonces un golpe destituyente?  O será este recuerdo lo que inquieta a la Presidente y sus allegados?  Por ello a la muletilla “solo el peronismo puede gobernar”  tendríamos que oponerle a manera de hipótesis, la opción “se puede gobernar con el peronismo duro (determinados gobernadores, intendentes del conurbano y gremialistas), en la oposición?”

En la reciente primaria quedó demostrado que el voto en su conjunto puede mover a decisiones de gobierno en interés de la ciudadanía, aunque sea parcialmente, más allá de si los favorecidos son oficialistas u opositores. Ante los resultados electorales, el Gobierno decidió actualizar el mínimo no imponible que se aplica a los salarios, si bien no incorporó una cláusula de reajuste automático por índice de inflación. No todo es destituyente en la política.

miércoles, 21 de agosto de 2013

CUANDO EL MENSAJE DEL VOTO NO BASTA

La instancia del voto es la que posibilita que el sistema democrático sea el gobierno de las mayorías a través de sus representantes . Sin embargo, el tránsito que la clase política ofrece para  este ejercicio popular, es muchas veces manipulado mediante legislaciones electorales oportunistas que minimizan el derecho a elegir,  como las listas sábana; ley de lemas; listas colectoras y candidaturas testimoniales, entre otras variantes creativas, dignas de mejores objetivos para el bien de una sociedad.

El ejercicio reiterado de la democracia desnuda cada vez más estos subterfugios, y forma al ciudadano en la detección de los mensajes superficiales, cuando no manifiestamente engañosos. Es oportuno entonces efectuar algunas reflexiones respecto de las recientes elecciones primarias para definir candidaturas a legisladores, no ya desde lo numérico, sino desde las expresiones excesivamente eufóricas o injustificadamente coléricas emitidas por los actores principales de la elección.

En primer término se debe destacar el falso mensaje, y por lo reiterado infantil, de que los triunfos provienen del pueblo, y las derrotas de sectores monopólicos destituyentes. Los grupos con poder económico existen en toda sociedad, y muchas veces intentan manipular las decisiones políticas conforme sus intereses y en detrimento del bien común. Pero para tener éxito necesitan de tres factores: funcionarios corruptos, jueces venales y leyes en permanente cambio. Por lo tanto es más importante concentrarnos en quienes pretenden representar a la sociedad en su conjunto y cuentan con la organización jurídico- institucional necesaria para defenderla, y utilizan al “poder económico” como recurso de engaño electoral.

Otro aspecto sobre el que reflexionar y muy relacionado con el anterior, es el referido al poder de los medios de comunicación. No descubriremos ahora su enorme influencia para crear opinión, especialmente en el campo de la propaganda política.   Pero cabe preguntarse: un gobierno que cuenta con los medios televisivos y escritos manejados por los grupos empresarios Spolski, Pierri, Vila-Manzano y Cristóbal López; diarios de distribución gratuita y  “Página 12”; el canal de televisión oficial, y la publicidad exclusiva del costoso “Fútbol para Todos” que incluye el armado de los horarios de los partidos según conveniencia, puede presentarse como víctima de operaciones de prensa, aún en los casos que estas existan?  Cuando felizmente existe diversidad de información, obsesionarse y poner como una causa de derrota a un tal señor Magnetto, por muy malo que sea, no es menospreciar al votante? 
  
Todos los analistas hablan de un fin de ciclo del kirchnerismo peronista como resultado de una elección, obviando que cuando la Presidente deje su cargo en el 2015, el kirchnerismo habrá cumplido un período ininterrumpido de 12 años de gobierno. Resulta difícil comprender entonces que la clase política necesite de ratificaciones electorales para impedir cambios constitucionales espúreos, que dañen las saludables alternancias en el ejercicio del poder que caracterizan a los sistemas democráticos. Vicio que, cabe recordar, caracterizan a muchos gobiernos provinciales, que semejan más a estilos caudillejos de colonia que a sistemas modernos de conducción.

Ante esta realidad, la ciudadanía, no solo para octubre próximo sino para el irreversible cambio presidencial que se producirá en el 2015, deberá concentrase inicialmente, en las clásicas volteretas   de los eternos oportunistas que se presentarán como “lo nuevo”  para permanecer en los envidiables y bien rentados cargos oficiales, llevando a la práctica la recordada frase del príncipe de Salina en la única novela de Giuseppe di Lampedusa “El Gatopardo”, cuando avizora el final de la época aristocrática ante la unificación italiana a mediados del siglo XIX: “Cambiar para que nada cambie”.

El fin del menemismo peronista significó un masivo trasvasamiento de supuestos neoliberales a supuestos progresismos. El fracaso de la Alianza produjo un reacomodamiento en tropel de los dirigentes peronistas que la integraron, para insertarse en el kirchnerismo. El ejemplo más patético es el del ex presidente Carlos Alvarez, que iniciara la crisis política con su renuncia, y desde hace tres años actúa como funcionario de éste gobierno ante organismos en el exterior.  Esta es la trampa que la ciudadanía, ya sea oficialista, opositora o indiferente, deberá evitar si pretende que la cultura de lo pragmático dé lugar a políticas de Estado consensuadas y consistentes en el tiempo. 

Una primera señal preocupante es el declarado fervor de todos los candidatos para encarar una “lucha frontal contra la corrupción”. Si más del 80 % de ellos son ya legisladores o bien ocupan cargos en distintos niveles ejecutivos o administrativos, porqué debemos creer que harán mañana lo que no hicieron hasta hoy?

El resultado de octubre definirá las ratificaciones y reemplazos en los niveles legislativos. Pero a partir de ese momento quienes pretendan conducir al país o revalidar títulos en el 2015, tendrán que demostrar en hechos concretos sus promesas. Dos años es excesivo tiempo para soportar declamaciones grandilocuentes y demagógicas, mientras camaristas, jueces y fiscales del fuero Penal Federal, día a día van desarmando las investigaciones sobre los casos, entre otros, de la estafa de la Fundación Sueños Compartidos ; venta de la ex Ciccone Calcográfica; degradación de la infraestructura de transporte como resultado del corrupto destino de los subsidios; manejo concentrado de la obra pública con casos como los del empresario Lázaro Báez, y los manifiestos enriquecimientos ilícitos de funcionarios públicos involucrados y empresarios asociados.  


Vencerá el voto popular al escepticismo de Lampedusa? Pensemos que sí, y actuemos en consecuencia.