jueves, 4 de abril de 2019

VIEJOS "INFLUENCERS" Y ESPÍAS

La causa de los “cuadernos” explicita detalladamente como nunca antes los engranajes y partícipes de la llamada corrupción estatal. Su comprensión se potencia al coexistir con un proceso preelectoral que exhibe sin disimulo una puja política carente de ideologías y partidos, entre quienes pretenden seguir usufructuando cargos electivos y prebendas del Estado. Tal simultaneidad debiera permitir replantear viejos conceptos analíticos y propagandísticos hasta ahora inmutables. Asumiendo que el concepto “grieta” (amigo/enemigo) planteado por Carl Schmidt como recurso de manipulación política, deberá ser aplicado en términos ético-morales, distinguiendo entre corruptos, pasivos ante la corrupción y batalladores contra la corrupción. 

Sería inútil centrarnos exclusivamente en lo delictivo, sin asociarlo a los marcos institucionales y políticos aún vigentes, que hicieron posible tamaña corrupción. No es casual que en el mercadeo de postulaciones y ofrecimientos de cargos electivos la corrupción no sea obstáculo para las negociaciones. Peor aún, se llega al cinismo de quienes para mordisquearle parte de sus votos, plantean que sería más fácil acordar con Cristina Kirchner si ella no se presentara, como si fuera la única responsable de la corrupción. Y de este modo implementar una estrategia exculpatoria similar a la usada en su momento con Menem, hoy senador y protegido por la Corte Suprema. 

Las posibilidades de evitar que la historia continúe repitiéndose hasta el infinito con los mismos personajes y estrategias son concretas, debido a la atomización de los otrora monopolios políticos, ausencia de representatividad de quienes ofrecen sus candidaturas como productos en góndolas, y hartazgo social. Sumado a que ya no es fácil apelar a la clásica maniobra de cajoneo judicial de expedientes o sobreseimientos expeditivos y escandalosos. Por ello, ante la inminencia de juicios orales, los habituales operadores judiciales de impunidad, viejos “influencers” políticos, y peculiares agentes secretos ricos y famosos, deben actuar ahora bajo el imperativo de la urgencia. Lo que no deja de ser un beneficio para obtener justicia y recuperar bienes mal habidos; actuar en las sombras es más fácil. 

Arribar a conclusiones creíbles y consistentes requiere establecer líneas analíticas coordinadas, dada que la causa “cuadernos” no solo exhibe en las marquesinas de la corrupción a los nombres más rutilantes de funcionarios, empresarios, jueces o sindicalistas, sino a una enorme cantidad de actores desconocidos, secundarios y enriquecidos, imprescindibles para efectivizar la corrupción: grises secretarios, rectores de universidades, ignotas entidades culturales o gremiales, financistas, gestores, comerciantes, intendentes, barras bravas, y obviamente los ineludibles agentes mal llamados de inteligencia. Esta totalidad mancomunada para sustraer dinero público, es lo que se llama red, organización o trama. Cabe preguntarse: cómo es posible en un sistema democrático armar una trama tan extensa en complicidades, consistente en los despojos y perdurable en el tiempo? Qué ámbitos permiten estas múltiples interrelaciones que conjugan diversidades ideológicas, partidarias, empresariales, laborales y sectoriales? Dos ámbitos son óptimos: el poder legislativo y el ámbito del fútbol profesional. Los poderes ejecutivo, judicial y sectores sindicales son más específicos, más verticales, y con accesos restringidos. No es casual que los discursos emitidos desde uno y otro ámbito sean similares: acusaciones, sospechas, coacciones, falta de transparencia. 

El poder legislativo no solo legisla o interpreta con posibilidad de hacerlo en su propio interés (ejemplo, que un procesado pueda ser candidato o legislador), sino se desinteresa de sus roles de control (no confundir con denuncia), como la histórica inactividad de la multipartidaria Comisión Bicameral de control de servicios de inteligencia, o ignorar u ocultar los informes de la Auditoría General de la Nación, organismo bajo su dependencia. En cuanto al fútbol, comparten el rol de dirigentes para manejar las llamadas entidades sin fines de lucro, funcionarios, políticos, empresarios, gremialistas, jueces, fiscales, estrellas del espectáculo, financistas y barras bravas. En muchos casos concentrando una misma persona diversos roles, como por ejemplo, político, gremialista y empresario. 

Para reuniones comprometedoras con fotos mediante, no es necesario reunirse en un quincho solitario. Basta hacerlo en la confitería de un club, entre dirigentes y allegados. Sin fines de lucro, desde luego. 

Buenos Aires, 04 de abril 2019 

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