miércoles, 8 de mayo de 2019

LOS 10 MANDAMIENTOS

Observar el desenvolvimiento político previo al cierre de listas de candidatos el próximo 22 de junio, clarificará con mayor precisión nuestro futuro que cuando tras esa fecha, se ingrese en la instancia de los encapsulamientos partidarios y lo discursivo-propagandístico. Por ejemplo en esta etapa de indefiniciones y oportunismos, se puede observar que varios actores políticos incursionaron en un embeleso entre político y religioso, y quizás recordando los diez mandamientos judeo-cristianos, los readaptaron bajo la denominación de “10 puntos de consenso y/o unidad”. Una casualidad? Un fenómeno místico? 

Es sabido que según el Antiguo Testamento, hace miles de años Moisés no solo tuvo la misión de guiar al pueblo israelita hacia la liberación de la esclavitud en Egipto, sino concluido este objetivo, recibió en el monte de Sinaí un conjunto de mandatos morales como modo de vida escritos por Dios en tablas de piedra, parte de los cuales se resumieron en diez mandamientos específicos, que tenían carácter imperativo. Esta tradición se mantuvo en el Nuevo Testamento basado en los evangelios canónicos, como se llaman a las recopilaciones de las memorias de los discípulos de Jesucristo reconocidas por la iglesia, y adoptan el nombre de sus autores: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Esta asociación inconsciente no solo se agota en el simbolismo del número Diez para establecer el número de compromisos, sino se mantiene en la cantidad de autores que promueven los “10 puntos”, que se identifican según Macri, según Massa, según Lavagna, y a la brevedad, según Cristina. 

El contexto que rodea al próximo evangelio “10 puntos” según Cristina, agrega una referencia religiosa históricamente más próxima, relacionada con la Florencia renacentista del siglo XV: el fraile Savonarola, reencarnado en Juan Grabois. Savonarola fue un religioso dominico, confesor y enemigo de los Médici, que predicaba contra el lucro, el lujo, la depravación de los poderosos y la corrupción de la Iglesia católica. Grabois no quiso ser menos y predicó “Que Cristina vuelva, pero sin chorros”, ignorándose si lo dijo en serio o fue una humorada. Días más tarde acusó a la empresa argentina Mercado Libre, fundada por Marcos Galperín, de contrabando, evasión, especulación financiera, competencia desleal y abuso al consumidor. Savonarola fue condenado en 1498 a la hoguera por un tribunal de la Inquisición en la plaza de Florencia. Grabois podría sufrir un castigo más civilizado pero no menos doloroso, y por cuestiones de imagen, ser excluido de los primeros puestos de las listas de legisladores, objetivo por el que enemigos políticos hasta hace poco, saltan, ríen, cantan y se abrazan entre sí arriba de diversos escenarios.

Quedan por develar semejanzas y similitudes entre los 10 mandamientos morales y los 10 puntos de consensos políticos, sin por ello presumir de exégetas, como se denomina a quienes se dedican a interpretar el significado objetivo de textos, sean religiosos o políticos. Mientras los mandamientos religiosos eran breves y comprensibles para la época y de carácter imperativo, los “10 puntos” de nuestros modernos evangelistas presentan en todos los casos la omisión de uno de los mandamientos milenarios de origen moral, que tiene plena vigencia política y debiera ser incorporado en un futuro acuerdo consensuado: no robarás. Al menos, podría readaptarse como “No robarás dinero público”. 

Interpretar los textos modernos exige una clarificación conceptual inicial, que diferencie entre intención (compromiso de hacer algo); diagnóstico (determinar un cuadro de situación) y propuesta (plan de acción a futuro). En todos los casos estos renovados evangelios políticos poseen el carácter de intención o compromiso, lo que genera un primer rapto de escepticismo; todos sus escribas fueron o son gobierno; predican desde hace al menos dos décadas sin cumplir lo que prometen, y suelen cambiar de religión partidaria con facilidad. Pero es necesario que el escepticismo sea derrotado por una luz de esperanza, dando la oportunidad a todos nuestros evangelistas políticos para que se juramenten en cumplir con otro mandamiento: “No darás falso testimonio ni mentirás”. 

En aras de la brevedad de una newsletter, no mencionamos a los evangelios políticos apócrifos, que en nuestro país abundan.

Buenos Aires, 08 de mayo de 2019

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