jueves, 2 de mayo de 2019

EL VIRUS ISONOMÍA

Si algo le faltaba a nuestra realidad política, es la detección dentro del ámbito de los enigmáticamente llamados “mercados”, de un peligroso virus de acción rápida y destructiva llamado Isonomía. Tal es su poder, que afectó incluso a residentes en los “mercados” de Wall Street. Sus síntomas se manifiestan en la forma repentina y compulsiva en la que los infectados comienzan a comprar y vender dólares y bonos argentinos, y en muchos casos, pretenden armar y rearmar posibles fórmulas presidenciales. El brote Isonomía se detectó cuando diversos comunicadores hicieron trascender una encuesta de la reconocida consultora de opinión pública que encabeza Juan Germano, de la que se aclaraba suele trabajar para el Gobierno, que supuestamente había dado unos 5 puntos de ventaja a Cristina Kirchner por sobre Mauricio Macri. 

Para evitar que el virus se propague a sectores más vulnerables ajenos a especulaciones con el dólar y armados políticos de eternos dirigentes, generando un efecto colateral no menos grave llamado desde hace décadas “licuación de pesos en el bolsillo”, es oportuno considerar las peculiaridades del virus “Isonomía”. Dado que tiene origen político, es sabido que desde hace décadas para las oposiciones de turno en proximidad de las elecciones, cuanto peor le vaya al país mejor (los patrimonios personales indican que los dirigentes no se ven afectados por las crisis). Es justo señalar que en este caso el sofisticado virus no puede adjudicarse al justicialismo kirchnerista, más acostumbrado a las amenazas y diatribas públicas expresadas por personajes como Biró, los Moyano, Secco, Ferraresi, D`Elía y otros. Por ello para detectar un antibiótico se deberá eludir los preconceptos oscurantistas de la “grieta”, que concluyen con la repercusión de frases imbéciles de uno y otro lado. Aclarando que el término no expresa un insulto. Como didácticamente lo explicara la diputada Carrió al adjudicarle tal condición al ministro Garavano, imbécil significa “falto de inteligencia”. El contexto del virus es el siguiente: 

1) Extrañamente, quien no opinó sobre el virus Isonomía fue la consultora que lo creó. De su supuesta encuesta se desconocen territorio, universo relevado, tipo de preguntas y conclusiones obtenidas. En estas condiciones, hacer trascender el dato “crudo” final, pareciera más coacción que información. Sin obviar que en estas instancias las encuestas tienen visos místicos, pues se desconocen agrupaciones y candidatos que competirán. El hito será el sábado 22 de junio con el cierre del libro de pases (perdón, de listas), que causarán sorpresas, enojos, traiciones y cambio de ideologías.

2) Utilizar el virus para propagar opiniones basadas en “fuentes bien informadas” a fin de provocar un efecto “atontamiento” que justifique plantear sustituir la candidatura presidencial de Macri por la de la gobernadora Vidal, implica suponer que ello convertirá a los “mercados”, a los empresarios prebendarios, a los gremialistas y otros grupos de poder histórico, en buenos y comprensivos. Esta experiencia la vivió en 1989 Pugliese, ministro de economía de Alfonsín, cuando manifestó “Les hablé con el corazón, y me respondieron con el bolsillo”. Para más abundamiento, en breve comenzará una despiadada campaña opositora de desprestigio contra Vidal.

3) El secreto de la propaganda para manipular a la opinión pública como masa, consiste en manejar conceptos (el pueblo, la gente, las pymes), y/o números (el 60%; unos 5.000), como abstracciones incomprobables y de una variedad inverosímil. Ningún especialista aclara, por ejemplo, que “mercados” son “mercados financieros”, que en nuestro país, con valores reducidos pueden acumular recursos suficientes para influir de forma rápida sobre diversas variables de la economía. Ello se manifiesta en la pirámide social según ingresos; solo el 5% supera un promedio mensual familiar total de $ 260.000. Podría pensarse que este comentario pretende ser una clásica invocación revolucionaria de izquierda contra los “grupos económicos de poder concentrado”, pero no es así: falta un dato. Dicho grupo privilegiado lo integran no solo empresarios, sino también políticos de ideologías variadas, legisladores multipartidarios, integrantes del poder judicial y gremialistas, entre otros.

4) La cruda realidad, dicho esto sin “grieta” alguna, es que tenemos una pésima clase política y dirigente en general, basada en nepotismos y privilegios. La causa cuadernos, por si era necesario, transparentó que existen asociaciones empresarias-políticas-gremiales-judiciales que hacen excelentes negocios con el Estado. Los hacen con el populismo o con el neoliberalismo. Los pobres?....pobres.

Buenos Aires, 02 de mayo de 2019

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